Cienfuegos: la historia detrás de su captura y liberación
|HISTORIAS DE REPORTERO
Carlos Loret de Mola
Cienfuegos: la historia detrás de su captura y liberación
Lo único raro que notó el
general Salvador Cienfuegos antes de abordar ese vuelo a Los Ángeles fue que un
hombre le estuvo tomando fotos discretamente en el aeropuerto de la Ciudad de
México. Ese hombre abordó primero y se sentó en la zona de primera clase. Quien
fuera secretario de Defensa Nacional en el sexenio de Enrique Peña Nieto ocupó
con su familia los asientos en clase Turista. ¿Quién era ese hombre? En la era
de las redes sociales y los teléfonos inteligentes, una foto que intenta no ser
detectada no es motivo de particular sospecha.
Así que nada parecía salirse de lo normal. El
general Cienfuegos y su familia estaban listos para unos días de descanso en
Los Ángeles y San Diego, California. Cuando la nave aterrizó y descendieron
para realizar el habitual trámite de Migración y Aduanas, fueron amablemente
interceptados por una persona que, tras preguntarles si viajaban juntos, les
pidió que la acompañaran como familia, separados de los demás pasajeros.
Aquello parecía mucho más una cortesía para quien fuera un alto funcionario,
condecorado por el Gobierno estadunidense, que el inicio de la aprehensión de
un exsecretario de Estado acusado de poner el Ejército al servicio del un
cártel del narcotráfico.
Los Cienfuegos fueron llevados a una sala tipo
VIP, donde otra persona pidió al general que la acompañara a otra habitación,
mientras los demás lo esperaban. De nuevo: para la familia, aquello se veía
como la continuación de una deferencia.
No lo era. Le habían tendido la cama, como se
dice. Cienfuegos no volvió a reunirse con los suyos. Más de una hora después,
la familia recibió la noticia: Salvador Cienfuegos Zepeda, exsecretario de la
Defensa Nacional, era acusado de coludirse con el narcotráfico y estaba
detenido por las autoridades de Estados Unidos. El general de cuatro estrellas
solo alcanzó a comunicar a su esposa que realizara un par de llamadas clave a
sus cercanos para informar de su situación y pedir auxilio. En la familia
reinaron el desconcierto y el drama. ¿Qué había hecho? ¿Por qué lo detenían?
¿Cómo a él, a quien Estados Unidos había tenido la confianza de incluir en el
Comando Norte, en el Comando Sur, que fue homenajeado unas semanas antes de
dejar su cargo, que tenía un acceso privilegiado al Pentágono, a la CIA? ¿Qué
estaba pasando? ¿Había hecho algo y nadie supo? ¿Era una injusticia? ¿Lo habían
confundido? “Confíen en mí”, mandó el general Cienfuegos como mensaje, a manera
de clamor de inocencia.
Lo que siguió fue una operación de Estado para
liberar al general Cienfuegos. Tomó un mes.
Si bien la reacción inicial del Presidente de
México, Andrés Manuel López Obrador, fue colocar al general Cienfuegos en el
basurero de los corruptos del pasado y usarlo como combustible para su
narrativa político-electoral, fue el propio Presidente de México quien
intervino decisivamente para pedir a su homólogo estadunidense, Donald Trump,
la liberación del militar de alto rango.
El Presidente cambió de opinión sobre el caso
debido a la influencia de una persona en particular: el actual secretario de la
Defensa Nacional, el general Luis Crescencio Sandoval.
El general Sandoval no solo es el sucesor del
general Cienfuegos en el cargo. Es en buena medida su hechura. A lo largo del
sexenio anterior, pasaban mucho tiempo trabajando juntos: reuniones, giras,
vuelos, operaciones. Sería difícil pensar que Cienfuegos se hubiera coludido
con el narco y Sandoval nunca hubiera sospechado. Sería difícil pensar que
Cienfuegos intercambiara miles de mensajes por celular con un operador del
crimen organizado sin que tuviera noticia de ello Sandoval, hombre de su
confianza y mando central en las operaciones cotidianas del Ejército.
Por eso, el secretario de la Defensa actual,
recogiendo también la preocupación de la élite militar, presentó en la junta
matutina al Presidente de México una exposición detallada de quién era a su
juicio Cienfuegos, por qué era inocente de los cargos de narcotráfico que se le
imputaban y por qué había que intervenir a su favor. Habló de su personalidad,
de su gestión, incluso de su dinero, de su casa en Ciudad Satélite, Estado de
México, y su modo de vida. Conociendo las posturas del presidente López Obrador
sobre el expediente de derechos humanos del Ejército mexicano en el sexenio
pasado y su diagnóstico sobre la corrupción del pasado, insistió en que la
acusación por la que fue detenido Cienfuegos no tenía que ver ni con una cosa
ni con la otra.
El general Crescencio Sandoval, pues, fue clave
para que el presidente López Obrador entendiera lo que estaba en juego y
decidiera usar el capital político que a lo largo de dos años de gobierno
acumuló frente al presidente Trump.
La implementación de esta
decisión corrió a cargo del canciller Marcelo Ebrard. Del otro lado de la mesa,
además del fiscal William Barr, intervino también el súper asesor y yerno del
Mandatario estadunidense, Jared Kushner.
Un mes y tres días después de aquel vuelo de la
Ciudad de México a Los Ángeles en el que lo único raro que notó fue que un
hombre le tomaba fotos discretamente, el general Cienfuegos quedó libre. Llegó
a México por vía aérea el 18 de noviembre. Pude reconstruir esta historia con
base en fuentes cercanas a su protagonista y al Gobierno federal mexicano, que
me relataron así lo sucedido.