EL MUNDO SE VE BASTANTE TÉTRICO, ANTE EL VASALLAJE DE LOS TALIBANES EN AFGANISTAN
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RAUL GONZALEZ RIVERA
EL MUNDO SE VE BASTANTE TÉTRICO, ANTE EL VASALLAJE DE LOS TALIBANES EN AFGANISTAN
Ya los ejércitos de Estados Unidos y Reino Unido se fueron de territorio de Afganistán, luego de participar en la más larga guerra que haya confrontado el tío Sam y los afganos, pero detrás de esta salida, queda un país hundido en la más absoluta inseguridad, miedo, terror, zozobra, porque lo que sigue, de alguna forma lo han difundido los periodistas europeos, que igualmente tienen que abandonar ese país.
El cambio de vida para los habitantes de Afganistán, suena terrible, como que las mujeres deben volver a sus casas y no salir a la calle, más que con el permiso de sus dueños, amos y esposos o lo que digan los gobernantes que por espacio de veinte años, habían estado ausentes y la sociedad civil, se habría transformado en mucho a la vida de los europeos de occidente o los norteamericanos.
Empero, si usted ha visto las imágenes que se transmiten a través de los medios digitales y las cadenas noticiosas por la televisión, puede apreciar que detrás de la huida de miles, incluidas las fuerzas bélicas de Estados Unidos y Reino Unido, solo queda la desolación y un pueblo que de esta forma pasa a padecer la desesperanza y el maldito miedo, que ensombrece aún más el destino que espera a todo un pueblo.
En tanto, la sociedad todopoderosa de Europa Occidental y los Estados Unidos, el señor JoeBiden, quedan viendo detrás suyo, solamente la tragedia, el desastre, del cual no se sienten corresponsables, pero tampoco han dicho algo para tranquilizar a una nación en la peor crisis y por otro lado, que muevan un solo hilo para que sea la ONU, específicamente, la organización que llame a la humildad y búsqueda de la concordia de sus nuevos gobernantes, alzados en el poder central de Afganistán, por via de la fuerza bruta.
Esto que sucede en pleno siglo XXI no deja de producir multitud de efectos, en buena parte del mundo, más no así en los mandatarios y jefes de estado, que ahora ven el conflicto invocado por los talibanes con algún dejo de menosprecio y abandono, en que ahora se ve envuelta una gran sociedad, compuesta de hombres y mujeres, que no son terroristas, pero a los cuales gran parte del planeta quiere seguir viendo como los autores de la caída de las torres gemelas en aquel fatídico año de 2011.
Desde América Latina, ni un solo mensaje que llame a la cordura y la pacificación de los afganos. Quizá porque aquí en la región persisten los síntomas de la descomposición política y social, representada por los gobiernos opresores de Nicaragua, Venezuela y la isla caribeña de Cuba.
Una tercia de naciones, cuyos gobernados, igual que aquellos huyen de Afganistán, siguen luchando por derrumbar a los dictadores que se han eternizado en sus sillones de mando político, sin que la ONU y las potencias mundiales digan o hagan algo para devolver a sus pueblos los regímenes que escuchen a éstos y administren sus destinos en forma conjunta, plural y democráticamente. Esperemos.
EL ROSTRO DE LA POBREZA Y EL DESEMPLEO, SE VEN TODOS LOS DÍAS EN XALAPA
La pobreza y el desempleo van seguramente de la mano en la capital del estado de Veracruz.
Los centros privados de trabajo, entiéndase restaurantes, fondas, hoteles, almacenes de ropa de moda, expendios de calzado y hasta en locales comerciales de las plazas más significativas de la otrora ciudad de las flores y la cultura, prescinden todos los días de parte de su personal, lo echan a la calle, sin que los tentáculos de la justicia, pueda contener dicha medida, sobre todo en días de pandemia.
Cierto, los numeritos que cuenta por ejemplo el tercer informa de labores presidenciales, con documentos en sus manos, puede advertir que el empleo se recupera, que el país es menos pobre y que los medicamentos y atención médica, fluyen gratuitamente para los derechohabientes de instituciones públicas y para el resto de la población civil azteca, también.
Sin embargo, el destino para encapricharse en mostrar lo que en mentideros de la gran provincia está sucediendo, precisamente con el cierre de negocios, la puesta en renta y venta de bienes inmuebles y el desastre que causó el huracán Grace, en la ciudad y buena parte del territorio veracruzano, y de cuyos daños materiales, todos cuantiosos, los que perdieron hasta los elementales enseres domésticos, siguen a la espera de la generosa ayuda de sus coterráneos y los apoyos institucionales, que por obviedad tardan en llegar.
