Comunidad científica UV y pescadores trabajan en manual de buenas prácticas
|A través del “Taller de buenas prácticas para ayudar y conservar a las tortugas marinas en el PNSAV”
Gráfico de Xalapa
Xalapa
El estado de Veracruz es un lugar extraordinario por la diversidad de tortugas marinas: de las siete especies que existen en el mundo, cinco llegan a sus playas. Específicamente en el Parque Nacional Sistema Arrecifal Veracruzano (PNSAV) se ha identificado en vida libre a cuatro; no obstante, es sabido que son susceptibles a atorarse en las redes de pesca o colisionar con embarcaciones, por ello el interés de trabajar conjuntamente un manual de buenas prácticas con pescadores de esa zona, informó la científica de la Universidad Veracruzana (UV), Ibiza Martínez Serrano.
Las tortugas que existen en Veracruz son: laúd, verde, lora, caguama y carey, las cuatro últimas son las que se han registrado en el PNASAV. La lora, al ser endémica del Golfo de México, tiene una importancia especial y organismos nacionales e internacionales están interesados en implementar este tipo de estrategias para su conservación.
“En un área ‘pequeña’ en ámbitos marinos –65 mil hectáreas–, tener cuatro especies nos da un indicio de que el PNSAV otorga las condiciones ideales para que vivan o pasen por ahí como parte de sus rutas migratorias hallando alimento, refugio, o quizá pareja. Per se, el hábitat es importante para las especies que hemos visto.”
Pero diversidad no es sinónimo de cantidad y todas las tortugas marinas, a nivel mundial, están en alguna categoría de riesgo, con el cambio climático como la principal amenaza, expuso la académica de la Facultad de Biología de la UV.
Son reptiles que generalmente viven en la franja templada del océano, sin embargo, se ha observado una diferencia en cuanto a frecuencia y duración de fenómenos meteorológicos que provocan modificaciones en la temperatura del agua, y ellas tienen que moverse a nuevos lugares o corren el riesgo de morir por hipotermia.
No debe dejarse de lado el fundamental rol que tienen en un ecosistema, subrayó la entrevistada. Por ejemplo, la tortuga verde –que cuando es joven come de todo, pero en la adultez se convierte en herbívora– regula las praderas de pasto marino, y sus heces y orina fertilizan los arrecifes.
“Generan una circulación de nutrientes muy importante que, si lo escalamos en la cadena alimentaria, impacta o favorece a los peces que viven en el arrecife y que son de importancia comercial para los pescadores”.
Por tales motivos es que emprendieron un trabajo de vinculación con pescadores que acuden a realizar su labor al PNSAV. “Valoran a las tortugas, saben que están en peligro de extinción, que está prohibido pescarlas, pero a lo mejor no saben que su ausencia o presencia les puede beneficiar o perjudicar.”
El origen del manual de buenas prácticas
La entrevistada explicó que todo surgió a partir del proyecto de investigación “Programa de monitoreo biológico basado en especies indicadoras de integridad ecológica en el PNSAV”, desarrollado entre 2016 y 2020.
En el monitoreo utilizaron delfines, tortugas y tiburones como indicadores de salud de todo el ecosistema, a partir de datos biológicos, poblacionales y de salud; no obstante, conforme fue avanzando el proyecto confirmaron que no era suficiente limitarse a estudiar la biología o ecología en la zona, sino que también era necesario involucrar a la sociedad, pues se trata del escenario en el que el ser humano y el océano tienen “una íntima relación”.
Por ello, como cuerpo académico (CA) de la UV, Conservación de Vertebrados Silvestres y su Ambiente –integrado por Martínez Serrano Ibiza, José Facundo Ortega Ortiz, Emilio Alfonso Suárez Domínguez, Pascual Linares Márquez y Angelina Ruiz Sánchez–, participaron en la convocatoria anual SWOT.
Dicha convocatoria tiene por objetivo conocer el estado mundial de las tortugas marinas y en su financiamiento participa una sociedad compuesta por tres organismos: Grupo de Especialistas de Tortugas Marinas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza; Sociedad Oceánica, y Ocean Biogeographical Information System-Spatial Ecological Analysis of Megavertebrate Populations (OBIS-SEAMAP), proyecto de la Universidad Duke, con sede en Durham, Carolina del Norte, Estados Unidos.
La propuesta que presentaron ganó en la categoría de “Construcción de capacidades”, enfocada a que la comunidad científica genere lazos con la sociedad para mejorar las prácticas de conservación.
Su propósito es la realización de talleres con pescadores artesanales y deportivos. Entre los objetivos están: conocer su percepción sobre las tortugas; hacerles saber la relación que existe entre una tortuga marina y su pesca, y construir un manual de buenas prácticas –útil para ambos grupos–.
Cabe decir que el proyecto, llamado oficialmente “Taller de buenas prácticas para ayudar y conservar a las tortugas marinas en el PNSAV”, cuenta con el respaldo de la UV y del PNSAV, adscrito a la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas.
Con el recurso económico logrado a través de la convocatoria SWO desarrollaron dos talleres en diciembre de 2021, en la Unidad de Servicios Bibliotecarios y de Información de Boca del Río. En él participaron alrededor de 15 pescadores artesanales.
Lograr política pública de conservación
Estos talleres también han resultado ejercicios de diálogo entre la comunidad de pescadores y la de científicos. “Nos vamos construyendo, reconstruyendo y retroalimentando de la información que nosotros tenemos de la ciencia, con la información práctica que ellos recogen todos los días, al ir a pescar”, dijo la también Vicepresidenta de la Sociedad Mexicana de Mastozoología Marina.
Un ejemplo: los pescadores plantearon en los talleres que basta con que ellos posean –les provean– de una pinza para auxiliar a las tortugas con anzuelos incrustados en las aletas, cuando se las encuentren. “Es tan sencillo, una cree que se tiene que hacer la gran estrategia, pero eso yo no lo hubiera sabido si no hubiera platicado con ellos”, refirió.
Ibiza Martínez cursó el año pasado el Diplomado en Comunicación de la Ciencia de la UV, ahí presentó tal trabajo, lo que propició que tanto la Dirección General de Comunicación de la Ciencia como la Dirección General del Área Académica de Ciencias Biológicas y Agropecuarias, les apoyaran para desarrollar dos talleres más, programados para mediados de este año, cuyas sedes serán las propias comunidades de los pescadores, tal es el caso de Antón Lizardo y Mata de Uva.
Cabe decir que otra de las acciones que está en proceso es realizar estos talleres con las comunidades de pescadores deportivos.
“A raíz de estos resultados, hemos trabajado con el Director del Parque Nacional Sistema Arrecifal Veracruzano, dando insumos para recomendaciones o políticas públicas de conservación. Ese sería nuestro aporte, el punto final a nuestra investigación: no sólo el artículo científico o el congreso, sino devolverle a la sociedad”, concluyó la también Coordinadora de Maestría en Ciencias Biológicas de la UV.