CALLEJUELAS Y CAMINOS

Musa Peregrina

La niñez es el reino oculto que al paso de los años despierta melodías en nuestro corazón para conducirnos a buen puerto.

¿Dónde han quedado aquellos días de curiosidad y movimiento fuera de la zona de confort que con apatía poseemos?

La imaginación es un órgano de percepción ilimitado que logra crear de lo rutinario paisajes y voces, escenarios en donde podemos contemplar divertidos el lenguaje lirico, y al mismo tiempo la experiencia mítica que nos conduce a escuchar sin escuchar el trino de los pájaros, a ver con los ojos bien abiertos las hormigas que avanzan en fila unidas por un objetivo en común.

¿No es un colectivo acaso una cofradía de buena voluntad que mimetiza proyectos, cambios que deriven en crecimiento mutuo?

Como poetas sabemos que para entender detalles particulares de un poema se debe consultar el léxico, ignorando la saturada erudición del mismo, yendo más allá de lo que la fe del autor gesta en su pluma, para que al caer el rojo de la tarde logre mirar amorosamente el parto de las montañas entre las piernas de sus letras.

Seamos como niños que juegan entre sí, y llenan sus bolsillos de recuerdos y monedas de amistad, para en un futuro cuando seamos adultos poder compartir los pocos dulces que la vida nos ofrece durante el largo trayecto de un par de lágrimas injustas.