Pilotos supersónicos surcan el cielo mexicano
|- La escuadrilla F-5 Tiger II, conformada por aviones de combate que superan la velocidad del sonido y que llegaron a México durante la Guerra Fría, está lista para el espectáculo aéreo de mañana
La Fuerza Aérea Mexicana (FAM) cuenta con nueve pilotos supersónicos capaces de alcanzar las velocidades de navegación más rápidas, de hasta 1.7 veces superiores a la velocidad del sonido. El mayor Gabriel Medina Zamora es el veterano de los pilotos aviadores en activo de la escuadrilla F-5 Tiger II, que son aviones de combate supersónicos diseñados y fabricados en Estados Unidos por la Northrop Aircraft Corporation de Glendale, California, y enviados a nuestro país en 1982, en el contexto de la Guerra Fría.
Marcado con el número 2 y en el avión F5-E, matrícula 4510, Medina Zamora formará parte del espectáculo aéreo de mañana en el Zócalo capitalino, para el cual se prevé un par de cazas F-5 y unas 104 naves para hacer pases de formación y acrobacias.
Cuando la gente se acerca al mayor Medina, la pregunta más recurrente es si siente miedo al volar más rápido que la velocidad del sonido. Siempre responde que sí, porque es natural y, precisamente, esa adrenalina es la que lo mantiene en alerta para afrontar y responder ante cualquier amenaza.
Durante los 23 años que ha pilotado este tipo de naves supersónicas en el Escuadrón Aéreo de Defensa 401, el mayor Medina ha aprendido a desarrollar habilidades para reaccionar con precisión, a pesar del miedo, algo que él denomina “miedo controlado”.
“Es aquel que nos permite actuar con precaución, pero sin entrar en pánico y sin quedarnos bloqueados ante una emergencia”, contó en entrevista con Excélsior.
El primero en realizar la hazaña de volar más rápido que el sonido en el mundo, lo que muchos creían imposible, fue el piloto de pruebas estadunidense Chuck Yeager, en 14 de octubre de 1947.
De acuerdo con una infografía elaborada por infodensa.com, Brasil tiene un registro de 43 F-5, Chile de 18 y México de 10.
El argumento de México al adquirir la flotilla de 12 aviones de combate fue la prevención de un probable choque armado con los Migs de la Fuerza Aérea de Cuba, todavía en el contexto de la Guerra Fría.
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El día 10 de agosto de 1982 llegaron a la Base Aérea Militar de Santa Lucía, Estado de México, los dos primeros aviones F-5, previa escala para reabastecimiento en La Paz, Baja California Sur”, según el documento de la FAM, La aviación militar. Un siglo de historia (1915-2015).
El personal de vuelo y tierra que habría de operarlo recibió entrenamiento en la Base Aérea Williams de Phoenix, Arizona.
Con los primeros de este tipo en México, el 16 de septiembre de 1982 participaron en el desfile conmemorativo de la Independencia los siete aviones F-5E.
Al completarse la flotilla de los 12 aviones supersónicos se integró el Escuadrón Aéreo de Defensa 401, con sede en la Base Aérea de Santa Lucía, donde se construyó un hangar especial para darles albergue con las condiciones adecuadas.
De estos 12 F-5 adquiridos en Estados Unidos, dos se perdieron en accidentes fatales. El primero fue un F-5 Tiger matriculado con el número 4002, el cual se estrelló durante una práctica militar en Santa Gertrudis, Chihuahua. El segundo, el F-5 Tiger II con matrícula 4003, en un choque entre cuatro aeronaves por error de cálculo, al concluir su participación en el desfile conmemorativo del Día de la Independencia de 1995, por lo que las maniobras aéreas del 16 de septiembre se suspendieron durante 12 años. Fue hasta el 16 de septiembre de 2007, ante el entonces presidente Felipe Calderón Hinojosa, que se retomaron esos vuelos en el Desfile Militar, con alrededor de 80 aeronaves.
