CUANDO CONCLUYEN GESTIONES LOS EDILES, INICIAN LAS OBRAS

60 SEGUNDOS

RAUL GONZALEZ RIVERA

CUANDO CONCLUYEN GESTIONES LOS EDILES, INICIAN LAS OBRAS

Hay los malvados que aseguran un final infeliz para gran parte del cuerpo edilicio que se va, porque la ciudadanía no perdona que solamente al final de sus gestiones se hayan percatado de las desastrosas condiciones en que se encuentran las calles y avenidas de la ciudad capital del estado rico de Veracruz, pero repleto de pobres.

                Al comenzar gestiones el alcalde Hipólito Rodríguez Herrero, los habitantes de la ciudad acrecentaron sus expectativas y sueños de que la capital sería transformada para bien, sin embargo, cuando está a unos días de concluir sus gestiones administrativas, propios y ajenos coinciden en que la capital enfrenta un verdadero desastre por cuanto a su infraestructura material, en torno a la prestación de  servicios públicos y el distanciamiento que marcaron sus ediles, haciendo  a un lado, las tantas  llamadas del presidente Andrés Manuel López Obrador, en el sentido de que se acercaran al pueblo, lo escucharan y resolvieran sus grandes  conjeturas.

                Y no es para menos, el clamor que se generaliza en las arterias públicas, los cafetines y los establecimientos donde los negocios cerraron más de 30 mil por la pandemia y jamás sus gerentes y demás directivos recibieron apoyo alguno para reinventarse y sobrevivir en esta selva de concreto, que los menos pesimistas, consideran que es peor a la que están viviendo por caso los países más deprimidos y pobres del continente africano.

                El ayuntamiento anunciaba la apertura de 300 establecimientos comerciales, pero de siempre en los últimos tres años, se cerraron multiplicado al mil por ciento los numeritos que registró la dirección de comercio y otra, supuestamente encargada por el desarrollo económico, que a la par nadie vio ni ve en la cotidianidad de una municipalidad hundida en la desesperanza y los sinsabores generados por una representación edilicia, que a la postre nadie sabe que hizo o no en favor de la comunidad.

                En el diagnóstico que hacen los xalapeños auténticos encuentran que la ciudad en comparación con la Cuernavaca del estado de Morelos, hace no pocos trienios que percibe la ineficiencia, ausencia de sensibilidad y tacto para mantener la comunicación con el pueblo, pero la comuna actual, seguramente recibirá las calificaciones reprobatorias, en cada uno y los renglones que debió atender, y que se negó a hacerlo.

                Nomás los ciudadanos recuerdan por botón de muestra, la histórica devolución de varios millones de pesos a la federación, cuando aquí la ciudad estaba repleta de baches, el alumbrado público, respondía a la era de la canica y la prestación de los servicios de agua potable se realizan por tandeos y en los 22 fraccionamientos de las Animas, el camión recolector de basuras, lleva a cabo su cometido cada tercer día, no obstante que el cobro por aquellos, el común de contribuyentes lo paga por año.

                Claro la ciudadanía se muestra crítica consigo misma, porque en la elección histórica del 2018, se fue con la finta de que sufragando en ánforas electorales por la candidatura presidencial de Andrés Manuel López Obrador, el resto de los votados en comicios municipales, serían personajes a semejanza del ahora mandatario nacional,  cosa  que no se dio, pero afirman que eso no ocurrirá más en este país acongojado con tantas carencias y pésimos administradores municipales, como son no pocos de los que se van de Xalapa. Al tiempo.

UN TAXISTA OCTOGENARIO, RECUERDA QUE EL CINE RADIO Y LOS TECAJETES, ERAN PARA “NOVIAR”

                Un taxista, octogenario, redondo su cuerpo, rostro rosado por el frio, ya que su piel es muy blanca, pelo completamente cano, es quizá uno de los prestadores de servicios a usuarios y pasajeros, que no imprime grandes velocidades a su automóvil, que cuida de no pasarse el semáforo en rojo y que respeta insólitamente el uno por uno, que es muy difícil que el grueso de automovilistas lo haga.

                Don Francisco, le llaman sus clientes, afirma que es un taxista libre, que no roba a los pasajeros cobrándoles tarifas que los gañanes imponen por sus fueros, pero están ampliamente identificados, solamente que con éstos, la policía vial, no se mete.

                De paso por la calle de Zamora y frente a lo que hoy es el estacionamiento público pero que no renunció a ostentar como anuncio Cine Radio, por un momento detiene su automóvil y eleva un suspiro al cielo, en señal de los recuerdos que se agolpan en su memoria. Primero nos traían mis padres a la matiné, porque exhibían tres películas, así que mediodía nos la pasábamos muy bien, la caja de palomitas costaba un peso 50 centavos y el refresco, 50 centavos.

