“La vida cristiana florece con la esperanza”

VIVIR CON ESPERANZA

Por Jacinto Rojas Ramos

“La vida cristiana florece con la esperanza”

La esperanza cristiana es una confiada expectativa de cosas buenas que han de venir (Hebreos 6,11).

La base de la esperanza es la soberana gracia de Dios (2 Tesalonicenses 2,16), y  la buena nueva de que Cristo murió por los pecadores (Colosenses 1,23).

La esperanza es como un árbol. Imaginemos la esperanza como un árbol. La tierra de la cual puede crecer la esperanza es la gracia de Dios y el evangelio de Cristo.

El brote del árbol, el principio de la esperanza, ocurre en la regeneración, o nuevo nacimiento.

El alimento que sustenta esta nueva esperanza y la hace crecer fuerte es la Palabra de Dios, sobre todo las promesas.

Las fuertes fibras del tronco de madera se equiparan a la expectativa confiada de que algún día nos encontraremos con Cristo cara a cara, tendremos cuerpos nuevos que ya nunca se enfermarán, estaremos totalmente libres de la lucha contra el pecado, compartiremos en la gloria de Dios, y nunca nos veremos amenazados con la pérdida porque la nueva vida va a durar para siempre.

Esto simplemente nos deja ahora con la pregunta: ¿Este árbol da fruto? La respuesta del Nuevo Testamento es un rotundo ¡Sí! Y vamos a ver cuatro de estos frutos de la esperanza.

    La esperanza tiene el fruto del gozo.

    La esperanza tiene el fruto del amor.

    La esperanza tiene el fruto de la audacia.

    La esperanza tiene el fruto de la resistencia.

O, para decirlo de otra manera, sin la esperanza cristiana mi vida y tu vida no pueden producir alegría cristiana, amor, audacia o resistencia.

Existen tipos de amor, de alegría, de coraje y de resistencia, que poseen las personas que no tienen esperanza en Dios, pero estas no son las virtudes cristianas que glorifican a Dios y dan testimonio de su obra salvadora en el alma. El gozo, el amor, la valentía y la resistencia que no crecen en el árbol de la esperanza, en la tierra de gracia y de verdad, no tienen ningún valor espiritual o eterno.

El gozo y la paz de los creyentes provienen esencialmente de sus esperanzas. Lo que se opone a ellos es poco, comparado con lo que está reservado para ellos. Por lo tanto, cuanta más esperanza tienen, más alegría y paz experimentan… Los cristianos deben desear y trabajar por una abundancia de esperanza.

Por tanto, la vida cristiana florece con la esperanza. Todo lo bueno, con la fe puesta en Dios, es posible. ¡Y así se percibe la esperanza! Es estar convencido de que se puede alcanzar determinado logro con perseverancia, dedicación pero sobre todo con la mirada puesta en Dios, fuente de esperanza.

rrjacinto_9@hotmail.com