CERCO DE TRÁNSITO Y POLICÍACO CONTRA VIRUS EN CORAZÓN DE XALAPA
|60 SEGUNDOS
RAÚL GONZÁLEZ RIVERA
CERCO DE TRÁNSITO Y POLICÍACO CONTRA VIRUS EN CORAZÓN DE XALAPA
Con el fin de evitar el arribo de peatones y automovilistas en masa al corazón de la ciudad, éste fue cerrado a la circulación vehicular y de caminantes.
A discreción, los uniformados de Tránsito estatal o municipal destacaron que se trata de salvaguardar de contagios al centro de la capital.
Como se sabe, la afluencia de caminantes en las calles que desembocan en la calle de Enríquez y de cara ante los palacios de gobierno estatal y municipal, conforman por varias horas ríos humanos, aunque la pregunta que muchos observadores se hacen es hacia dónde caminan, qué rumbo llevan, porque las filas son interminables y los pasillos y patios de los dos inmuebles mencionados antes lucen desiertos, puertas cerradas y celosos guardianes del orden público, como en los viejos tiempos del priismo, alertas a no permitir el acceso de ningún ciudadano cualquiera.
Nunca, que se recuerde, la ciudad había mostrado un ausentismo de caminantes, como el que se viene registrando en las últimas horas.
Nadie que carezca de alguna razón poderosa para internarse en las calles de Enríquez, Doctor Lucio, Carrillo Puerto y Zaragoza, Primo Verdad y Xalapeños Ilustres, deja de recibir el exhorto de los uniformados de policía y tránsito para evitar su acceso al principal cuadro de la capital del estado.
No se decía, pero la pandemia está ascendiendo muy rápidamente en la ciudad y no existe otra forma de contenerla que con la aplicación de las medidas recomendadas por el doctor Hugo López-Gatell Ramírez.
Veracruz estado había permanecido al margen de una invasión de la enfermedad, al grado de que decenas de ciudadanos, en franco reto a las instancias médicas y científicas y sus orientaciones para resguardarse del contagio, les valieron nada y sin ninguna necesidad laboral o de carácter médico se contuvieron y, por el contrario, se volcaron en las calles, una vez que la autoridad sanitaria les dijera que con cuidado podían salir de sus residencias.
Las consecuencias parecieran estar resultando funestas, ya que cuando menos una docena de municipalidades que corresponde a la región de Xalapa se están viendo arrasadas por la epidemia, siendo que en esos poblados, partiendo de Coatepec y Xico, se carece de hospitales y tampoco hay clínicas ni farmacias que operen en estos días.
Los parques Lerdo y Juárez están cerrados a cualquier reunión como punto de descanso o plácida charla entre amigos. Lo que fueron en el pasado, como escenarios para el esparcimiento familiar, ya no son. Y si alguien se detiene, se aposta en una de sus bancas o simplemente la hace de mirón por morbo, es instado por oficiales de policía y tránsito a salir de esos lugares de manera inmediata.
Por supuesto, que cabe la pregunta obligada para saber qué hace tanta gente transitando por el corazón de la otrora Atenas Veracruzana, cuando los espacios institucionales, o sea las oficinas públicas estatales y municipales, están desiertas, sus actividades prácticamente han sido suspendidas o reducidas y atienden únicamente lo que se ha dado en llamar actividades esenciales. Menos no.
EMILIO LOZOYA VA A SOLTAR LA LENGUA, ¿PERO REGRESARÁ LA LANA?
Doble contra sencillo, se comienzan a cruzar las apuestas entre algunos azorados veracruzanos que, a ciencia cierta, dudan que se vaya a dar la justicia, con lo que vaya a cantar el señor Emilio Lozoya, uno de los personajes que en su momento fue director general de Pemex, pero obviamente que no habría fabricado toda una empresa para el pillaje sin el concurso de funcionarios públicos de arriba y otros de abajo, durante el sexenio de Enrique Peña Nieto.
El común de mexicanos está tan desangelado en todo aquello que huele mal y que se hubo engendrado en los negocios multimillonarios al amparo del poder y que sexenalmente van quedando en el ostracismo, porque desmadejar toda una montaña de implicaciones políticas, sobre todo, tiene un costo elevadísimo para las finanzas que sostiene el común contribuyente con el pago de sus impuestos y, al final del día, o por lo general, los peces poderosos y ricos no caen en las redes de la justicia.
Lo ocurrido hace más de seis años comienza a apestarse. Quizá los tiempos que legal y jurídicamente se hayan perdido su vigencia, para aquello que implica perseguir el delito y llamar a rendir cuentas a sus autores principales o responsables. De no ser ex funcionarios y trabajadores de la empresa administradora del oro negro mexicano, los más interesados en encontrarle una arista a la injusticia cometida a través del saqueo de los recursos financieros de la empresa Petróleos Mexicanos, al grueso de los mexicanos, les pueden decir que el petróleo también es suyo y puede usted estar seguro de que habrán de esbozar más una sonrisa sarcástica que creérsela.
