Francisco ‘Chico’ Franco Salazar, caudillo en el olvido
|- Investigadores exigen que se reivindique su papel en la Revolución Mexicana, al lado de Emiliano Zapata.
CIUDAD DE MEXICO.
Acuatro días de que sea reinaugurado el Museo Casa Zapata, en Morelos, investigadores exigen que la historia oficial recupere la figura del coronel zapatista Francisco Chico Franco Salazar (1869-1947), primo hermano de Emiliano Zapata Salazar, quien fungió como secretario del Caudillo del Sur, redactor del Plan de Ayala y guardián de las escrituras comunitarias del pueblo de Anenecuilco.
El museo, que será reabierto el próximo viernes 25 de septiembre, ocupa el espacio que fuera la casa de paja y adobe donde nació Zapata, en Anenecuilco, y abrirá con un renovado guion museográfico con objetos personales como sus armas, su sombrero y su silla de montar.
También expondrá la ropa que portaba al ser asesinado el 10 de abril de 1919, así como una pequeña colección arqueológica, colonial e histórica y objetos aportados por los pobladores.
Sin olvidar que resguarda cerca de 113 fojas de archivo histórico y al menos 85 objetos de época.
Sin embargo, los expertos aseguran que es un buen momento para reivindicar la participación de Chico Franco en el movimiento revolucionario, y compartieron con Excélsior documentos inéditos con el expediente militar del caudillo, provenientes del archivo Mara Aragón Franco, nieta del caudillo que necesita ser reivindicado, a semanas de que se conmemore el 110 aniversario de la Revolución Mexicana.
En la narración de los papeles, hasta ahora inéditos, se detalla que Franco se incorporó al Ejército Libertador del Sur el 1 de marzo de 1911 y se unió a la división de Francisco Mendoza Palma con un contingente de 30 hombres montados y armados para combatir las fuerzas federales y huertistas.
Y da cuenta de los principales hechos de armas que vivió el revolucionario. Por ejemplo, su participación en el combate en San Juan de Chinameca el 1 de mayo de 1913; en el sitio y toma de Buenavista de Cuéllar, el 18 de diciembre de 1914; y el sitio y la toma de Chilpancingo, Guerrero el 14 de marzo del mismo año.
Le sigue el asalto a la plaza de Chietla, Puebla el 23 de junio de 1915; su participación en la defensa de la capital, en el sector Texcoco, el 20 de mayo; el combate en la Magdalena y el Cerro del Pino, en la Ciudad de México, el 20 de mayo de 1916; el ataque a la ciudad de Cuernavaca, Morelos, el 13 de mayo y el ataque a la plaza de la plaza de JonacatepecMorelos el 10 de septiembre.
Franco Salazar perteneció a las Fuerzas del Sur, específicamente a la división del general Francisco Mendoza Palma, bajo el mando del coronel Pedro Bernal Balcázar, hasta obtener tres ascensos en campaña: mayor el 24 de septiembre de 1913, como teniente coronel el 15 de julio de 1914 y a coronel de caballería el 1 de febrero de 1916.
Además, se suma el testimonio de Rosa Padilla Camacho, excoronel de caballería del Ejército Libertador del Sur, quien asegura que “Francisco Salazar permaneció en nuestras fuerzas hasta el día 31 de diciembre de 1916, fecha en que el Cuartel General del Sur le confirió una delicada misión”.
Y agrega que “a su regreso, según informes de sus compañeros, no pudo (re)incorporarse a nuestras fuerzas por la tenaz persecución de que fue objeto de parte del enemigo, huyendo a la sierra hasta el 25 de mayo en que fue licenciado por el gobierno de la República de aquel entonces, por no estar de acuerdo con el Plan de Agua Prieta”.
En los documentos también se registra su posterior participación política, en agosto de 1945, como delegado en Anenecuilco, durante la campaña presidencial de Miguel Alemán Valdés.
Cabe recordar que el Museo Casa Zapata resguarda una copia de los Títulos Primordiales, con las escrituras de la comunidad y los registros desde el virreinato.
Por ejemplo, la Real Cédula del 19 de febrero de 1560, la Merced Real del virrey don Luis de Velasco del 5 de septiembre de 1607, el Ramo de Mercedes Reales del 22 de febrero de 1614, el fundo legal de tierra de indios de 1798 y el mapa topográfico del pueblo del 26 de noviembre 1853.
Así como las cartas que Franco envió a presidentes como Álvaro Obregón, Lázaro Cárdenas y Ávila Camacho para restituir las tierras para Anenecuilco, pero desde la vía institucional”.
Sin embargo, estos documentos han dividido, por generaciones, a los herederos de Franco y Zapata.
SIN MEMORIA
Para conocer más sobre Chico Franco Salazar se consultó al investigador y periodista Mario Casasús, quien habla del papel del revolucionario como albacea de los Títulos Primordiales.
Emiliano y Chico Franco pasaron días estudiando el archivo de Anenecuilco, pero algunos escritos y mapas estaban en náhuatl tan antiguo que no pudieron traducirlos.
Entonces, Franco buscó la ayuda del sacerdote tepozteco Pedro Rojas para realizar su traducción, cuya historia es contada en el libro Raíz y razón de Zapata (1943) del historiador Jesús Sotelo Inclán”, explica.
Tiempo después, Franco ascendió en el Ejército Libertador del Sur, pero “Zapata lo retiró del frente de batalla y le encomendó una misión única: custodiar los Títulos Primordiales de Anenecuilco. Sin embargo, tras el asesinato de Zapata, en 1919, Franco dejó las armas, ganó la elección para Ayudante Municipal, en 1920, y buscó la restitución de tierras para Anenecuilco desde la vía institucional”, como detalla Casasús en su libro El archivo inédito de Chico Franco Salazar.
Pero lo más evidente es que “en el caso de Chico Franco la historia oficial continúa ocultando su biografía y de no ser por el libro Raíz y razón de Zapata no habría registro de la responsabilidad del coronel zapatista al resguardar los Títulos Primordiales”, abunda el investigador.
Sin embargo, el dato más interesante es “que fungió como secretario del movimiento hasta el 28 de noviembre de 1911, fecha que fue promulgado el Plan de Ayala”, concluye.