                Tiempo más tarde, cuando era un adolescente y entraba a la juventud, ya venía solo, pero como mi novia era hija de la señora que atendía la taquilla, todos los días entraba de a grapas a la sala de luneta, así que novia y entradas al cine, eran un regalo en mis noches de nostalgia, viene a mi memoria. Las tres salas: luneta, palcos y galería-dice el viejo taxista- se llenaban de viejitos y parejas de jovencitos, que aprovechábamos “la penumbra, para fajarnos”. Entonces los policías no eran lo agresivos que son ahora y la vigilancia en el cine prácticamente no existía.

                Quienes no contaban con un peso en sus bolsillos, se iba al parque de los Tecajetes, mucho antes que se abriera allí el zoológico de Carlos Padilla Becerra, el alcalde de Xalapa y cuyo carisma era muy superior al que ostentaba el gobernador Acosta Lagunes, así que éste último, aprovechó para ordenarle al presidente municipal que clausurara el mencionado lugar de recreo de chicos y grandes, con su visita a una gran variedad de animales salvajes.

                Empero, en los Tecajetes, había una enorme alberca, a la que nos metíamos todos  los muchachos de la época que jamás íbamos a Chachalacas o el puerto de Veracruz, pero aquí no faltábamos y también nos acompañábamos con las novias, luego nos metíamos entre los árboles y plantas, en donde era común ver regadas prenditas íntimas, en señal de que otras parejas se nos habían adelantado.

                Los jóvenes de hace medio siglo o más, rematábamos yendo a bailar en los patios del Centro Recreativo Xalapeño, todos los sábados, allí donde un día, un pleito entre borrachos acabó cuando un hombre de sombrero, sintiéndose muy macho, sacó de entre sus ropas una pistola y la descargó en la humanidad de otro hombre, con el cual departía, pero terminaron en pleito. El Centro Recreativo, mantuvo cerradas sus puertas por una larga temporada, no volviendo más a reabrirlas como centro de baile y diversión para los muchachos de aquella época.

                Se acabó el viaje, don Francisco, cobró la dejada y jaló aire profundamente, dejando ver una mirada sin sonrojo alguno, muy fresca, a la vez que calificaba, aquella época fue mejor, que la de los jóvenes del momento.

LAS CHICAS DEL ÁRBOL, SIGUEN PRESTANDO SUS SERVICIOS, SOBRE TODO A VIAJEROS DE OTROS LADOS

                Así como al terminar la calle de Abasolo formando el crucero con la calle de Constitución y la avenida Revolución, allí donde por decenas de año, montado en un viejo coche Chevrolet, un vendedor de piña, sacaba de su ronco pecho, todos los días para su venta las piñas que según explicaba traían para su negocio desde Isla Veracruz y otros lugares de la zona sur de la entidad veracruzana.

                Entonces, igual, mantenía sus puertas abiertas una pequeña fonda en linderos de la escalinata que lleva a la parte inferior del puente de Xalitic, hasta donde llegó todavía para comer las “enchiladas xalapeñas” auténticas, observaban, sus cocineras, el “Exterminador”, Arnold Zuasenegger, quien grababa hace algunos años, una cinta de violencia y la persecución de policías contra pillos, en inmediaciones de las municipalidades de Coatepec, Xico  y  Jalcomulco.

                La zona es bastante emblemática, además, porque en una de sus esquinas funciona una botica de hace más de cien años, donde su fama bien ganada, la debe a la preparación que allí mismo hacen de medicamentos milagrosos-como algunos los llaman- a base de yerbas y otros productos extraídos precisamente de las entrañas de la tierra. Ahora les llaman medicinas naturistas.

                Y al otro extremo, en la esquina de Abasolo y Javier Mina, la cual desemboca pasando el puente de Xalitic en la calle de Dr. Lucio, un grupo de féminas continúa ejerciendo el más antiguo oficio en el mundo, desde hace poco más de cien años, confía una de las damas de noche y de día, que allí mantiene su centro de trabajo de servicios sexuales-lo acepta- desde hace 40 años.

 Con las arrugas propias del paso del tiempo en su rostro, la mujer asegura que la clientela ha escaseado horrores con motivo de la epidemia del covid 19, sin embargo, los fines de semana se los compensa una asistencia de cuatro o cinco caballeros que diariamente la buscan, procedentes de los municipios aledaños a la ciudad de Xalapa.

Asegura que ella como otras más de estas prestadoras de servicios, tienen que pasar revista sanitaria, con el fin de no contraer ni contagiar de alguna enfermedad a sus clientes, los cuales nunca faltan, siempre llegan, no importa la hora, que allí alguna de las damas, de mañana, tarde o noche estaría para satisfacer con un rato de diversión a sus clientelas.

Una mujer que dice tener 45 años, madre soltera, dos hijos pequeños, cabello entre rojizo y amarillo, rostro sin mostrar una emoción, señala que la tarifa anda en los 40 y 50 pesos, o en algunos casos llega hasta los cien pesos, pero a esta cita de amor- objeta risueña-, nunca deja de faltar un necesitado de sus servicios. Es todo.