La pandemia “producirá ciudadanos más reflexivos”: Alfonso Miranda, director del Museo Soumaya

  • En su reapertura, el Museo Soumaya tuvo 600 visitantes; en su mejor día de 2017 registró casi 16 mil asistentes.

CIUDAD DE MÉXICO.

Una ciudad sin museos no sólo es triste y desoladora, sino que impide la profundidad crítica, el análisis y las reflexiones culturales de sus habitantes”, dice Alfonso Miranda, director del Museo Soumaya, quien realiza una primera lectura sobre la reapertura de los museos en la Ciudad de México.

En principio, reveló que la sede ubicada en Plaza Carso registró, el pasado martes, un acceso de 600 visitantes en su primer día de apertura oficial, por debajo de los casi 16 mil que tuvo en su mejor día de 2017. Sin embargo, lo consideró como un escenario positivo y alentador para los espacios dedicados al mundo del arte.

Además, el también curador e historiador, asegura que la pandemia “producirá ciudadanos más reflexivos en un escenario en el que los espacios museográficos viven un nuevo paradigma y un cambio civilizatorio, dado que la realidad no volverá a ser como antes de marzo de 2020”.

Y adelanta algunos de los planes. Por ejemplo, una breve muestra con 20 esculturas de Juan Soriano (1920-2006), resguardadas en la Colección Carlos Slim y una serie de conversatorios para celebrar el centenario del nacimiento del artista mexicano, a partir del 18 de agosto, en Plaza Carso.

También detalla que el recinto colabora con los museos Nacional de Historia Castillo de Chapultepec y el Nacional de Arte (Munal) para trazar una magna exhibición sobre arte virreinal, aunque se desconoce la fecha, “podría realizarse durante el último trimestre de 2020”.

La primera sede de exposición será el Munal y después itinerará en 2021, por distintos museos del país. La intención es realizar una relectura de los acervos virreinales en los años 1520-1521 a 2020-2021 y resignificar lo que implica el proceso de conquista y el nacimiento de la Nueva España y México”, comenta.

Y una exhibición para Plaza Loreto en torno al arquitecto Pedro Ramírez Vázquez.

NUEVA IDENTIDAD

 Para Alfonso Miranda, la reapertura de museos debe ser tomada con responsabilidad. “Recordemos que desde el 17 de marzo el Soumaya cerró sus puertas por disposición de la Fundación Carlos Slim e iniciamos una serie de estrictos protocolos para poder regresar.

Así que (luego del anuncio de Claudia Sheinbaum del viernes) realizamos ajustes e hicimos algunas pruebas el lunes y el martes abrimos las tres sedes del Soumaya (Plaza Loreto, Plaza Carso y la Casa de Guillermo Tovar), en un horario de 10:30 a 17:00 horas”, detalla.

¿Cuál es el aforo previsto? “A partir de las disposiciones de la Secretaría de Salud, se permite un aforo del 25 al 28%. Además, hemos tomado las medidas para que el visitante recupere la confianza en el espacio público, utilizando cubrebocas en la correcta posición, un intensificado lavado de manos, señalética de alta visibilidad, toma de temperatura, sana distancia de dos metros y otros protocolos no visibles”.

¿Cómo cuáles? “Desde el uso de cloro en una concentración menor al 25% y agua activada con un 99.99% de efectividad, que es una solución desinfectante y esterilizante de superoxidación electroactivada con ph neutro, que no es corrosiva, tóxica ni irritante, y agregamos la nebulización en frío con una solución de nanopartículas de dióxido de titanio y extractos cítricos cada 72 horas, que protege a los visitantes y a las obras”.

¿Cómo observa el aforo? “(El martes) no tuvimos las cifras de meses anteriores y tampoco es deseable tenerlas. No llegamos a las capacidades máximas. El martes recibimos a 600 personas a lo largo de los 17 mil metros cuadrados en Plaza Carso”.

¿Cuándo volverán a las cifras récord? “En un gran día llegamos a tener 16 mil visitantes. Eso fue un Viernes Santo de hace tres años, pero ahora lo vemos imposible de repetir. Ni siquiera en 2021, porque estamos ante un nuevo paradigma”.

¿Ha cambiado su visión del museo? “No volveremos al mismo punto ante este paradigma que ha reacomodado variables, introduciendo otras, desde el alto grado de desinfección que necesitan los espacios culturales. Hemos emprendido mayores y mejores diálogos entre profesionales, creando foros de discusión y compartiendo las mejores prácticas”.

(Ahora) se trata de crear una nueva posibilidad discursiva, pero desde la distopía. Los museos de arte teníamos miedo de las experiencias virtuales, porque ante todo está el contacto directo con el patrimonio cultural, pero esta situación pandémica nos ha llevado a migrar los contenidos hacia la virtualidad”.

¿La experiencia virtual nos absorberá? “Más que sustituir la experiencia presencial, el gran error sería replicar exactamente los mismos contenidos físicos llevados a la virtualidad, ya que cada canal de comunicación tiene sus vías y sus públicos. Jamás será sustitutivo, pero sí habrá un correlato”.

Finalmente, reconoce que la pandemia sí ha cambiado un poco la forma de ver y de acercarnos al arte, y que el escenario ha provocado “seres más reflexivos y con una mirada hacia dentro, por lo que el reencuentro con las manifestaciones artísticas a veces empatará con emociones encontradas que podrían pulsar nuestras pasiones más exacerbadas y nuestros miedos o fobias más primitivos y soterrados”.

Y en esta medida, el poder regresar al espacio público, con responsabilidad, llevará a hilvanar otro tipo de discursos más profundos hacia la identidad y a preguntarnos quiénes en realidad somos, cómo nos proyectamos y qué queremos legar hacia el futuro. Estas preguntas han estado siempre presentes y se reavivarán porque estamos acudiendo a un cambio de paradigma y a un cambio civilizatorio”.