EL VIEJO REGIMEN, SIN CUADROS NI LIDERES EN TIERRAS VERACRUZANAS
|60 SEGUNDOS
RAUL GONZALEZ RIVERA
EL VIEJO REGIMEN, SIN CUADROS NI LIDERES EN TIERRAS VERACRUZANAS
La verdad que causan lástima ajena, los asociados del viejo partido del PRI que hoy rumian en el café y la calle, por las derrotas sufridas por su partido y de que ahora se percatan que la escuelita de cuadros jamás operó y mucho menos forjó dirigentes que sustituyeran a las generaciones que lo tuvieron todo y en demasía.
Hay que decirlo, porque es una verdad de a kilo, el PRI carece de una ideología desde que vio la luz primera, con la luz verde que le aplicara su fundador, el presidente Plutarco Elías Calles.
En México, la ausencia de ideologías conforme a la generación de estas, con que se adornaron los filósofos griegos y franceses, no existen. El PRI surge de dos intentos previos por integrar un partido político, al cual, dotarían sobretodo de tres sectores existentes en la sociedad azteca, como fueron el obrero, el campesino y el popular. Sin embargo, una ideología concreta jamás tuvo el priismo, no obstante que su conformación le daría fortaleza y una larga vida política en este país.
Empero, como todo lo que inicia, crece y goza de salud, igual, sobreviene su caída, el abandono y los viejos lideres priistas, creyendo que serían eternos, no mostraron preocupación alguna por formar cuadros, que más tarde se incorporaran y relevaran en sus funciones, con vistas a agrandar el periodo de vida de su sigla partidaria.
Prueba de ello, aquí en confianza y localmente, lo experimentan los veracruzanos de todos los rumbos.
Tras de Tlatelolco, el régimen federal tomó el control absoluto de la vida nacional e incorporó a no pocos de los dirigentes en protesta del movimiento estudiantil, a los cuales colmó con chambas oficiales, presupuesto y canonjías.
En la provincia como la veracruzana, seguían nombrando gobernadores desde el altiplano, sin considerar que la ciudadanía cada sexenio sufragaba en menores cantidades en las urnas electorales. Es decir, comenzaba el rechazo al sistema unipartidista y de un solo hombre en el gobierno.
Así las cosas, llegaría don Rafael Hernández Ochoa, impuesto por el centro a ocupar la silla de gobernador, siendo que nadie aquí lo conocía, más que porque había sido secretario del trabajo.
Empero, viejo zorro de las cuestiones políticas, el hombre de Santa Gertrudis allanaría su camino a la gubernatura llamando a un puñado de ambiciosos jóvenes formados en las aulas universitarias, primero en campaña, en la cual algunos lucirían como oradores y posteriormente, ya en el gobierno ocuparían sendos cargos públicos, en los cuales forjaron sus fortunas personales y algo más, su permanencia a lo largo de cuatro décadas montados en el poder.
Todo lo anterior, sin querer darse cuenta que el pueblo despertaría y avistaría los destrozos que causaron a la vida pública de Veracruz y lo otro, tanto fue su descuido, que nunca tampoco formaron auténticos cuadros de guías políticos. Así que la casa priista, está sin dirigentes genuinos, tal vez por allí surjan algunos, pero el tiempo apremia, hay prisa por que se apersonen en la defensa del pueblo y representen sus más caros anhelos. Esperemos.
QUÉ ESTUDIAR PROFESIONALMENTE, SI NO HAY FUENTES DE EMPLEO
La gran incógnita como va a desentrañar un joven sobre cuáles son sus aspiraciones de cursar una carrera profesional, si la vocación en edad en que el bachillerato se encuentra en su preparación, carece de la más elementan orientación vocacional y allá en la calle, no se habla más que de falta de empleos, lo que provoca que descarrilen numerosos egresados de las universidades delo país y se dediquen a “lo que sea”, conforme a la chamba que les aparece.
Esta es la gran interrogante que en numerosos hogares aztecas se están haciendo ante la expectativa o certidumbre de que su hija o hijo, está por concluir los cursos del bachillerato y al menos en teoría pretende continuar asistiendo a aulas universitarios, con el fin de obtener un título en la profesión, no de sus sueños, pero sí de sus aspiraciones.
En todas las épocas de la vida nacional, a partir de que los presidentes Porfirio Díaz y luego Miguel Alemán Valdés, dieran el banderazo definitivo para crear el primero la universidad pública y el segundo, que a la UNAM le otorgara su autonomía como casa de estudios. Y con ello, que los jóvenes de los años 40 del pasado siglo XX fueran instados por sus progenitores para obtener un título que acreditara su formación profesional, en alguna de sus carreras.
