“La esperanza, compañera de viaje”

VIVIR CON ESPERANZA

Por Jacinto Rojas Ramos

“La esperanza, compañera de viaje”

La vida es como un viaje que tenemos pendiente. Podemos empezar a disfrutar desde el mismo momento que lo diseñamos o debe ser una especial responsabilidad que tenemos la obligación de preparar para realizar. Este viaje puede ser una aventura apasionante, un trayecto monótono, un plan pensado por nosotros, una visita organizada por otros, un viaje personalizado o un viaje a un destino sin ningún encanto. La vida es así. De las decisiones que tomemos, de cómo lo preparemos y lo afrontemos va a depender cómo nos vaya en este viaje.

Desde niños afrontamos este viaje y nos encontramos con millones de sucesos, emocionantes, dolorosos, alegres, divertidos y sin sentido. Que importante en este viaje de la vida dejarnos acompañar por la esperanza.

En este viaje de la vida la esperanza es lo último que se debe perder. Sin ella, el camino de la vida puede hacerse realmente insoportable. Los seres humanos necesitamos grandes dosis de esperanza y tener la creencia de que todo va a salir bien. Nunca debemos dar la lucha por perdida. Y, para ello, tenemos la esperanza como la mejor arma con el fin de que las fuerzas no flaqueen.

Dicen los que saben, que la vida es la búsqueda de la felicidad, pero la realidad es que son muchas las piedras que encontramos en el camino. Aunque siempre debe sostenernos la esperanza, siempre.

Aristóteles definía la esperanza como “el sueño del hombre despierto”. Y es que, a lo largo de la Historia, gran parte de los pensadores han reconocido su valor e importancia. Nietzsche habla de ella como “el mayor estímulo vital” y Tales de Mileto nos recuerda que “es el único bien que conservan las personas que lo han perdido todo”. Sin embargo, no siempre ha recibido buenas palabras. Platón, consideraba a la esperanza como “una insensata consejera”. Y por el mismo camino andaba Benjamín Franklin, que apuntaba que “el hombre que vive de esperanzas corre el riesgo de morirse de hambre”.

Esperanza viene de ‘esperar’, del latín ‘sperare’, y es entendida como motor vital, como consuelo y como fuerza curativa. ¿En qué momento nos prendemos de la esperanza? Como motor vital es una cualidad por la cual se nos presenta como posible aquello que deseamos, es el deseo firme de que aquello que queremos se puede conseguir. Así, cuando tenemos esperanza estamos en condición de luchar para conseguir nuestros objetivos y deseos.

En tiempos difíciles, como cuando perdemos a un ser querido o no encontramos trabajo, o enfrentamos una pandemia, la esperanza es la mejor compañera para poder levantarnos y continuar hacia delante. Y es que, ésta es una gran compañera de viaje para soportar los reveses de la vida. Incluso, el mundo científico considera que la esperanza ejerce también como fuerza curativa e influye en nuestra salud. Ser positivos para enfrentarnos a una enfermedad puede ayudar a paliarla, por ejemplo. Sin duda, las ‘ganas de vivir’ prolongan increíblemente la vida en algunos pacientes. Por eso, jamás debemos perder la esperanza.

Continuamos en nuestro viaje de la vida en el nuevo año 2021; hagamos de la esperanza nuestra fiel compañera para superar los obstáculos que podamos encontrar y alcanzar nuestro objetivo.

rrjacinto_9@hotmail.com