Pere Estupinyà, narrar con las gafas de la ciencia
|- El autor explora, desde la divulgación científica, los secretos existentes en torno al cáncer, el cambio climático y la sique humana
CIUDAD DE MÉXICO.
Mientras usted lee estas líneas, científicos de todo el mundo buscan la manera de combatir el envejecimiento de células y órganos humanos, otros más intentan aislar la metástasis del cáncer de colon o lograr que los perros detecten enfermedades como el cáncer de pulmón y la diabetes con el olfato.
Así lo advierte el escritor y divulgador científico Pere Estupinyà (Barcelona, 1974), quien presenta su más reciente libro A vivir la ciencia, en el que explora, desde la narrativa, los secretos de la ciencia en torno al cáncer, el cambio climático, la sique humana, así como la falta de divulgación científica.
Me parece que hace falta entender un poco más cómo funciona el mundo con las gafas de la ciencia”, dice Estupinyà. “Sin embargo, es cierto que cuando dices la palabra ‘ciencia’, ésta genera un respeto entre los lectores y sería una buena estrategia disimularla o sustituirla por ‘conocimiento’, ya que todo mundo quiere conocer cosas. Así que en el terreno de la divulgación científica aún hay mucho margen de mejora”.
Y apunta: “Al final, la ciencia es un método que tienen los investigadores para adquirir conocimiento, es decir, es la manera que tenemos de conocer a detalle cómo funciona el universo, nuestro cuerpo y la sociedad”.
Aunado a esto, reconoce que “los científicos se han apropiado demasiado de la ciencia y hablan como si fuera suya y tuviera que comunicarse según lo que ellos consideran importante, es decir, según los términos que consideran rigurosos y precisos, lo cual la aleja (del público), porque los científicos hablan un lenguaje distinto”.
En este libro quiero reivindicar la ciencia como herramienta, no como protagonista, porque el protagonista de nuestras historias son los problemas sociales y la ciencia sólo nos permite abordarlos y conocerlos mejor”, explica.
En este sentido, a una parte de los científicos les han faltado herramientas para caminar sobre el terreno de la divulgación, aunado a que los medios no han sido valientes para incorporar la ciencia en sus canales; y con valiente me refiero a asumir que la ciencia tiene esa connotación de aburrida y poco interesante, pero a medida que la colocas de manera estratégica, la gente no cambia de canal”.
¿Considera que el conocimiento científico está peleado con el consumo voraz de información? “El científico tarda mucho en dar a conocer su conocimiento y, cuando lo hace, se asegura de no dar opción a réplicas o comentarios, lo cual impide que haya cierta discusión que enriquezca el debate y que lo haga más mundano”.
Así que cuando la ciencia se presenta terminada, como verdad incuestionable, se aleja del público. Sin embargo, covid-19 mostró una presión distinta, dado que la sociedad ha pedido una respuesta más rápida y la ciencia se ha equivocado a veces, ha habido opiniones diversas y al final eso la ha convertido en más real y humana. Por eso ha tenido tanta presencia científica el tema en todas partes”, asevera.
¿Por qué si a todos nos gusta escribir en Twitter y Facebook, no parecemos interesamos en el funcionamiento de los teléfonos inteligentes? “Llevamos vidas ajetreada y nos hemos acostumbrado a consumir muchísima información a gran velocidad. Y aunque los editores nos dicen que se compran más libros como nunca, existe una inmediatez de la información, que yo también utilizo, pero después intento ampliar la información en función de mi curiosidad.
Quizá se debe a que hay una competencia de estímulos tan grande en redes sociales u otros canales que perjudica la lectura pausada, pero esto no lo sé muy bien”. Lo que sí ha intentado Estupinyà, explica, es que este libro sea ameno, ágil y dé conocimiento de ámbitos diversos, con un grado de profundidad y de gran accesibilidad a todo el público interesado.
Este libro no es para alguien sin interés en la ciencia, porque para eso está Twitter, pero sí es para estudiantes, personas mayores o quienes quieran darle una oportunidad a la ciencia y entender más sobre las cosas que nos dicen que son tan fascinantes”, concluye.