“La esperanza, camino de crecimiento interior”

VIVIR CON ESPERANZA

“La esperanza, camino de crecimiento interior”

Por JACINTO ROJAS RAMOS

A menudo la vida en general del hombre se limita a desarrollarse intelectualmente, profesionalmente, laboralmente, físicamente y muy poco espiritualmente. ¿Qué es el crecimiento espiritual? Antes de responder quiero dejar por sentado que la esperanza es eficaz camino de crecimiento espiritual.

Muchos de nosotros oímos constantemente expresiones como: “vendrán tiempos mejores o todo lo negativo pasará”. Escuchamos palabras hermosas que actúan como un bálsamo en nuestros cansados y desesperanzados cuerpos, anhelantes de un mundo mejor, un mundo en que los seres humanos vivamos en paz, sin injusticias, sin sufrimiento y sin tanta falta de respeto.

Sin embargo, muchas veces se nos escapa que la solución a todo esto no viene nunca de afuera.

El hombre moderno sólo tiene en cuenta que es un ser corporal y ha olvidado que también es un ser espiritual. Un filósofo (P. Ramón Lucas Lucas), afirma: “El hombre es espíritu encarnado”.

Somos eso, seres espirituales para trascender y para albergar en el interior todas las expresiones de amor y esperanza.

Crecer en conciencia o interiormente, es simplemente «darse cuenta». Es bajar el impulso de nuestras emociones, reconocer nuestra propia responsabilidad, la crueldad, la rabia, el dolor, el miedo… observarlas, sentirlas y después utilizar lo que somos para transformarlas.

Nacemos desnudos y casi inmediatamente empezamos a vestirnos con diferentes prendas que nos protegen y abrigan nuestro exterior; continuamos a lo largo de la vida incorporando prendas y prendas, capas y más capas con el único objetivo de que no nos hagan daño a nuestra vida, la parte más sabia, la que tiene el verdadero conocimiento y las claves de nuestra evolución, se encuentra aprisionada en una cárcel de mentiras. El único propósito es crecer exteriormente y no interiormente.

De nada sirven los buenos propósitos hacia los demás, ni asegurar que somos buenos y queremos el bien para nuestros semejantes o asociarnos y participar en grupos que nos crean bienestar. Esos son parches, vestidos nuevos, nuevas formas de ego.

Esto es lo que pienso y lo que siento, no es mi intención aleccionar a nadie ni por supuesto ofender. Cada persona lleva su camino y toda evolución también llega en su justo momento. A lo largo de mi vida he aprendido que el respeto a uno mismo es la única forma de respetar a los demás.

La esperanza tiene como sede el interior del hombre; se nos ha dado como virtud infusa. La esperanza teologal no es aquella que hace un cálculo de fuerzas humanas: «yo no soy capaz de esto, no soy capaz de lo otro, no me veo con fuerzas…». Precisamente por esto mismo nuestra esperanza no está basada en un cálculo de capacidades humanas, sino que está basada en la «confianza plena en Dios». Dicho de una forma sencilla: «Lo que Dios quiera, yo confío en que saldré adelante, y lo que Él no quiere, yo tampoco lo quiero».

En virtud de esto la esperanza se convierte en camino de crecimiento interior que se verá reflejado evidentemente en el exterior, como dicha, paz, plenitud, felicidad.

rrjacinto_9@hotmail.com