La situación en el caso de la ciudad y el grueso de habitantes que radican en las 212 municipalidades veracruzanas, se asemeja en mucho, porque la epidemia del covid 19 no cesa en sus criminales efectos, la violencia se recrudece en determinadas regiones del estado, como suele ocurrir diariamente en las municipalidades de Acayucan y sus colindantes. Y por otro lado, se confirma que así como aquí se cierran negocios, en aquellas zonas, en el pasado inmensamente ricas, ahora son pobres.
Ya no importa si la autoridad del sector salud pide que la gente permanezca en casa, que no salga a la calle, porque ésta ha optado por refugiarse en sus domicilios, tan solo llegan las primeras horas de la tarde- noche. Los restaurantes y fondas lucen desiertos. Su clientela es minoritaria, escasa, los rostros de siempre se avistan y unos y otros prefieren verse de reojo, no saludarse y mucho más, evitan el menor roce.
Un hombre de 92 años de edad, lo cual comprobó con la presentación de su credencial de elector, ayer pretendía ingresar al “cajero” automático del Banco más concurrido y que se localiza en el centro de la ciudad, pero como había “cola”, el grueso de la fila tres jóvenes mujeres, un caballero y dos muchachos más, se negaron rotundamente a permitir que el personaje nonagenario pudiera irrumpir en la institución financiera, todo lo contrario, su empleado, un regordete de poco menos de 30 años de edad, llamó a gritos la atención de aquel que reclamaba justamente su ingreso, apenas sosteniéndose en un bastón con su mano derecha y cargando sus nueve décadas sobre sus hombros y espalda.
Una ciudad fría, la que debiera brotar a borbotones cultura y educación-observan los aguiluchos de la ciencia social-pero repleta de pobres, desempleados y negocios con puertas cerradas. Al tiempo.
DE NUEVA CUENTA, SE PLANEARÁ UNA ACCIÓN DE PROTECCIÓN A PERIODISTAS
Se ha puesto de manifiesto que toda democracia, si quiere ser plena, deberá contar con medios de comunicación y periodistas libres de pensamiento y con la mira de coadyuvar a la conformación de los mejores sistemas de gobierno.
El mundo no solo atraviesa por una severa crisis de salud pública, debido a la presencia del covid 19, sino que entre otros temas, igual, el de la libertad de expresión, ya que en los regímenes aún más desarrollados del planeta tierra, los periodistas y comunicadores, han de resistir las embestidas del poder público y los caros intereses de grupos de poder particulares, que no coinciden en que sus sociedades asomen siquiera a asumir una de sus más sensibles libertades como es la de escribir, opinar y pensar en voz alta.
México, en este contexto, en cada uno de los movimientos sociales que le llevaron a transformar sus formas de vida pública, ha podido dar cuenta que la libertad de opinión es fundamental, como fue al concluir los 300años de dominación española y posteriormente, en cada uno de los episodios que llevaron al cambio en un país cuyos mexicanos tienen un mismo origen racial, hablan el mismo idioma, ostentan las mismas costumbres y de siempre han predicado con las ideas de desarrollarse y crecer.
Sin duda, la libre expresión de las ideas, ha tenido que confrontar a sus adversarios, en todos los periodos en que la historia divide el tránsito de la sociedad azteca a través de su devenir sobre suelo patrio. Empero, la crudeza en esa relación prensa- política a la mexicana, recrudeció durante el siglo XX, con el asesinato de notables representantes periodísticos. El caso de Manuel Buendía Tellezgirón, podría escenificarse como el ejemplo más trágico y expuesto en toda mesa de debate sobre el tema.
Sin embargo, hacia las finales del anterior siglo XX y la entrada del presente siglo XXI la restricción mayor que hayan tenido que enfrentar los profesionales de la pluma, es la inseguridad que deben sortear ante el empuje de la criminalidad, la violencia y la desatención que el estado en sus distintas jerarquías, ha tenido para con un gremio y un oficio, que en el orden internacional recibe el calificativo de ser el más peligroso, que se ejerce en este país.
En consecuencia habría que recordar la existencia de las escuelas y facultades de periodismo, las cuales continúan forjando nuevos valores periodísticos, pero el país ha olvidado encuadrar en un marco legal y jurídico un trabajo tan delicado, como es el de escribir para formar la opinión pública, tema que está en caída estrepitosa, porque el oficio dista de ser una profesión y los legisladores olvidaron y siguen haciéndolo, al resistirse a legislar su realización en la práctica diaria, como sucede con el resto de las profesiones, como es en el Derecho y la Medicina, las cuales gozan de un ejercicio jurado regulado jurídicamente, con ética y teniendo como objetivo principal el servicio al pueblo.
En el periodismo, algo de esto está faltando, como antítesis de la violencia que muchos de sus componentes sufren en días como éstos. Es todo.