ADULTOS MAYORES, EN ESTE PAÍS, SIN OPORTUNIDADES

60 SEGUNDOS

RAUL GONZALEZ RIVERA

ADULTOS MAYORES, EN ESTE PAÍS, SIN OPORTUNIDADES

                La pandemia igual trajo algún beneficio para que los  pequeños empresarios pudieran también deshacerse de los adultos mayores, sin mayores complicaciones y sin tener que acudir a la junta de trabajo, para hacer la defensa  de los intereses que supuestamente encuadran en el campo de las relaciones laborales, según la ley en la materia.

                En una mayoría de restaurantes- por caso- la “mesereada” la realizan los capitanes,  cajeros y otros que  de ninguna manera estaban haciendo dicha faena hace poco más de seis meses.

                Una  queja de  ex meseros, es que en una gran mayoría de restaurantes de cierta importancia,  tuvieron que salir  de sus centros de trabajo, porque corrían el riesgo de contagiarse del coronavirus, así que quedaron los más jóvenes, pero aquellos que  tienen  60 años y más, pasaron a un segundo plano.

 Su finiquito laboral, sin tener que acudir a las autoridades laborales, les fue entregado a una cantidad considerable de  meseros, que de esta forma,  igual quedaron fuera de sus empleos, sin tener que enfrentar los engorrosos y largos juicios, que como una vieja costumbre se siguen en linderos de las juntas de trabajo en este país.

                Sin embargo,  en el fondo, lo que ocurre es muy sencillo. Una vez que se cumplen los 50 años de edad en adelante, en un país como el mexicano,  ese grueso de  compatriotas sale sobrando, porque difícilmente encuentran un espacio para ocuparse y seguir trabajando. El slogan  en el sentido de que los adultos mayores, cuya edad es a partir de los 60 años, deben irse a su casa y ser resguardados por sus demás familiares, se cumple a medias, pero  es predominante.

Esto solamente sucede en el México de estos días, porque en naciones del mundo desarrollado, la experiencia de los viejos, es aprovechada precisamente en las más diversas actividades laborales, sin embargo, qué pasa,  la experiencia es la que  tienen los trabajadores, que fueron puestos fuera de sus fuentes de ocupación laboral.

 Los noveles cuentan con una dinámica sin par,  el empuje y el arrojo, pero su falta de experiencia, es una exigencia, que les resulta  imposible de cumplir a sus patrones, cuando ésta, es poco menos que imposible que la puedan demostrar. Una mayoría aplastante de quienes están al frente de estos puestos de trabajo, son beneficiarios de la pandemia del coronavirus, en tanto, los viejos que son decenas de  empleados, que perdieron la oportunidad de seguir ofreciendo sus servicios, a la calle fueron lanzados.

Este ejército de desocupados, igual, gestiona ante el IMSS el pago de sus  respectivas pensiones, las cuales resultan bastante raquíticas, cuando con las propinas que recibían en funciones, obtenían de sus muchos  clientes y consumidores, eran superiores, pero que de igual forma, en estos meses,  estos últimos,  se han ausentado de sus comederos favoritos, como  lo dan  a conocer estos negocios, cuya caída financiera, ha propiciado que no pocos de éstos, cierren sus puertas de manera definitiva.

Empero, la desolación en los restaurantes y fondas, se debe en buena medida a que los experimentados meseros con que contaron por decenios, ahora, en mayoría están fuera de  circulación, lo que ha provocado en no pocos establecimientos, que sus clientelas, ídem, también los hayan abandonado.

CON LA APERTURA DE  BARES Y ANTROS, PRINCIPAL RETO ANTE EL VIRUS

                En Xalapa, inicia la apertura de antros y cantinas, pero no de los parques públicos y de recreación familiar, lo que  exhibe de  cuerpo entero a los grupos juveniles, quienes de esta forma  no solo sd expondrán, sino en franco reto, demostrará que el coronavirus, les hace los mandados o simplemente, la enfermedad se ha extinguido.

                Los xalapeños auténticos, siguen portando la mascarilla de protección personal y mantienen la sana distancia con sus semejantes,    más con la apertura de los antros y bares y cantinas, como desde ayer fue observado en las calles y avenidas de la ciudad, cabría preguntar si la autorización  fue  autorizada por las autoridades sanitarias, porque a decir de éstas, a través de la imagen bonita de la televisión, sugieren que no debe  descuidarse por ningún concepto el legajo de recomendaciones, porque la enfermedad sigue  atacando y no se ha ido.

                Es cierto que los jóvenes de esta época, aspiran volver a los antros donde bebían diversos licores y muy probablemente, accedieran a  drogarse, sabida la facilidad con que una mayoría de adictos consigue los enervantes, por más sofisticados que parezcan.

 Sus progenitores, a muchos de ellos ya no los soportan, el ambiente familiar se ha caldeado  abruptamente y la constante de fricciones y pleitos pudieron provocar que la autoridad haya encendido la luz verde, para que los bares abran sus puertas, como solían tenerlas en tiempos  anteriores al pasado mes de marzo.

                El flujo de ambulancias hacia los hospitales públicos y privados, no cesa. Este se da en todas direcciones de la municipalidad y lo realizan ambulancias de la Cruz Roja y el grueso de instituciones que prestan  socorro y auxilio a quienes lo demandan. El ulular de sus sirenas, anuncia que  transporta con  singular  rapidez a nuevos contagiados.

                El velódromo que se ubica sobre la  rúa que lleva a la vecina ciudad de Coatepec, por la nueva carretera,  fue convertido en hospital  covid, según se lee en una pancarta  en la que parece que es  la entrada principal de ambulancias al inmueble y en los entornos del centro de especialidades, y  el hospital civil,  son asediados por  parientes o familiares de  pacientes que son recluidos en dichas instalaciones.

                La frecuencia con que se ha registrado la percepción de nuevos contagiados, es que se mantienen vigentes las recomendaciones del sector salud, que  por ahora, con  los antros y cantinas  ya con puertas abiertas, serán un excelente  referente para el caso de que por las grandes aglomeraciones, sobre todo en este caso de adolescentes y jóvenes, aparezcan nuevos  enfermos, según se cuenta, la orden de volverlos a cerrar, sería contundente.

                 Y es que la presión social, no es menos que consistente en la medida que acaban de asumir las cantinas más concurridas de la ciudad.  Empero, parques y  espacios destinados para la convivencia social, mantienen sus interiores  con los listones que anuncian su cierre desde hace seis meses y no se avista un tiempo determinado, para su reapertura.

Por cierto, en los centros comerciales, igual, la venta de licores y otras bebidas espirituosas, tienen sus tiempos y topes para su venta ya que no realizan llevan a cabo dichas ventas, los siete días de la semana. Esperemos.