“La esperanza ante los retos de la vida”

VIVIR CON ESPERANZA

Por Jacinto Rojas Ramos

“La esperanza ante los retos de la vida”

La virtud de la esperanza es esencial en nuestro vivir cotidiano y es el mejor remedio para superar la sensación de impotencia, la soledad o el miedo, esto es, los retos.

La Biblia expresa que necesitamos tener esperanza, pero también nos advierte sobre las esperanzas falsas. El Salmo 146,3 dice: “No pongáis la esperanza en los nobles, en un ser humano, incapaz de salvar”. En vez de confiar en que el ser humano puede salvarnos, es mejor confiar en nuestro Creador, quien tiene el poder para cumplir todas sus promesas en nuestro favor.

¿En qué está puesta mi esperanza ante los retos de la vida? ¿Cómo puedo darme hoy o qué puedo hacer por y para los demás?

En el mundo en el que vivimos, rodeados de tantas guerras, odios, divisiones y violencia, cuánto bien nos haría dejarnos «ayudar» por Dios: dejar que él entre a nuestra existencia para darle sentido a todo lo que hacemos. Si miramos nuestra propia historia, la vida de cada uno, con la óptica de la fe, podremos reconocer los pequeños signos con los que Dios nos ha mostrado su amor y cercanía. Sin embargo, son tantas las situaciones que nos llevan a perder la capacidad de ver a Dios en las experiencias cotidianas: el dolor, el fracaso, la desilusión, el abandono.

Pero, qué distinta es la vida cuando dejamos que él, el Dios de la compasión, la cercanía y la ternura, llene de color y esperanza nuestra vida. Qué distinta es la vida cuando dejamos que nuestra historia personal, con sus altos y bajos, esté marcada por el sello de la fe, coloreada por los pequeños gestos que Dios tiene con nosotros y que nos reflejan su infinito amor. Dejémonos «ayudar» por Dios y dispongámonos a que sea él quien nos mueva, para que así, podamos ser plenamente felices.

La esperanza ve hacia el futuro, a las promesas de Dios que todavía no se han cumplido. La esperanza es fruto de la fe, ya que tenemos esperanza fundamentada en quien Dios es y camina con nosotros.

La fe y la esperanza juntas nos llevan a la paz. No sabemos qué vendrá mañana, pero no necesitamos saberlo; soy justificado delante de Dios por causa de Jesús y me espera un mejor futuro del que jamás podría imaginar cuando esta vida termine. Esta fe y esperanza no nos lleva a la apatía, sino a la verdadera paz.

La falta de esperanza es peligrosa; nos conduce a la desesperación. La esperanza puesta en el lugar incorrecto también es una tragedia, pues no solo ponemos nuestra esperanza en casi cualquier cosa cuando estamos desesperados, sino que también la falta de esperanza en un Dios que sabe lo que hace, hará que nunca podamos aceptar las situaciones o las personas como son en este momento.

La confianza plena en Cristo, moldea la virtud de la esperanza. Nos da esperanza en la vida ahora y en el mundo venidero… lo que hace posible la verdadera esperanza. Solo con firme y sólida esperanza es cómo podemos enfrentar los retos y desafíos que en este momento de nuestra existencia, no son pocos.

rrjacinto_9@hotmail.com