Hay que considerar que esa aspiración, además de genuina, era justa en la mayoría de hogares mexicanos de los primeros 50 y 60 años del siglo XX. Entonces había menos habitantes en el país, las expectativas de empleo, seguramente estaban abiertas para cualquiera de sus egresados universitarios, o aun en la más increíble de las disciplinas a cursar educativamente. En efecto, pocos o casi nadie quedaba sin ocupar un espacio en el gobierno, la empresa o la vida privada en los despachos, oficinas y consultorios.
Sin embargo, la pandemia provocada por el coronavirus ha cambiado radicalmente el modo de vida de los mexicanos. Si no quieren ser contagiados por el virus que puede no solo atacar sino hasta quitar la vida a una persona y en ese contexto, aseguran instancias dedicadas al análisis de las exigencias y necesidades sociales, que la medicina, aparece como la más importante carrera para cursarse y que ofrece todavía alternativas para ocuparse laboralmente.
Como esta, otras nueve profesiones, entre las que destacan las áreas dedicadas a finanzas y las diversas ingenierías existentes. la carrera de pedagogía, se cita como la única en el área de las carreras humanísticas, con algún futuro para el estudiante que la curse.
La SEP acaba de advertir que nacionalmente hay un millón de jóvenes que han desertado desde la primaria hasta la escuela universitaria, con motivo de la pandemia, aduciendo que tienen que incorporarse al mercado de alguna chamba o trabajo, porque sus padres ya fallecieron, fueron despedidos de sus espacios de ocupación laboral, o padecen de enfermedades que no les permiten pagar ninguna colegiatura a sus hijos.
Y para contrarrestar de alguna forma el negro panorama que se aprecia a la distancia para los nuevos egresados universitarios, instituciones de consulta y análisis de fondo al escenario de la formación de nuevos profesionales, los jóvenes preferentemente sepan canalizar su vocación hacia áreas definidas por la necesidad social y que sepan de la existencia de lugares para su realización en su ejercicio.
NINGUNA AUTORIDAD HA PUESTO FIN AL PESIMO SERVICIO DE TAXIS
Cada que llega un titular de tránsito o transporte público, hace el anuncio espectacular de que ahora sí los ciudadanos podrán tener y gozar de un servicio de taxi y transporte público cómodo, confortable, limpio y con tarifas que todos sus usuarios conozcan y sean respetadas, a efecto de evitarse las sanciones de rigor los malos prestadores de servicios a pasajeros.
Suena bien. La gente se lo cree y por si faltara algo, el ayuntamiento municipal a través de sus ediles, y el director de tránsito, aunque nadie lo conoce, suele hacer anuncios espectaculares, como aquel de que se levantará a los “carro maceta” y nadie será lo suficientemente influyente que pueda aparcar su automóvil en la rúa que mejor le apetezca.
Cuando arribó la actual administración local, el alcalde Hipólito Rodríguez Herrero, hizo una observación válida, al advertir en tono de reclamo que la ciudad era rehén de los taxistas. En efecto, la herencia recibida por el gobierno estatal de turno, alcanzaba los casi 18 mil taxis corriendo en la ciudad, cobrando tarifas arbitrarias, conductores en su mayoría ayunos de ninguna capacitación, docenas sin bañarse y las unidades que conducen desvencijadas, sucias, pestilentes y estorbosas para el resto de automovilistas, en nuestras congestionadas y angostas y cortas rúas de circulación.
Fue en el régimen del gobernador Rafael Murillo Vidal, que inclusive se puso a funcionar una dirección de educación vial, a cargo del señor Guillermo Platas, quien personalmente en los cruceros de la capital, orientaba a los menores de edad a conocer las medidas más elementales para caminar por las calles, cruzarlas y recibir senda explicación sobre el sistema de semáforos, hasta el detalle, acerca de los colores de éstos.
Entonces no había ningún operativo de grúas, eso sí, numerosos agentes vestidos de uniforme color café, pito en la boca y macana en la cintura, nunca un arma de fuego y muchos de ellos al común de automovilistas, sabían orientar sobre lugares de atractivo natural de la ciudad, dominaban nombres de calles y avenidas y de hoteles y restaurantes.
Quizá por lo anterior, los alcaldes Elizabeth Morales y Américo Zúñiga en sus respectivos regímenes municipales, pretendieron aplicar los programas “Yo si leo en taxi” y el de taxistas bilingües, para poder atender a viajeros del extranjero, sobre todo los que procedieran de los Estados Unidos de Norteamérica. Por supuesto que lo bueno y malo de todo cuanto aquí se cuenta, se fue por la borda.
Ahora el taxi que circula en Xalapa es malo, sus choferes en mayoría, son peores. El servicio hasta por la “dejada” más rápida, suelen cobrarlas, pero sin someterse a ninguna tarifa oficial, a sabiendas de que pueden conseguir el perdón de la autoridad, traficando sus líderes con influencias o cayendo en la viciada práctica del moche y la mordida. Obvio, el uniformado del común, agente de tránsito o policía vial, lo niegan rotundamente. Es Todo.