Arrancar un árbol, para luego tirarlo a la basura
|- Y peor aún: hacerlo en nombre del mensajero del Dios al que se clama
Amadeus Olivarex
Martínez de la Torre, Ver.
Tirar un árbol a la basura, luego de haberlo utilizado para celebrar la Navidad, que simboliza el nacimiento del mensajero celestial, y que antes fue arrancado del suelo, precisamente para cumplir ese fin, revela un estado de grave inconsciencia en quien en tal acción incurre.
Para evitar el sacrificio inútil de árboles, con motivo de la Navidad, es que se elaboraron los arbolitos de fibra sintética, que finalmente no resultaron del agrado de buena parte de la población, no sólo de este país, sino de gran parte de ese mundo que dice adorar al nazareno, de palabra, más no de corazón.
Por lo que ahora muchos gobernantes, caso de Martínez de la Torre, ponen a disposición de la población, centros de acopio a fin de por lo menos reciclar esos arbolitos y aprovecharlos como abono y alimento para otras especies del mundo vegetal.
Ante ello, no es que se trate de una expresión con tinte religioso, precisan quienes hacen el señalamiento de abandono de “los pinos navideños”, sino de que al planeta se le ha hecho ya bastante daño, lo que muestra el calentamiento global y cambio climático que, por ese grado de grave inconsciencia, difícilmente se lograrán detener. Razón por lo que hoy la ciencia y pensamientos religiosos de la Tierra, conjugados en la Física Cuántica, corroboran que el Universo, nuestro planeta y los seres vivos que lo poblamos, al igual que el agua, la fauna y vegetación, somos una misma cosa: lo que le suceda a una fracción de ese todo, inevitablemente repercute en el resto del Universo. Así de simple y así de importante es la interrelación en el macro, como en el microcosmos, concluyen