“Con la Navidad nace la esperanza y se da paso al amor”

VIVIR CON ESPERANZA

“Con la Navidad nace la esperanza y se da paso al amor”

Por Jacinto Rojas Ramos

Navidad, cuando nace la esperanza y que da paso al amor. La esperanza en un Niño que cambiaría para siempre el destino de la humanidad. El amor de un Salvador que vino para quedarse entre nosotros por la eternidad.

Inmersos en la pandemia que seguimos enfrentando, vivimos los cristianos la Navidad como gran esperanza. Abramos nuestros corazones para recibir la gracia de esta Navidad, que es Él mismo: Jesús es el «día» luminoso que surgió en el horizonte de la humanidad. El día de la misericordia, en el cual Dios Padre ha revelado a la humanidad su inmensa ternura. Día de luz que disipa las tinieblas del miedo y de la angustia. Día de paz, en el que es posible encontrarse, dialogar, sobre todo, reconciliarse. Día de alegría: una «gran alegría» para los pequeños y los humildes, para todo el pueblo (cf. Lucas 2,10).

El pesebre nos muestra la «señal» que Dios nos ha dado: «un Niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre» (Lucas 2,12). Como los pastores de Belén, también nosotros vamos a ver esta señal, este acontecimiento que cada año se actualiza entre los cristianos. La Navidad es un acontecimiento que se renueva en cada familia, en cada parroquia, en cada comunidad que acoge el amor de Dios encarnado en Jesucristo. Como María, la Iglesia muestra a todos la «señal» de Dios: el Niño que ella ha llevado en su seno y ha dado a luz, pero que es el Hijo del Altísimo, porque «proviene del Espíritu Santo» (Mateo 1,20). Por eso es el Salvador, porque es el Cordero de Dios que toma sobre sí el pecado del mundo (cf. Juan 1,29). Junto a los pastores, postrémonos ante el Cordero, adoremos la Bondad de Dios hecha carne, y dejemos que las lágrimas del arrepentimiento llenen nuestros ojos y laven nuestro corazón.

Solo él, solo él nos puede salvar. Solo la misericordia de Dios puede liberar a la humanidad de tantas formas de mal, a veces monstruosas, que el egoísmo genera en ella. La gracia de Dios puede convertir los corazones y abrir nuevas perspectivas para realidades humanamente insuperables.

Donde nace Dios, nace la esperanza. Él trae la esperanza. Donde nace Dios, nace la paz. Y donde nace la paz, no hay lugar para el odio ni para la guerra porque se da paso al amor.

Sin embargo, todavía hoy muchos hombres y mujeres son privados de su dignidad humana y, como el Niño Jesús, sufren el frío, la pobreza y el rechazo de los hombres. Que hoy llegue nuestra cercanía a los más indefensos, sobre todo a los niños soldados, a las mujeres que padecen violencia, a las víctimas de la trata de personas y del narcotráfico, a quienes viven la tristeza por la partida de un ser querido debido a esta pandemia y por quienes han perdido su empleo.

Que no falte nuestro consuelo a cuantos huyen de la miseria y de la guerra, viajando en condiciones muchas veces inhumanas y con serio peligro de su vida. Que sean recompensados con abundantes bendiciones todos aquellos, personas privadas o Estados, que trabajan con generosidad para socorrer y acoger a los numerosos emigrantes y refugiados, ayudándoles a construir un futuro digno para ellos y para sus seres queridos, y a integrarse dentro de las sociedades que los reciben.

¡Feliz Navidad queridos amigos!

rrjacinto_9@hotmail.com