CASTRO RUZ, GUTIÉRREZ BARRIOS Y EL GRANMA QUE SALIÓ DE TUXPAN

  • Van con todo contra ambulantes, para que paguen impuestos y eviten contagios de Covid, con sus amontonamientos en nuestras ciudades.

60 SEGUNDOS

RAUL GONZALEZ RIVERA

CASTRO RUZ, GUTIÉRREZ BARRIOS Y EL GRANMA QUE SALIÓ DE TUXPAN

Don Fernando Gutiérrez Barrios, cuando jefe de la policía federal de seguridad, mantuvo una estrecha relación con el entonces abogado Fidel Castro Ruz, quien había llegado a la ciudad de México, en compañía de su hermano Raúl y un centenar de jóvenes entonces, para prepararse en la guerrilla que habrían de emprender hacia el vecino país caribeño de Cuba, con la misión de echar del poder dictatorial a Fulgencio Batista.

                A Fidel y su camarilla, lo habrían intentado detener elementos de la policía federal de seguridad, pero se interpuso el capitán Gutiérrez Barrios y gozarían los guerrilleros de protección y la seguridad de que mientras estuvieran en el antiguo Distrito Federal, iban a vivir como si México fuera su país.

                La ayuda de gobierno azteca, sería en diferentes sentidos, todos encaminados a que se preparara desde México la incursión de los jóvenes cubanos, afirmando sus bases en el DF y en el puerto de Tuxpan de Rodríguez Cano, de donde emprendería su viaje el grupo armado en su barco al cual bautizaría Fidel con el nombre de Granma.

 La relación Castro Ruz- Gutiérrez Barrios duraría varios meses, hasta que la barcaza con cien guerrilleros partiría de la tierra de don Jesús Reyes Heroles, con rumbo a sierra maestra, en donde se iniciarían las acciones de los revolucionarios y que después de cinco años de lucha contra el ejército de Fulgencio Batista, ingresaría el convoy de rebeldes triunfante a la Habana Vieja, al comienzo del mes de enero de 1959.

Aquí en palacio de gobierno, don Fernando Gutiérrez Barrios, cuando ejerció como gobernador de Veracruz, hizo colocar en su despacho una enorme fotografía en la que aparecían el mandatario estatal y el presidente de Cuba Fidel Castro.

De cara al retrato en cuestión, don Fernando comentó a este reportero, no pocas de las cuitas que se dieron con motivo de la presencia de los Castro Ruz en la capital del país. No obstante, dijo en esa ocasión, que hacia su persona, el personaje cubano siempre mantuvo una excelente relación, una vez que asumió el poder central en la isla caribeña.

En la isla, no había cubano que no rindiera homenaje al régimen mexicano que le había dado cobijo a los Castro Ruz. Inclusive, los adolescentes reconocían la gesta y no había calle, colonia o espacio donde los cubanos expresaran su saludo a los mexicanos, que brindaron la ayuda a los guerrilleros, durante la preparación de su revolución armada. Además, citaba cualquiera de aquellos, que la buena relación la habrían establecido ambos países a través de José Martí y los distintos gobernantes aztecas.

Sin embargo, los dos sexenios que encabezaron gobiernos panistas,  alejaron por doce años a mexicanos y cubanos, como lo hizo constar la histórica visita de Fidel, y que el presidente Vicente Fox cortara de tajo, con aquella lacónica frase de “comes y te vas”, y que derivó en la graciosa huida del jerarca cubano y así pudiera evitar algún encuentro con su homónimo de EUA, Goerge Bush.

AUMENTA EL NÚMERO DE VIVIENDAS Y LOCALES, QUE SE VENDEN O SE RENTAN

La lucha por la sobrevivencia no ofrece tregua y son más los dueños de viviendas, apartamentos y locales comerciales existentes en las plazas comerciales, que se suman al cierre de negocios.

Y los que mantienen puertas abiertas, entre otros cafetines, restaurantes y loncherías, sostienen sus encargados y propietarios, que por ejemplo el último 16 de plano cerraron, porque los comensales no llegaron tres días antes, como lo acostumbraban y la verdad se tienen que pagar servicios de luz eléctrica, agua y meseros, aun cuando las entradas no sean buenas.

La ciudad capital, exhibe un escenario que aún los más templados, se niegan a aceptar. Nunca nadie se habría imaginado que en fila aparezcan locales comerciales en las plazas más sofisticadas, con un letrero en sus frentes, anunciando que se renta. No se diga en las calles del corazón de la capital, con espacios desiertos, negocios que cierran todos los días. Restaurantes y hoteles ya no volverán a abrir sus puertas y algunos que reabrieron, han vuelto a clausurar sus operaciones.

