Trenes y torres más grandes se han caído
|Reynaldo Escobar
A partir del movimiento democrático de 1988 la izquierda mexicana se posicionó en la Ciudad de México como proyecto político de cambio democrático, cuya proyección diez años después permitió su consolidación al obtener el triunfo para ejercer el gobierno capitalino, desde las trincheras construidas por el PRD.
Los usufructuarios de la izquierda, que llegaron al gobierno de la CdMx, no fueron los fundadores del partido comunista mexicano, ni los luchadores sociales que participaron en el movimiento estudiantil de 1968, ni en las manifestaciones de 1971, disuelta esta última con policías vestidos de civil, identificados como “halcones”, y cuya autoría se le atribuye al entonces regente de la Ciudad de México Alfonso Martínez Dominguez.
El expresidente Luis Echeverría, sucesor de Gustavo Díaz Ordaz e impulsor de José López Portillo, acudió a la policía secreta y a la fuerza pública para reprimir a quienes exigían libertad e igualdad en todos los órdenes de la vida y que se pusiera fin a la discriminación y a la pobreza, mediante la aplicación de la justicia distributiva desde el gobierno.
Los usufructuarios o beneficiarios del cambio democrático fueron entre otros, Andrés Manuel López Obrador y su camarilla, quienes apoyados por el ingeniero Cuauhtémoc Cardenas, Ifigenia Martínez y Porfirio Muñoz Ledo, se apoderaron del PRD para enseguida obtener el gobierno de la CdMx, que desde el año 2000 ha sido un bastión del líder tabasqueño y sus aliados.
En la elección del pasado 6 de junio los votantes capitalinos, a los que bautizó el señor Presidente como “clasemedieros y aspiracionistas”, votaron en contra del partido oficial Morena, contando de tajo las aspiraciones presidenciales de la gobernadora Claudia Sheimbaun, quien a su vez, distraída en la lucha por la sucesión presidencial, en vez de gobernar a la gran ciudad, destinó su tiempo a desgastar políticamente a su principal adversario en la sucesión, el canciller Marcelo Ebrard Casaubón.
Claudia Sheinbaum responsabiliza a Marcelo Ebrard de la tragedia en la Línea 12 del Metro y el descuido en sus funciones por encubrir a Florencia Serranía, directora general del Metro, dieron como resultado que su partido Morena haya perdido la mayoría de las alcaldías capitalinas, lo que generó su expulsión del grupo de aspirantes para llegar a Palacio Nacional.
Crisis galopante
De las principales complicaciones que va dejando la pandemia, además del desempleo y las enfermedades aparecidas como secuelas, que dañan organismos humanos después de recibir las vacunas antiCovid-19
El encarecimiento de los satisfactorios de consumo básico, la inexperiencia y falta de amor a la patria de los funcionarios de la 4T aceleran el retroceso de nuestro país en todos los órdenes de la vida, que bien puede desembocar en una lucha sin cuartel, de todos contra todos.
Otro de los sectores que viene padeciendo la crisis post pandemia es el de las mujeres y los niños, víctimas de feminicidios e infanticidios que se cometen diariamente a lo largo y ancho del territorio nacional, sin que exista la seguridad pública que el Estado debe proporcionar a toda la población, incluidos aquellos que por estar en lugares y horarios desafortunados, la casualidad los lleva a perder la vida por la guerra entre bandas criminales, que en vez de disminuir se incrementan día con día, ante la política de “abrazos, no balazos”.
Para colmo de males, la competencia entre iguales para lograr un nombramiento y desempeñar cargos públicos quedó en el olvido y ahora depende de la afiliación al partido Morena para contar con el visto bueno de los que mandan y deciden por los demás.
El pasado fin de semana se dio a conocer que un grupo de personas de entre quienes cargaban las maletas del presidente, le desinfectaban el micrófono para sus discursos y corrían al lado de su camioneta en sus giras, ahora han dejado esas tareas para pasar a ser funcionarios públicos federales, con sueldos superiores a 107 mil pesos mensuales, poniendo como ejemplos a Carlos Sánchez y Alejandro Antonio Calderón, actuales coordinadores nacionales de infraestructura hospitalaria y abastecimiento y distribución de medicamentos e insumos del Insabi.
Lo mismo sucedió en la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca y en la Administración General de Recursos y Servicios del SAT, donde fueron nombrados Octavio Almada Palafox y Paloma Rachel Aguilar Correa, todos exintegrantes del cuerpo de ayudantes presidencial.
Paradójico resulta el contraste, si se compara a quienes cuentan con títulos universitarios, maestrías y doctorados egresados de universidades públicas y privadas, “aspiracionistas y clasemedieros” que no encuentran un trabajo para ganar “mínimo” su diario sustento.