Seguridad nacional y Ley Máxima
|Seguridad nacional y Ley Máxima
Reynaldo Escobar
Según los informes oficiales del INEGI, correspondientes al año 2021, la sedena cuenta con 319,080 integrantes de las fuerzas armadas de México, de los cuales actualmente se registra un récord de despliegue, de 80 mil soldados en todo el territorio nacional, quienes realizan trabajos de seguridad, incluyendo a los efectivos del ejército que cuidan la frontera norte con los Estados Unidos y la frontera sur, colindante con Guatemala y Belice.
No hay que olvidar que el ex presidente norteamericano Donald Trump, en sus últimas intervenciones públicas, reconoció el despliegue de 27 mil efectivos mexicanos, que sirvieron para contener el éxodo de migrantes latinoamericanos a Estados Unidos. A partir de la llegada de Joe Biden a la presidencia de Estados Unidos, la frontera con nuestro país se mantiene bajo un estricto control, por 2 razones fundamentales, cuidar la seguridad interna del vecino país y combatir la pandemia del Covid 19 con mayor efectividad.
El especialista en seguridad y fuerzas armadas, Guillermo Garduño, escribió para Organización Editorial Mexicana (OEM), un análisis que en pocas palabras se revierte contra una de las decisiones equivocadas de la 4T al decir lo siguiente: “no porque saques más militares a las calles, vas a ganar”. Y es que en un comparativo de los datos oficiales publicados por la sedena, en el último año del gobierno del ex presidente Felipe Calderón se llegó a desplegar hasta 52,690 soldados, en plena guerra declarada contra las drogas, intentando contener, sin éxito, la violencia de los cárteles y organizaciones criminales.
La formación castrense implica un acendrado patriotismo, para defender con honor al país, a sus símbolos nacionales y a sus habitantes, hasta con la vida; y de eso han dado muestras los efectivos del ejército mexicano, a tal grado que ante la criticada línea presidencial de “abrazos no balazos”, muchos militares han sufrido provocaciones de grupos insurrectos, quienes portando armas sin licencia, desafían a los soldados, sin consecuencias que sancionen a los provocadores. La Carta Magna faculta al titular del ejecutivo federal, a preservar la seguridad nacional y disponer de las fuerzas armadas para la seguridad interior de la nación, de ahí que el mando supremo no debe ser utilizado para imponer voluntades políticas. Sólo respetando el mandato constitucional se logrará la tranquilidad y la paz pública.