Cinematografía mexicana, en deuda con la Independencia: Ana Salinas
|- La historiadora destaca que han faltado visión y ganas para contar los relatos de esa lucha
La cinematografía mexicana tiene una deuda pendiente con su propia historia, en especial con la guerra de Independencia, afirma la historiadora Ana Salinas, en el marco de las celebraciones por el 212 aniversario del inicio de la Independencia de México.
Es una deuda pendiente de la cinematografía mexicana, porque más allá de los posibles costos que podrían generar cintas dedicadas al tema, creo que sí ha faltado visión y ganas (a los productores), porque hay muchas historias por contar de esta lucha que significó la ruptura de un orden social”, detalla en entrevista con Excélsior.
A diferencia del gran número de cintas realizadas en torno a la Revolución Mexicana, sólo existe una veintena de películas enfocadas a la Independencia, lo cual te habla de una cantidad dispar que hay entre ambos procesos”.
¿Por qué se han dedicado más cintas a un movimiento que a otro?, se le pregunta a la también investigadora del Inehrm. “Creo que tiene que ver con la circunstancia del cine, que llega a nuestro país, a finales del siglo XIX, y se enfocó en grabar las actividades cotidianas de la época.
Las primeras cintas relacionadas con el tema son las escenas de vida cotidiana de septiembre de 1910, poco antes de que estalle la Revolución Mexicana, durante los primeros festejos del centenario de lucha insurgente que emprendió el gobierno de Porfirio Díaz, los cuales fueron grabados por camarógrafos y cinematógrafos como Salvador Toscano y los Hermanos de Alba”, apunta.
Pero si nos vamos a las películas de ficción, la primera cinta fue El grito de Dolores (1907), de Salvador Toscano y Felipe de Jesús Haro. “No se conserva todo el filme (sólo cerca de dos minutos), debido a la degradación del material. Es la primera de la que tenemos registro”.
La siguiente fue El Insurgente (1940) de Rafael Sevilla, que “es el primer largometraje que se conserva; y le seguirán El cura Morelos (1942) y El rayo del Sur (1943), de Miguel Contreras, aunque a continuación vendría un silencio de casi 30 años.
El cine dejó de acercarse a la lucha insurgente, quizá porque lo creyó un proceso superado y entonces se enfocó en el trauma de la Revolución Mexicana”, comenta Ana Salinas.
Ya en los años 70 aparecerán cintas como Mina, viento de libertad, de Antonio Eceiza (1977); La Güera Rodríguez, de Felipe Cazals (1978); y Gertrudis (1992) de Ernesto Medina; y continuará hasta 2010, con el Bicentenario de la Independencia, cuando se hicieron diversos filmes, entre los que se puede destacar Hidalgo: la historia jamás contada (2010), de Antonio Serrano.