El número de pedigüeños en el casco histórico no disminuye, sino todo lo contrario. Y no hay casa de asistencia social, ni orfelinato ni un hogar que los pueda atender. Los elementos de la policía municipal, se concretan a decir, que no hay donde llevarlos y encerrarlos, podría complicar su situación de vida, si es que se puede llamar la que exhiben personas con ropas sucias, malolientes, semidesnudos y muestras evidentes que tienen semanas de no conocer un jabón y menos asearse debajo de una regadera.

Negocios quebrados, puertas cerradas y calles sin gente, ya se aprecian a los cuatro costados de la pequeña urbe que conforma Xalapa. Si acaso en determinadas horas, al mediodía, se puede apreciar el ir y venir de la gente, pero una vez que comienza a caer la tarde-noche, se esfuma el jolgorio de una ciudad que algunos comienzan a semejar o calificar como un fantasma.

Los adolescentes y jóvenes, siguen en buena cantidad sin volver a clases presenciales, en tanto muchos reciben sus clases a través de las cámaras televisivas y de la internet. El temor a contagiarse del coronavirus, está latente. La gente en la calle, aun cubriéndose la cara con mascarilla suele aislarse de los demás caminantes, como si apestaran y cobren el riesgo de enfermar por el terrible contagio.

Los numeritos oficiales, que rinde el doctor Hugo López Gatell, aportan que alrededor de 60 millones de personas ya han sido vacunadas en contra de la covid 19, sin embargo, especialistas ajenos al gobierno difunden que solamente ha sido inoculada el 45 por ciento de la población nacional. Y que la cifra de personas fallecidas se acerca a las 300 mil oficialmente, pero los otros datos, aseguran que ya han muerto más de 600 mil mexicanos.

Se acabó la lectura de los periódicos y revistas, como no fue antes. Los establecimientos apenas abren unas horas hasta el mediodía y por las tardes, ya cerraron todos. Las cafeterías en donde algunos asiduos leían sus libros preferidos, igual, ya no se ven. La nueva normalidad, está transformando radicalmente el cotidiano habitar de una sociedad, al menos la aldeana, que gustaba de la buena lectura, el paseo en el parque, la ida al cine o el sábado y domingo, jugar béisbol, básquet o volibol. Ahora, poco o nada de este modo de vida a que fue empujada la humanidad por el enemigo invisible. Esperemos.

SENADORA DE MORENA, PROPONE REGULAR  EL COMERCIO AMBULANTE EN TODO EL PAÍS

La senadora María Soledad Luévano del partido Morena, presentó un proyecto de decreto por el que se expide la ley del fomento del comercio informal, con el cual se propondrá el régimen meter al redil del SAT a los miles de expendedores ambulantes y que hasta ahora, prácticamente operan sin ningún control y sin pagar tampoco impuestos.

Las calles, avenidas y el corazón de nuestras ciudades, están repletas de vendedores ambulantes y hasta el momento, tampoco ninguna autoridad pública, ha podido realmente someter a ningún ordenamiento legal y jurídico a quienes se ufanan caso contrario, a asumir como suyas las arterias públicas, con lo cual afectan al resto de la sociedad y al comercio organizado.

En este sentido, Xalapa, es una de las ciudades que más padecen de este creciente fenómeno y que afecta al resto de los comerciantes establecidos, imponen una imagen de  abandono y desorganización en nuestras ciudades, amén de que sus productos están fuera del control sanitario, ya que la autoridad, hace mucho que tampoco ejerce ninguna vigilancia sobre estos vendedores que ocupan banquetas, pórticos de casas-habitación y otras áreas como suele ocurrir con la toma de jardines y áreas para la recreación y descanso de los ciudadanos.

La imagen de la ciudad, en este contexto, con el cuerpo edilicio representante de la 4T sigue sin resolver un problema añejo y que lo instalaron nefastos líderes de ambulantes que llegaron a la ciudad, procedentes de los estados de Puebla, Tlaxcala y el estado de México.

Al turismo cultural-le dicen algunos  servidores públicos- no cabe la menor idea de que el fenómeno que representa el ambulantaje, se da precisamente por  falta de políticas públicas, que deberán comenzar precisamente con el cobro de impuestos a todos los ambulantes, y de su reubicación, porque en la arteria pública, además de ofertar un potencial descontrol sanitario, afean el rostro de una ciudad que se dice cultural, porque tiene museos,  así como tantas escuelas, como el sistema educativo cuenta desde el kínder hasta la universidad.

El asalto en el corazón de la ciudad, es tremendista. Las calles de Abasolo, poeta Jesús Díaz, el improvisado mercadito del parque Galeana, las inmediaciones de El Arbol, bajo control de ambulantes, rompen con la arquitectura sin ton ni son, con el retorno paulatino de los ambulantes, a los cuales ninguna autoridad sanitaria vigilancia ni organiza y los amagos de la epidemia de la covid están latentes de manera persistente.

Regular el comercio informal, seguramente contempla igualmente reubicarlos en establecimientos adecuados, funcionales y seguros frente a contagios, enfermedades y otras plagas. Es todo.