Muñoz Ledo Acuerdos entre los gobierno de México y EU no son transparentes

  • El legislador asegura que la política exterior mexicana se maneja de forma feudal, es subrepticia, errática y al margen de la opinión pública; es preocupante que no rindan cuentas.                                              

Muñoz Ledo insiste en que pareciera que México se decanta ya como un país autoritario, que no rinde cuentas a ningún miembro de su población.

CIUDAD DE MÉXICO | EL UNIVERSAL

Los acuerdos entre las administraciones de México y Estados Unidos signados recientemente entre el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y Joe Biden “son absolutamente intransparentes”. Nadie sabe de qué se habló o a qué acuerdos se llegó con la vicepresidenta Kamala Harris en Palacio Nacional, lo cual es “altamente preocupante” porque se está manejando la política exterior “de forma feudal, como si fuera su rancho”.

Así lo afirma el diputado federal y exrepresentante de México ante la ONU, Porfirio Muñoz Ledo, al realizar un balance de la visita de varios funcionarios estadounidenses de alto nivel a México y los acuerdos que se lograron con el gobierno de la Cuarta Transformación.

En entrevista con EL UNIVERSAL, recuerda que el arranque de esta nueva era entre ambos mandatarios —López Obrador y Biden— evidenció que el Ejecutivo mexicano tenía una relación de tipo personal con el presidente Donald Trump, para con ello retrasar una felicitación, un reconocimiento a Joe Biden, cuando todo mundo ya lo había reconocido. Una especie de “lealtad amistosa”, con una visión feudal, como si México fuera un rancho de su propiedad. Lo que ocurre ahora es altamente preocupante porque son relaciones y acuerdos entre los dos países “absolutamente intransparentes”. Nadie sabe de qué habló con la vicepresidenta Kamala Harris. Ella sí informa al Congreso de Estados Unidos, acá nada sabemos, no se rinde cuentas al Congreso, ni al Senado, subraya. Lamenta que Kamala Harris, a pesar de ser vicepresidenta de Estados Unidos, no haya acudido al Senado mexicano, más siendo la presidenta del Senado estadunidense, cuando esto es una práctica parlamentaria común en todo el mundo, salvo cuando quieren tener en secreto los acuerdos logrados entre gobiernos.

Comenta que el mandatario mexicano ha expresado que no hay mejor política exterior que la política interior. Sin embargo, la política exterior existe y es extremadamente compleja con Estados Unidos, por lo que “el decir que no existe es hacer una política subrepticia, al margen de la opinión pública, así como de los órganos competentes del Estado mexicano”.

La política exterior de Estados Unidos allá es objeto de rendición de cuentas y de la supervisión parlamentaria, así como de la vigilancia de la opinión pública; con mayor razón debe ser la política exterior de este lado de la frontera, argumenta. Se trata de una política fronteriza, binacional, regional, interregional, multilateral y global. Eso debe quedar claro ante la opinión pública. Está regida por normas pactadas como el T-MEC, agrega Porfirio Muñoz Ledo, expresidente de la Cámara de Diputados.

Recuerda que hace años se firmaron acuerdos muy criticables y de dudosa legalidad. Para ellos es un tratado, para Estados Unidos no sabemos qué es. Incluso la Iniciativa Mérida que firmó Felipe Calderón.

“Igualmente ahora, no sabemos qué se acordó en materia de seguridad, de migración, de fronteras, todo es un misterio”, comenta el exembajador y expresidente del Consejo de Seguridad de la ONU.

“Entonces tenemos una política exterior, no de Estado. Es una política exterior como si fuera un régimen absolutista, donde no se dan cuentas a nadie. Donde se alaban los recursos que da el gobierno de Estados Unidos al gobierno mexicano, pero se consideran intervencionistas los que se dan a organizaciones no gubernamentales, civiles y académicas que luchan contra la corrupción”.

Asegura que a estos encuentros con funcionarios de alto nivel de Estados Unidos ni siquiera se le avisó ni invitó a la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, “lo que evidencia esta política feudal, de manejar el país no a través de las instituciones, sino como si fuera su rancho”.