Marina Abramovic es reconocida con el Premio Princesa de Asturias de las Artes

  • La artista serbia fue reconocida por su trabajo en el performance y los video arts, así como por su constante búsqueda de libertad individual.

CIUDAD DE MÉXICO. La artista visual serbia Marina Abramovic (1946)  fue reconocida hoy con el Premio Princesa de Asturias de las Artes, en su cuadragésima edición, por su trabajo en el performance y los video arts.

Según el acta del jurado, “es un reconocimiento a una trayectoria artística en permanente cambio y con un trabajo que ha dotado a la experimentación y a la búsqueda de lenguajes originales en una esencia profundamente humana”. El galardón se le otorgó por una vida dedicada a impactantes obras que mantuvieron “una constante búsqueda de libertad individual”.

La candidatura de Abramovic, de 74 años,  fue propuesta por María Sheila Cremaschi, directora del Hay Festival Segovia. En esta edición hubo 59 candidaturas de 24 nacionalidades.

Este galardón, dotado de 50 mil euros, aproximadamente un millón 217 mil pesos, es el primero de los ocho Premios Princesa de Asturias que se conceden este año.

Marina Abramovic, conocida como la abuela del performance,  nació en Belgrado el 30 de noviembre de 1946 y comenzó a hacer performances en 1970.

Estudió en la Academia de Bellas Artes de Belgrado y completó sus estudios de postgrado en la Academia de Bellas Artes de Zagreb.

En 1976, Abramovic  abandonó Yugoslavia y se instaló en Ámsterdam, donde conoció al artista germano-occidental de performance Uwe Laysiepen, Ulay, con el exploró los conceptos de ego e identidad artística, las tradiciones de los respectivos patrimonios culturales de sus países y el deseo del individuo por los ritos.

Ambos artistas decidieron vestirse y comportarse como gemelos.

LÍMITES DEL CUERPO

En 1988, Abramovic y Laysiepen decidieron hacer un viaje espiritual, al que bautizaron como The Great Wall Walk, con el que concluiría su relación: ambos caminarían por la Gran Muralla China, comenzando cada uno por el extremo opuesto y encontrándose en el centro para darse un último abrazo.

Según la crítica, el trabajo de Abramovic explora “los límites del cuerpo y la mente” a través de performances arriesgadas y complejas en unaconstante búsqueda de libertad individual.

En 1997, la artista presentó la pieza Balkan Baroque, en la Bienal de Venecia, por la que recibió el León de Oro a la mejor artista.

En este performance Abramovic se sentó en una pila de huesos de animales que comenzó a lavar, acto que duró varios días, como una protesta y luto por la guerra de los Balcanes.

Otra de sus actuaciones emblemáticas de la también doctora honoris causa por la Universidad de Plymouth fue en 2005, en el Museo Guggenheim de Nueva York, donde presentó el performance Seven Easy Pieces. Este trabajo recreó,  en siete noches consecutivas, el quehacer de los pioneros del performance, además de dos obras propias, Lips of Thomas y Entering the Other Side.

En 2010, se inauguró en el MoMa de Nueva York una gran retrospectiva de su obra que incluyó registros en video, fotografías y documentos, una instalación cronológica con la recreación por actores de acciones realizadas previamente por la artista y la presentación más extensa realizada por Abramovic: 716 horas y media sentada inmóvil frente a una mesa en el atrio del museo, donde los espectadores eran invitados por turno a sentarse frente a ella, a compartir la presencia de la artista y mirarla a los ojos.

Gracias a su originalidad y trayectoria, en 2013 se estrenó el documental La artista está presente, dirigido por

Matthew Akers, que fue nominado a mejor documental en el Independent Spirit Awards y recibió el Premio del Público al mejor documental en el Festival de Cine de Berlín.

La artista decidió crear en Estados Unidos el Marina Abramovic Institute (MAI), un centro de arte situado en Hudson, Nueva York, en el que se realizan actos culturales, talleres y exposiciones relacionados con el performance y el arte contemporáneo.

La Royal Academy of Arts programó una retrospectiva sobre la obra de la artista que por la pandemia tuvo que posponerse para 2023.

 HORACIO FRANCO, VACUNADO

El flautista mexicano Horacio Franco acudió ayer a recibir la primera dosis de la vacuna contra covid-19  en la Escuela Primaria Benito Juárez, en la alcaldía Cuauhtémoc. En sus cuenta de Twitter @HoracioFranco, el artista escribió: “Maravillosa experiencia la eficiente y maravillosa vacunación hoy en @AlcCuauhtemocMx. Gracias a todos los finísimos enfermeras, doctores y siervos de la nación”.

Franco se contagió de covid-19 en marzo de 2020, después de viajar a  Estados Unidos.