Ensayo sobre la pandemia
|Por: Zaira Rosas
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“Ensayo sobre la ceguera” debería ser una lectura obligada para todos en estos tiempos de confinamiento. Esta novela del finado escritor José Saramago, es un ensayo sobre la humanidad, como bien lo dijo en su momento Pilar del Río, viuda del autor. A través de las páginas veremos cómo la vida de los personajes cambia por completo debido a una enfermedad cuyos orígenes y tratamiento se desconoce. La enfermedad se expande poco a poco, sin explicación. El miedo también, llevando a los personajes a distintas acciones donde se hace evidente qué clase de persona es cada uno. El gobierno toma las medidas pertinentes, difunden lo conveniente. ¿Les suena?
La premisa de la novela bien pudo ser un ensayo de lo que vivimos en la actualidad, aunque tengo la certeza de que Saramago la escribió pensando en ilustrar rasgos que en todo momento se han presentado en los seres humanos, algunos luchando entre sí como el egoísmo o la solidaridad según sean los escenarios que se presenten. La falta de acción que tiene sus orígenes en el miedo o acciones letales por la desinformación. La humanidad es tan compleja como nuestra realidad y sería un error juzgarle desde una sola perspectiva, sin embargo, quizás ese ha sido uno de nuestros mayores errores en la historia, enfocarnos en puntos aislados, en lugar de ver todo el contexto.
Al igual que en la novela de Saramago, la pandemia nos alcanzó, lo que comenzó como un relato informativo lejano, ahora asecha nuestras puertas. Pero, ¿qué es lo que nos aterra? ¿será la enfermedad o sus consecuencias en el entorno? ¿es la economía, la sociedad o nuestra imaginación? La respuesta es simple, el mayor miedo tiene sus orígenes en la incertidumbre o la especulación. Durante la expansión de contagios nos olvidamos de la importancia del trabajo colaborativo y la suma de las partes.
La incertidumbre y la especulación, sólo pueden vencerse con información, de ahí el papel tan relevante de los medios a lo largo de la historia. En estos momentos la información no puede venir solo de fuentes gubernamentales, el gobierno debe reaccionar y buscar estrategias conjuntas con el resto de líderes sociales. Nuestra población está sufriendo, no sólo en México, sino en todo el mundo. Sufrimiento que puede disminuir con las estrategias adecuadas. Ya no podemos hablar de los errores cometidos en el manejo de datos, pacientes y estrategias, pero sí podemos evitar que estos se incrementen.
En estos momentos con el regreso a “la nueva normalidad” una de las principales preocupaciones es la economía, este es el momento de que todos los expertos en el tema se hagan presentes para que aquellos encargados de tomar las decisiones tengan una mejor perspectiva. Actualmente el gobierno debe dejar de fingir estrategias heroicas, reconocer las fallas y comenzar a crear alianzas para un mayor beneficio de todos. De lo contrario las consecuencias pueden ser catastróficas.
En escenarios positivos México incrementa 8.9 millones de pobres después de la pandemia, en escenarios pesimistas el incremento es de más de 18 millones de pobres. ¿Por qué ha de preocuparnos lo anterior? Porque aunado a estos números siempre aumenta la inseguridad, disminuye la educación y el desarrollo. ¿Qué podemos hacer el resto de personas? sumar desde nuestros entornos con estrategias que constantemente se han repetido. Las pequeñas empresas se sostienen del consumo local, otras tendrán que cambiar sus giros y abrirse a la creatividad, para lograrlo hay que aprender de nuevos entornos.
Habrá que ser más solidarios y empáticos, dejar los egoísmos que nos obligan a acaparar más de lo necesario. En México 42% de la población vive en pobreza, ese porcentaje es el público favorito en temporada electoral pero el más olvidado en cuanto se instalan los gobiernos. Es momento de sumar esfuerzos sociales para que ese porcentaje pueda formar parte de los ciudadanos prósperos y en desarrollo. Como bien diría Zepeda Patterson: es lo que nos conviene para evitar que el abismo social no nos cobre la factura a todos.
Si en la nueva normalidad queremos que el entorno sea exactamente igual que antes es porque al igual que en la novela de Saramago, seguimos ciegos. Vemos, pero no hemos entendido nada.