En octubre de 2018, la teniente Karen Velázquez fue admitida oficialmente como nueva integrante del Escuadrón Aéreo 401, para convertirse en la primera mujer en pilotear uno de los míticos F-5.
La FMA informó al Congreso mexicano que los aviones F-5, “que se utilizan como interceptores para vuelos ilícitos, actualmente demandan una actualización en su aviónica y armamento, por lo que deben ser sustituidos en 2025”.
Cuando el mayor Medina crecía entre las calles de Monclova, Coahuila, ni siquiera visualizaba poder cumplir su sueño de ser piloto y mucho menos volar más rápido que la velocidad del sonido.
Y, sobre todo, porque la falta de difusión, en los años 90, para integrarse a la Escuela Militar de Aviación y a la falta de internet para acercarse a esa información.
Cuando yo era pequeño, veía este sueño inalcanzable, sin embargo, fui creciendo, ingresé a la Fuerza Aérea Mexicana y pues lo logré, eso quiere decir que es alcanzable y no es imposible”, dijo el piloto Gabriel Medina, en este mensaje dirigido a las nuevas generaciones que desean seguir sus pasos.
En México, la Escuela Militar de Aviación se creó el 15 de noviembre de 1915, con el nombre de Escuela Nacional de Aviación, teniendo como primer alojamiento los campos de Balbuena, Ciudad de México.
En la actualidad, la Escuela Militar de Aviación es dependiente del Colegio del Aire y está ubicada en Zapopan, Jalisco.
En nuestro país, el primer piloto en graduarse de la Escuela Militar de Aviación fue Samuel Rojas Rasso en febrero de 1918. También fue el primero en América Latina en realizar acrobacias aéreas, imponiendo, además, un récord de altura.
El mayor Gabriel Medina comentó a Excélsior que para él es un enorme privilegio ser parte de los pilotos militares que han hecho historia y participar en el espectáculo aéreo de este 16 de septiembre en el Zócalo capitalino, luego de que este evento se suspendió dos años, a causa de la pandemia por covid-19.
He participado en espectáculos aéreos desde 2011. Es un orgullo muy grande para mí, porque no todos los pilotos tienen la oportunidad de participar en este tipo de eventos”, afirmó.
Los otros dos pilotos, originarios de la Fuerza Aérea Mexicana, quienes también harán historia, son el capitán Jesús Alberto Cervantes y el capitán Jorge Antonio Carbajal.
Los capitanes portarán la insignia de la Guardia Nacional, institución que se integrará por primera vez a la FAM y Ejército de México en el desfile. Volarán dos Boeings 727.
Las enormes satisfacciones que les ha dado su labor como pilotos aviadores al servicio y representación del gobierno mexicano van más allá de nuestro propio país.
El capitán Cervantes aún recuerda la misión humanitaria que hizo en el terremoto de Haití, donde tuvo la posibilidad de rescatar y traer a una niña de alrededor de dos años de edad con su papá a México, que había perdido en esa tragedia a su madre y hermanos.
Íbamos con un avión de la FAM, se trajeron 129 personas de allá. No querían que la niña viniera, porque no tenían los documentos, el papá y el tío sí los tenían y cabía la posibilidad de dejarla en Haití y volar ellos solos por supervivencia. Sin embargo, detuvimos el ascenso al avión para convencer al cónsul de dejarla subir en brazos de su padre”, recordó el capitán Cervantes.
En tanto, el capitán Carbajal rememora un vuelo en el que las condiciones para aterrizar eran muy adversas, con el propósito de llevar víveres a la población de la Paz, en Baja California, en 2014, luego de ser víctimas de uno de los peores huracanes de su historia, el Odile.
Para estos pilotos con formación en la FAM, las maniobras y acrobacias realizadas en el espectáculo aéreo del 16 de septiembre son un enorme recordatorio del arduo entrenamiento y trabajo previo que deben realizar para custodiar el territorio aéreo mexicano y realizar misiones humanitarias.