“El ser humano necesita de la esperanza”

VIVIR CON ESPERANZA

“El ser humano necesita de la esperanza”

Por Jacinto Rojas Ramos

«Nunca el ser humano ha sabido tanto de sus orígenes y tan poco de su destino», decía Hegel. Muchos pensadores perspicaces encuentran nuestro mundo occidental muyrico en medios y muy pobre en fines. El clima espiritual de nuestro tiempo, reflejadopor los pensadores postmodernos, adolece de un notable debilitamiento del sentido de lavida humana. Por supuesto, subsisten los sentidos parciales, que motivan vigorosamentela vida de muchas personas. Sacar adelante una familia, abrirse camino en la profesión,vivir holgada y prósperamente, gozar intensamente de los placeres de la vida, servir yayudar a las personas indigentes, son sentidos reales en la existencia de muchaspersonas. Pero son parciales. Al tiempo que muchos parecen no necesitar de un sentidomás unitario y más profundo para «funcionar», no son pocos los que se preguntan:¿Esto es todo lo que da la vida y lo que puedo hacer en ella?

Ni los tiempos de optimismo (como la década de los ´60) ni los de pesimismocompartido (como los actuales) son los mejores para la esperanza cristiana. En losprimeros, el hombre y la mujer se sienten ingenuamente capaces de «salvarse a símismos». En los segundos se deprimen en exceso y llegan a preguntarse: ¿Haysalvación posible? Con todo, unos y otros ofrecen una brecha hacia la esperanza. Lostiempos de pesimismo permiten abrir una brecha no menor; tal vez mayor.

Porque hay brecha, hay hueco. El ser humano no puede renunciar a la esperanza sindejar de ser humano. Dios no puede abandonar la historia y contemplar apáticamente suderiva. Si existen signos que provocan desesperanza e incluso desesperación, no faltanotros signos que estimulan nuestra esperanza.

«El hombre es un animal que espera» (P. Laín Entralgo). Porque está vitalmenteorientado al futuro, necesita ocuparse de él, vislumbrarlo, prepararlo, «amarrarlo» dealguna manera, incluso defenderse ante él.

Esperar es, para los hombres y mujeres detodos los tiempos, tan necesario y tan saludable como respirar. «Vivir es esperar», diceun teólogo. «Somos esperanza» (P.-L. Landsberg).

La esperanza es unaplanta que no puede faltar en el huerto del corazón humano. «El animal puede seguir caminando a oscuras hacia el muro infranqueable o hacia el abismo. El hombre se resiste a caminar si no presiente una puerta abierta hacia el futuro» (P. Teilhard deChardin).

Cuando muere la esperanza, «muere» el ser humano. Está vegetativamentevivo, pero está «muerto». Le sucede algo análogo a lo que acontece a los abetos a losque las heladas persistentes les han quemado su «guía», su punta de crecimiento.

Camusen «El mito de Sísifo», tras evocar la fatalidad de aquel hombre castigado por los diosesa subir hasta la cima un enorme pedrusco destinado inexorablemente a rodar monteabajo una y otra vez, concluye: «Los dioses sabían muy bien que no hay nada más duro para el hombre que trabajar y vivir sin esperanza».

rrjacinto_9@hotmail.com