El dolor no desvanece
|El dolor no desvanece
Por: Zaira Rosas
“Oídos sordos ante las voces que claman paz” fue uno de mis primeros artículos de opinión, era 2011. El artículo daba seguimiento a casos de familiares de desaparecidos o víctimas de la inseguridad. Narraba la omisión del gobierno en turno, cuyo principal mandatario era Felipe Calderón, la falta de sensibilidad ante las familias que luchaban por encontrar los restos de sus seres queridos o tener un poco de certeza, la aparición constante de fosas con restos sin identificar. Javier Sicilia se había vuelto el líder de quienes al igual que él habían perdido tanto por culpa de una fallida guerra con el narco.
Hoy con un gobierno que prometía ser diferente, la situación se repite. La lista de desaparecidos sigue en aumento, los oídos aún sordos y la falta de respuesta permanece. Ahora está al frente del gobierno Andrés Manuel López Obrador. Su modus operandi para atención de víctimas no dista de gobiernos anteriores, promete respuestas, reuniones, designa a gente incapaz y en su lugar sólo se reciben evasivas. A lo anterior se suma un hartazgo que no inició en su gestión, por ello se ha incrementado con el paso de los años porque los dirigentes cambian, pero los crímenes no.
En junio del año pasado el presidente prometió reuniones cada tres meses para revisar los avances de investigaciones, dichas reuniones no tuvieron lugar. Más de un año después, el 2 de septiembre dos mujeres comienzan una protesta en las instalaciones de la CNDH, colectivos y familiares de víctimas se suman y deciden tomar el sitio el viernes 4 de septiembre. Durante la toma del edificio hay paredes y cuadros que son pintados por víctimas y familiares. A lo anterior el presidente responde que no hay justificación y respecto a uno de los cuadros alterados declara: “Claro que no me gustó, cómo me va a gustar, ver a Madero ultrajado. Nadie debe ser ofendido así, vilipendiado, menos un luchador por la democracia como Madero.”
Al presidente le preocupa la situación de una pintura, que fue alterada por una niña de 10 años, víctima de abuso sexual cuando tenía 7 años. Sin embargo, no ha brindado la misma atención a quienes le han suplicado incluso de rodillas por justicia. Fue hasta el 9 de septiembre que la Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, acudió en búsqueda de un diálogo con los colectivos y familiares de víctimas. De inmediato se presentaron diversas posturas, respecto a las pintas y la toma de las instalaciones, pero pocos se han preocupado por hacer un análisis profundo del fondo.
El problema de México no está en las marchas agresivas, las pintas, la invasión del espacio público o las modificaciones en obras de arte. El problema es más profundo y se retrata en números que nadie ha considerado, estadísticas que aumentan a la par de la desigualdad y la inconformidad. Actualmente la CNDH se volvió un refugio, los colectivos están entregando víveres a quienes más lo necesitan y al menos sus casos se han vuelto conocidos y sus gritos comienzan a ser escuchados. La toma de las oficinas de la calle República de Cuba #60 se volvió un ejemplo para otros Estados. Podremos o no estar de acuerdo con ello, pero no podemos negar que este golpe es resultado de la previa indiferencia.
Esta misma indiferencia ha sido retratada en el séptimo arte por un mexicano. Michel Franco en “Nuevo Orden” nos envía una alerta diciéndonos que, si no actuamos pronto para erradicar la injusticia, la desigualdad, la corrupción y demás problemáticas que aquejan a la sociedad, la misma inconformidad se encargará de tomar por mano propia aquello que considera como suyo. Aunque el filme comenzó a gestarse hace 6 años, cada día se acerca más a la realidad pues después de súplicas constantes, marchas y movimientos ignorados, la gente comienza a reclamar lo que por humanidad debería ser una garantía.
Mientras tanto las exigencias de colectivos son básicas, el respaldo de la CNDH para que se reconozca la violencia de género y feminicida en el país, presupuestos que verdaderamente brinden apoyo a las víctimas, unidades especializadas para la atención de casos. Si escuchamos un poco de la historia detrás de quienes han recibido afectaciones, entenderemos que una pintura es irrelevante cuando van más de 500 carpetas en proceso de investigación sin resultados. Si en el gobierno no se escuchan las voces, como sociedad no podemos ignorarles. Hemos de sumarnos al llamado de justicia para que el día de mañana esta historia de súplica no sea la tuya.