“La esperanza cambia la vida y es luz potente”
|VIVIR CON ESPERANZA
“La esperanza cambia la vida y es luz potente”
Por Jacinto Rojas Ramos
La esperanza es una virtud performativa, capaz de producir hechos, cambiar la vida e iluminarnos cuando nos llega la oscuridad.
En la Carta a los Romanos, San Pablo habla de la salvación en la esperanza (Romanos 8,24). “La redención -escribe Benedicto XVI- se nos ofrece en el sentido de que se nos ha dado una esperanza, una esperanza fiable, en virtud de la cual podemos afrontar nuestro presente: el presente, incluso un presente fatigoso, puede ser vivido y aceptado si conduce a una meta y si podemos estar seguros de esta meta, si esta meta es tan grande como para justificar la fatiga del viaje”.
Benedicto XVI señala un testigo de esperanza: Santa Josefina Bakhita, una mujer que conoció la esclavitud, la violencia, la pobreza, la humillación. Una mujer que, en el encuentro con Jesús, vio el renacimiento de la esperanza que luego transmitió a los demás como una realidad viva: La esperanza, que había nacido para ella y la había ‘redimido’, no podía guardarla para sí misma; esta esperanza tenía que llegar a muchos, a todos.
No es lo mismo en esta vida “vivir” apoyados en la virtud de la esperanza que conduce a la confianza plena en Dios, que sin ella, especialmente cuando nos encontramos con la adversidad; por lo tanto, la esperanza cambia la perspectiva de la vida.
Por otro lado, la esperanza es una luz potente que derriba toda oscuridad. La esperanza – afirma el papa Francisco – hace que uno entre en la oscuridad de un futuro incierto para caminar en la luz.
“La virtud de la esperanza es hermosa; nos da tanta fuerza para caminar en la vida” (Audiencia General, 28 de diciembre de 2018). Y en este momento tan delicado de nuestra historia por la pandemia, el papa Francisco habla de otro contagio: el contagio “que se transmite de corazón a corazón, porque todo corazón humano espera esta Buena Noticia”. Es el contagio de la esperanza: ¡Cristo, mi esperanza, está vivo porque resucitó! No se trata de una fórmula mágica que haga desaparecer los problemas. No, esto no es la resurrección de Cristo. “Es, en cambio, la victoria del amor sobre la raíz del mal, una victoria que no ‘evita’ el sufrimiento y la muerte, sino que los atraviesa abriendo un camino hacia el abismo, transformando el mal en bien: la marca exclusiva del poder de Dios” (Mensaje de Urbi et Orbi, 12 de abril de 2020).
Con la Pascua de Nuestro Señor Jesucristo, hemos conquistado un derecho fundamental, que no nos será arrebatado: el derecho a la esperanza. Es una esperanza nueva y viva, que viene de Dios y pone en nuestros corazones la certeza de que Dios sabe convertir todo mal en bien, porque incluso de la tumba saca la vida.
En estos tiempos complejos y desafiantes es conveniente poner a la base de nuestros trabajos, estudios, proyectos y retos la virtud poderosa de la esperanza para que tengamos la “fuerza”, la “luz potente” y el “sostén” que necesitamos para perseguir y alcanzar nuestras metas y superar los problemas.
rrjacinto_9@hotmail.com