“Buscando la esperanza perdida”
|VIVIR CON ESPERANZA
Por Jacinto Rojas Ramos
“Buscando la esperanza perdida”
La pandemia y sus consecuencias, ha hecho que muchos vivamos desencantados, sin fuerza, sin ilusiones, sin esperanza y sin ímpetu para seguir luchando.
La esperanza es un gran tesoro que lamentablemente en estos tiempos difíciles y desafiantes hemos perdido; busquémosla.
El filósofo Nicolás José Isola presenta el poder revolucionario de la esperanza, a la que definió como “un acto de voluntad persistente en confiar en la vida y que el mañana tiene algo mejor para nosotros”.
En su reflexión filosófica descubre la esperanza como la capacidad humana más grandiosa: ese poder irrefrenable que insufla la energía para poder atravesar una situación en la que prima la adversidad.
Se trata de una especie de fuerza activa, una negociación con la vida que amalgama la espera con la acción a fin de que las cosas, resulten lo mejor posible.
En este contexto vale la pena citar una emblemática frase del escritor Julio Cortázar: “La esperanza le pertenece a la vida, es la vida misma defendiéndose”.
Es decir, hay alguien que está atacando a la vida y la esperanza es esa revolución interior que nos incita a movernos y reaccionar. Es el presente diciéndonos que confiemos en el futuro. En la belleza radica la esperanza. La belleza nos salva.
Bajo su perspectiva, esperanzarse es una decisión y un trabajo arduo ya que solo puede tenerla alguien que trabajó duro por conseguir cosas y sigue esperando contra toda esperanza.
Es un movimiento interno y de ahí viene la motivación. Por eso, es tan importante que cada uno de nosotros registre dónde está esa fuerza interior de alguna manera. Ese deseo incansable de encontrar a esa virtud llamada esperanza es un acto volitivo persistente en confiar en la vida, en el futuro y que el mañana tiene algo mejor para nosotros.
En sentido contrario la desesperanza viene a ser una especie de parálisis donde todos sentimos que tenemos que terminar de hacer algo porque si no lo siguiente puede llegar a ser la muerte, en términos simbólicos.
En medio de esta noche por la que atravesamos, y en donde está tardando el amanecer, hemos de buscar la esperanza perdida, esa luz que venza las tinieblas, el desencanto, el desánimo, la tristeza y el dolor.
Frente a la desesperanza que estamos viviendo, hemos de intentar tejer el sentido colectivo de ir al encuentro del otro. Eso es un manantial que hemos de seguir buscando y que es un ejercicio de vida diaria.
No nos demos por vencidos, la esperanza debe mantenernos de pie para avanzar, aunque lentamente y poder salir así del túnel en el que nos encontramos y que no supimos como entramos en él.
“Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes”. “En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche, viene una aurora sonriente” (Khalil Gibran).
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