Rinden culto a la prosa libertaria; organizan homenaje a Elena Poniatowska

  • Artistas, amigos y funcionarios celebraron ayer los 90 años de vida de la autora de La noche de Tlatelolco en el Palacio de Bellas Artes.

CIUDAD DE MÉXICO. Elena Poniatowska (1932) se convirtió, desde la publicación de La noche de Tlatelolco, en un símbolo; con su pluma libertaria “ha ido construyendo el México que no se ha contado, el de las mujeres”; ella está donde ocurre la tragedia, para escuchar; con sus “letritas” nos ha hecho felices a miles, “pero también hemos llorado”.

Estas son algunas de las reflexiones que se expresaron ayer en el homenaje nacional Elenísima 90 años, que los gobiernos federal y capitalino le organizaron a la escritora y periodista, en el marco de su cumpleaños, en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes, donde se dieron cita, además de cientos de lectores y amigos, políticos y artistas.

El trabajo creativo de la novelista, cuentista y cronista de origen francés, que llegó a México a los 10 años, fue evocado a través de pequeñas representaciones teatrales, lecturas de fragmentos de su obra, videos, música y discursos.

En el programa, que duró dos horas, participaron integrantes de la Compañía Nacional de Teatro, de la Orquesta Escuela Carlos Chávez, el pianista Ángel Gabriel López y 45 niños y jóvenes de los Semilleros Creativos de varias entidades del país.

Entre aplausos, porras, niños portando girasoles, las mañanitas y el pastel, dieron la bienvenida a Poniatowska los secretarios de Gobernación, Adán Augusto López; de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard; de Cultura, Alejandra Frausto, y del Trabajo, Luisa María Alcalde, además de la jefa de Gobierno capitalino, Claudia Sheinbaum.

La activista Martha Lamas, amiga de la autora de Lilus Kikus (1954) y El amante polaco (2019), la definió como “la escritora más famosa y querida de México”.

Comentó que “su literatura estila un feminismo sensible y crítico que se aleja de la trampa esencialista del mujerismo.

No idealiza a la mujer, sino demuestra que hay muchas formas de ser mujer; su escritura expresa dilemas y realidades femeninas, y ella misma encarna un ideal feminista.

Ella está donde ocurre la tragedia, para escuchar, y con su testimonio darle voz a las personas afectadas. Habla desde su propia herida y genera un vínculo especial con sus lectores. Elena duda de todo, no tiene certezas, ni siquiera acerca de lo que significa su propia obra”, dijo.

Pero le aclaró que “sí nos has hecho felices a miles con tus letritas y también hemos sufrido y llorado con ellas.

Queremos agradecerte por lo que escribes y por como eres.

Nos ayudas a ver nuestras heridas”. Sheinbaum destacó que la autora de Tinísima y Leonora

significa mucho por su pluma libertaria, que hizo visible muchas luchas. “Fue de las primeras que habló de la violencia y de la condición de desigualdad de las mujeres. Con su maravillosa, franca y puntillosa pluma ha ido construyendo el México que no se ha contado, el de las mujeres”.

La funcionaria confesó que, cuando era niña, en su casa se hablaba de Elena.

Leí La noche de Tlatelolco a los 14 años. La primera vez que estuvimos juntas me enamoré de su sencillez y de su humor. Te queremos demasiado porque no te rindes”, agregó.

Poniatowska escuchó los elogios desde su butaca en la primera fila, rodeada de sus hijos, Emmanuel, Felipe y Paula, y de varios de sus nietos. Estaba tan feliz que, al final del acto, bailó al ritmo de Las mañanitas y, acompañada de sus nietas Inés, Carmen y Luna, probó el pastel que después compartió con el público.

Es muy bonito verlos y sentir el cariño de todos los que han participado. Agradezco a los presentes y quienes ya se fueron, como mis amigos Carlos Monsiváis y José Emilio Pacheco. Ustedes también son mis nietos. Gracias es una palabra muy bella y se las digo desde el fondo de mi corazón”, se despidió.

En el lobby del Palacio le esperaba una larga fila de amigos y lectores que querían saludarla, entre ellos la fotógrafa Graciela Iturbide, la escritora Bárbara Jacobs y la pintora

Betsabeé Romero. Sin embargo, a pesar del festejo, Poniatowska no olvidó abogar por los desaparecidos en México. “Lo que yo sí espero de mi gobierno es la protección de las mujeres, sobre todo que ya no desaparezca la gente. Habría que hablar del asesinato y de feminicidios, eso es importantísimo”, indicó al final.

“ES UN ÁNGEL Y UNA GRAN ESCRITORA”

Por motivos de agenda, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, no acudió al homenaje que se le ofreció ayer a la escritora mexicana, Elena Poniatowska, en el Palacio de Bellas Artes, con motivo de su cumpleaños número 90.

Sin embargo, el presidente López Obrador, dedicó los últimos minutos de su conferencia de prensa para hacer un homenaje a su amiga y galardonada, en 2013, con el premio Cervantes de Literatura, la distinción más importante de la lengua española.

Elenita, un abrazo cariñoso, la queremos mucho, es un ángel, una gran escritora, de primer orden, una extraordinaria escritora, pero, además, con dimensión social desde el 68.

No voy a poder asistir a su homenaje, pero es si duda la mejor escritora de México, ofrezco disculpas para que no hayan celos y sentimientos, pero se conjugan dos elementos: el trabajo intelectual y el amor a la gente”, comentó López Obrador.