Hay “enojo y decepción” en el Ejército, advierte el general Sergio Aponte
|- En entrevista con Proceso asegura que para muchos militares “constituye un fracaso” el hecho de que en la operación realizada en Culiacán se haya detenido a un presunto narcotraficante de importancia y después se haya ordenado su liberación. “Causó más agravio y enojo por los muertos y heridos que resultaron de este enfrentamiento. Un militar fue masacrado y otro perdió una pierna por un disparo de fusil Barrett calibre .50”.
Ciudad de México
En entrevista con Proceso, el general de división en retiro
Sergio Aponte Polito, quien encabezó operaciones contra el narcotráfico durante
tres décadas, habla sobre el sentir de la tropa y altos mandos luego de la
frustrada captura de Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín El Chapo Guzmán.
“Cuando no se cumple con la misión existe entre el personal militar una
combinación de enojo, malestar y tristeza”, expone.
Después del operativo fallido para capturar a
Ovidio Guzmán López, en las entrañas de las Fuerzas Armadas germinan la
“molestia” y la “decepción” contra la administración del presidente Andrés
Manuel López Obrador.
La orden de liberar al hijo de Joaquín Guzmán Loera, El
Chapo, la carga política del Ejército en el fracaso de la detención y la
reacción contra las críticas a la estrategia atizan silenciosamente el bajo
estado de ánimo entre la tropa y oficiales.
Así lo expone el general de división en retiro Sergio Aponte
Polito, quien durante tres décadas encabezó operaciones antinarcotráfico en
Sonora, Chiapas, Quintana Roo y Sinaloa. De hecho, realizó operaciones de este
tipo en Culiacán, ciudad en la que ocurrió el desastroso operativo contra
Ovidio Guzmán.
Aponte Polito se encuentra en retiro, pero dice estar cerca
de la tropa y sostiene que aún pertenece al Ejército.
En entrevista con Proceso asegura que para muchos militares
“constituye un fracaso” el hecho de que en la operación realizada en Culiacán
se haya detenido a un presunto narcotraficante de importancia y después se haya
ordenado su liberación. “Causó más agravio y enojo por los muertos y heridos
que resultaron de este enfrentamiento. Un militar fue masacrado y otro perdió
una pierna por un disparo de fusil Barrett calibre .50”.
Aponte conoce dos de las cunas del narcotráfico en México:
Tijuana y Culiacán. Entre 2005 y 2008, como comandante, pronunció discursos que
lo enfrentaron con los gobernadores de Sinaloa y Baja California porque
denunció la corrupción de los mandos policiacos con los grupos de la
delincuencia organizada.