Covid-19: El coronavirus sobrevive en la piel hasta nueve horas
|- El SARS-CoV-2 sobrevivió en la piel muchas horas más que el virus de la influenza.
Nuevos estudios en torno al Covid-19 y el SARS-CoV-2 siguen ofreciendo datos interesantes en torno a la forma en que se comporta el virus que ha provocado la pandemia que atraviesa el mundo. De acuerdo con un estudio publicado por la Universidad de Oxford, el coronavirus puede permanecer en la piel de los humanos hasta por nueve horas, lo que ratifica el riesgo de transmisión por contacto.
Los investigadores evaluaron la estabilidad del SARS-CoV-2 y de los virus de la influenza, mezclados con medio de cultivo o secreciones de las vías respiratorias superiores, en superficies de la piel humana.
El SARS-CoV-2 y el virus de la influenza se inactivaron más rápido en las superficies de la piel que en otras (acero inoxidable, vidrio, plástico). El tiempo de supervivencia fue significativamente mayor para el SARS-CoV-2, frente a las casi dos horas del virus de la influenza.
En concreto, según los resultados de la investigación, el nuevo coronavirus puede sobrevivir en la piel humana, exactamente, entre 7.96 horas y 10.2 horas con un intervalo de confianza del 95 por ciento.
No obstante, los investigadores también demostraron que, a pesar de esta supervivencia, la exposición del virus al etanol (alcohol) al 80% lo inactivó en los primeros 15 segundos.
¿Qué hacer ante el coronavirus?
Nada extraordinario, sino lo que se ha dicho dicho desde que empezó a propagarse este virus: lavarse las manos constantemente con agua y jabón y o alternativamente usar desinfectantes certificados para limpiar las manos y las aéreas expuestas al contacto con secreciones.
Evidencia abrumadora de transmisión de Covid-19 por aire
La polémica sobre si el Covid-19 se transmite por aerosoles continúa, ahora con una carta que publicada en Science, en la que los científicos dicen «hay una evidencia abrumadora» a favor de que la inhalación del SARS-Cov-2 «representa una vía principal» de transmisión de la enfermedad.
La misiva está firmada por científicos de varias universidades estadounidenses, como las de San Diego, Maryland, Virginia Tech y encabezados por Kimberly Prather, de la Universidad de la Jolla.
Aunque hay acuerdo en que el Covid-19 se transmite a través de gotitas de saliva que expulsamos al toser o estornudar, todavía no hay unanimidad si el contagio se produce también por aerosoles, es decir gotas mucho más pequeñas que pueden viajar más lejos y permanecer más tiempo suspendidas en el aire.
Los virus en aerosol «pueden permanecer suspendidos en el aire durante muchos segundos u horas, como el humo, y ser inhalados», además están «altamente concentrados cerca de una persona infectada, por lo que pueden infectar más fácilmente a las personas que están cerca», indican.
Pero, además, los aerosoles que contienen virus infecciosos «también pueden viajar más de (dos metros) y acumularse en el aire interior mal ventilado, lo que lleva a eventos de superdifusión».
Por ello, además del uso de mascarillas, la distancia de seguridad y los esfuerzos de higiene, los investigadores instan a los responsables de salud pública a «articular la importancia de trasladar las actividades al exterior, mejorar el aire interior utilizando la ventilación y la filtración, y mejorar la protección de los trabajadores de alto riesgo».
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Es importante que las personas lleven mascarillas «en todo momento en los edificios públicos y espacios confinados», no solo cuando no se puede mantener la distancia de seguridad.
«No es sólo una cuestión académica, sino un punto que ayudará a reducir la transmisión si los funcionarios de la salud pública ofrecen una orientación clara y contundente sobre esto», indica Linsegy Marr, otra de las firmantes y de la Universidad Tecnológica de Virginia, citada en un comunicado.
El objetivo de esta carta, señala Prather, «es dejar claro que el virus del SARS-Cov-2 viaja por el aire y que las personas pueden infectarse por inhalación».
Por eso, considera que «es importante reconocer» esta vía de transmisión «para que los esfuerzos se centren en la limpieza del aire y en proporcionar orientación sobre cómo evitar los ambientes interiores de riesgo».
Pero, además, los autores proponen buscar un consenso en la polémica sobre las transmisión por aerosoles y señalan la «necesidad urgente de armonizar los debates sobre los modos de transmisión de los virus en todas las disciplinas, para garantizar estrategias de control más eficaces y proporcionar una orientación clara y coherente al público».
Así, escriben que hay que la comunidad científica debe aclarar la terminología utilizada en relación con los aerosoles y las gotitas, y emplear un umbral de tamaño más moderno, en lugar del existente basado en los trabajos de la década de 1930.
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La propuesta para distinguir entre aerosoles y gotitas es tomar como medida el umbral de tamaño de 100 micrometros en lugar de los tradicionales 5 micrometros.
Este tamaño -consideran- «separa más eficazmente su comportamiento aerodinámico, la capacidad de ser inhalado y la eficacia de las intervenciones».
Los responsables de salud pública «deberían hacer una clara distinción entre las gotas expulsadas al toser o estornudar» y los aerosoles que -aseguran- pueden transportar el virus a distancias «mucho mayores».
Los virus en aerosoles de menos de 100 micras -dicen- pueden permanecer en el aire en un espacio confinado durante períodos de tiempo prolongados y acumularse en el aire mal ventilado, lo que conduce a la transmisión.