Ganemos México la Confianza
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Reynaldo Escobar
En lo que se termina de cerrar el proceso electoral, cuya votación se llevó a cabo el pasado 6 de junio, lo que sigue para los políticos que trabajaron para obtener las posiciones en disputa es asimilar el triunfo sin actitudes prepotentes llenas de soberbia en contra de sus contendientes y a su vez.
A quienes no lograron el éxito anhelado, no queda más que volver a empezar a trabajar desde ahora, partiendo de la autoevaluación que permite saber con honestidad cuáles fueron las principales causas de su derrota.
La división entre ricos y pobres no puede seguir cultivándose porque nos conducirá a una confrontación mayor, que va hacia la destrucción de las instituciones públicas y el Estado de Derecho, que en su momento permitieron la pacificación del “México bronco” de la posrevolución iniciada por Francisco I. Madero en 1910.
No se puede vivir de rencores ni tampoco cultivar los deseos de venganza o de ajuste de cuentas, porque el tiempo transcurre inexorablemente y para recuperar la confianza de quienes se sienten defraudados por la demagogia, el engaño y la traición, apenas hay tiempo para buscar la unificación nacional con ánimo constructivo y dejar ya a un lado la confrontación que a nada nos conducirá.
Ha resultado muy gratificante para miles de militantes y simpatizantes veracruzanos de la asociación política estatal Ganemos México la Confianza (GAMEC), participar en las tareas de fortalecimiento y promoción ante la sociedad civil el interés por hacer a un lado toda clase de revanchismos, para que en su lugar procuremos recuperar la confianza del pueblo, que ha sido marginado, ignorado en sus demandas sociales y desatendido por muchos años en nuestro país.
Nuestro respeto y reconocimiento para el doctor Carlos García Mendez, quien además de ser rector y fundador de la Universidad de Xalapa, a través de GAMEC se ha preocupado por la promoción de la reconciliación social y por recuperar la confianza de la sociedad en las instituciones públicas y el gobierno, convencido de que no hay mejor camino para fortalecer la vida democrática de nuestro país que el de procurar una justicia social para los mexicanos.
No se puede vivir de rencores ni tampoco cultivar los deseos de venganza o de ajuste de cuentas, porque el tiempo transcurre; apenas hay tiempo para buscar la unificación nacional con ánimo constructivo y dejar ya a un lado la confrontación que a nada nos conducirá.