Sin embargo, el señor Lozoya será un gran distractor en una pandemia que se alarga y no puede asegurar absolutamente nadie cuándo llegará a su final.
El caso Lozoya será muy atractivo quizá para analistas y comentaristas de las redes y, por qué no, las páginas de los diarios que circulan nacionalmente, y es que si hubo saqueo con los recursos petrolíferos, deben estar incluido los que también pertenecían a los veracruzanos, empero, que sepan estos últimos de una derrama de la riqueza en cuestión, que vaya a sus bolsillos o en obras de beneficio colectivo, nones, jamás esos fondos se quedan ni son inversiones que satisfagan el hambre de los desposeídos.
Cuando se decía que los excedentes petroleros pagaban las nóminas de la burocracia federal en tiempos del presidente Luis Echeverría Alvarez, un senador electo, el profesor Rafael Arriola Molina, se atrevería históricamente a emitir uno de sus encendidos discursos, para hacer dicho reclamo desde la ciudad de Poza Rica de Hidalgo y posteriormente en el puerto de Tuxpan de Rodríguez Cano, y la consecuencia de ese osado mensaje hubo que pagarla directa y personalmente el poeta nativo de la cuenca del Papaloapan, al tener que aguantar el congelamiento de su escaño, habiéndolo ganado democráticamente con el voto de los ciudadanos en las urnas electorales.
Esta, sin duda, fue una forma de saqueo a los fondos multimillonarios del oro negro, que fuera extraído de los pozos veracruzanos, que nunca se recuperaron.
El espectáculo, como quiera promete de antemano un singular protagonismo, que habrá de representar el señor Emilio Lozoya, a quien los socios de Odebrecht en algún momento le veían espolones para convertirse en candidato del PRI a la presidencia de la república en la sucesión de Peña Nieto, por algún tiempo seguramente. Lo verdaderamente importante de todo ese entramado que se avecina sería la recuperación de miles de millones de pesos que nadie sabe a ciencia cierta a dónde fueron a parar.
SIN ROSTRO Y LIDERAZGO, PRI, PAN Y PRD EN EL PAÍS
El tiempo apremia y las cuadras de priistas, albiazules y perredistas siguen careciendo del rostro y la trayectoria que permita a sus huestes contar con la certidumbre de que estarán amplia y sólidamente representados sus partidos políticos en la contienda electoral por las 15 gubernaturas estatales que quedarán vacantes el próximo año de 2021.
Por lo menos, sobre tierras veracruzanas, las trincheras en cualquiera de los membretes partidarios mencionados siguen sin ver la suya. Buscan hacia sus interiores y sólo avistan cartuchos quemados o chaqueteros de alguna de las siglas de que han huido, para buscar refugio no importa en cual lindero partidista.
Sin embargo, un auténtico líder no lo encuentran asociados tricolores ni albiazules y menos los perredistas. La inercia podría ayudar a algunos morenistas, por aquello de que la ola AMLO los sigue protegiendo y surtiendo de chambas políticas. Pero sería muy cuestionable que cuenten en la provincia del estado mexicano el dirigente nato, confiable y creíble como sucedió con Andrés Manuel López Obrador.
Tan mal andan los socios priistas, que su actual líder nacional, Alejandro Moreno, sigue creyendo en que la gente en este país extraña la forma de gobernar de los políticos salidos de su partido en pasados procesos electorales. Nada más engañoso que lo presupuestado anteriormente, porque si de algo la gente concluyó hastiada fue precisamente de los malos funcionarios políticos de ese pasado ominoso y cargado de fuerte dosis de corruptelas.
Por lo que hace al panismo, los dos únicos personajes que consiguieron el cargo de presidente de la república quisieron volver al ruedo de lo político-partidario, pero fueron tan claros y transparentes que todo mundo supuso que se trataba de dos protagonistas insatisfechos, a los cuales el pueblo les pediría que se retiraran definitivamente a disfrutar de sus confortables mansiones y fortunas personales, que tratar de volver, en un país, que jamás se los permitiría en el futuro inmediato.
Y lo más preocupante, que se hayan ufanado de ser demócratas, siendo que si algo muestran nítidamente es que no concilian el sueño viendo que los mexicanos ostentan un régimen surgido de la alternancia y precisamente del voto libre de los ciudadanos en las urnas electorales.
Por cuanto al perredismo, una vez que se dio la fuga de cuadros de su membrete, igual, las pandillas y tribus optaron por abandonar el espejismo de convertirse en el partido guía de la izquierda nacional. Tuvieron su oportunidad de transformar al sistema de vida pública mexicano, no lo consiguieron, tampoco van a recuperar el terreno perdido, gracias a su engreimiento y operatividad de sus últimos liderazgos, como ocurrió a socios del partido tricolor y el panismo. Es todo.