CIERVO HERIDO
|Musa Peregrina
Desde tu cabeza hasta el cielo
se dirigen mis besos curando con la magia del amor
aquellas heridas
que como cauce de un río manso
se dirigen cañada abajo, en búsqueda del ayer
que entre corrientes
salvajes, arrastra valles senderos y laderas que permanecían vírgenes,
comulgando con el blanco de nuestros recuerdos
más queridos.
Como ciervo herido te observo
bañado de soles dormidos,
con el pecho agitado de dolor
sofocado de soledad y hastío,
colmado de amar tanto lo querido.
La llanura se mira lejana, dorados amaneceres inducen al sueño de la esperanza,
encontrando la última oportunidad de vivir en calma, sin fin, cobijado en mi seno que alimenta ese tu aliento… hambriento de eternidad
contigo mismo.