Sólo la ayuda humanitaria salvará a Xalapa

Sólo la ayuda humanitaria salvará a Xalapa

Reynaldo Escobar

Ya se esperaba desde el pasado viernes por la tarde, gracias a las previsiones del Servicio Metereológico Nacional, que la fuerza del huracán “Grace” alcanzaría al llegar a Veracruz un nivel “3”, y por consiguiente sus rachas de viento podrían llegar a 250 kilómetros por hora, por lo que se convocaba a la población y cuerpos de rescate y auxilio a permanecer alertas y prever el peligro de sufrir las consecuencias que por deslaves e inundaciones ocurrirían.

El luto por los muertos que ha dejado el Covid-19 aumenta con los primeros informes oficiales que reportan por el huracán “Grace”, ocurridos en esta ciudad, que dejó ocho personas muertas y miles de damnificados que perdieron sus viviendas, negocios, vehículos y todo aquello susceptible de aplicarle el valor económico que el esfuerzo individual o colectivo le asigne al patrimonio de los más pobres, que coincidentemente fueron los más perjudicados. Desaparecido el Fonden, igual que desaparecidas están las autoridades municipales de la capital de Veracruz, la reconstrucción y recuperación de todo lo perdido quedará a cargo de la sociedad civil y de los altruistas que, como siempre, ocuparán el lugar de los políticos, que únicamente se acercan a los sectores más empobrecidos para comprarles el voto o para cambiárselo por una despensa que se terminará en una semana y se repetirá hasta la siguiente elección.

Iguales o más graves problemas producto de enfermedades, falta de alimentos, medicinas y viviendas seguras donde pasar la noche afectan ya a muchos miles de pobladores de las zonas rurales y de las riberas de ríos, lagunas y cuencas acuíferas, que por efecto de las “vaguadas y pendientes” por donde corren las aguas que dejó a su paso el destructivo huracán «Grace», continúan impidiendo la reconstrucción y recuperación de viviendas y caminos de acceso para los lugareños.

Hay que reconocer que “todo tiempo pasado fue mejor”, y sobre todo aquellos tiempos en que la unión de autoridades y sociedad civil era indisoluble. Como también debemos aceptar que resulta un verdadero sofisma la afirmación que los malos políticos aplican como verdad universal, que dice: “divide y vencerás”, puesto que en un divisionismo se disminuye o aniquila la fuerza social.

Y es por ello que no se debe negar que aquellas desgracias surgidas de un fenómeno natural afectan con mayor fuerza a los marginados por el gobierno, tornándose irresolubles cuando se ha vivido sembrando discordia y la confrontación entre miembros de una comunidad, pueblo o nación.