El juego de la injusticia

El juego de la injusticia

Por: Zaira Rosas

zairosas.22@gmail.com

El fútbol es el deporte más popular a nivel mundial, de ahí que millones de personas le sigan en todas partes, que cada cuatro años esperen el encuentro entre naciones para apoyar a su favorita y que en este momento los ojos del mundo se centren en la copa mundial de este deporte, donde 32 países estarán compitiendo, incluido México.

Sin embargo, desde el 2 de diciembre del 2010 cuando se anunciaron dos sedes del mundial: Rusia y Qatar, era evidente que detrás de esas decisiones había corrupción, principalmente porque Qatar no era un país de tradición futbolística, pero sí se trataba de un lugar con crecimiento exponencial y mucho dinero que después se descubrió se había repartido entre los votantes para poder ser sede del encuentro deportivo.

En 2010 la apuesta estaba a favor de Estados Unidos, al final ganó Qatar con 22 votos a favor que, de acuerdo a la prensa europea, se obtuvieron gracias al soborno de Mohammed bin Hamman. Posteriormente en 2015 se hizo público el caso de corrupción más grande de la FIFA hasta el momento, aún con ello la sede siguió inamovible.

Qatar es un país con altas temperaturas y que no contaba con las condiciones para un evento de tal magnitud, por lo que se realizaron múltiples inversiones en estadios e infraestructura para recibir a los aficionados. Este costo fue mayor al esperado, no sólo de forma económica. Este mundial se está realizando a costa de miles de vidas humanas que fueron víctimas de explotación y esclavitud moderna.

Ante lo anterior, figuras públicas que habían sido consideradas para la inauguración del gran evento, rechazaron su participación. Su postura es una manera de visibilizar las formas de vida y restricciones de la nación. En la otra parte la opinión de los organizadores no ha disminuido la polémica, por el contrario, Gianni Infantino ha calificado de hipócrita la actitud de Occidente respecto a los derechos humanos, pues al igual que Qatar también han sido partícipes de explotación y desigualdad.

En otra parte hay quienes han acusado a las naciones por aceptar participar en este encuentro, reprobado a las figuras públicas involucradas en la inauguración, e incluso han hecho llamados a su cancelación. De igual forma miles de aficionados han viajado para apoyar a sus favoritos, millones le siguen a través de medios de comunicación y quizás resultaría hipócrita pedir a otros que tomen posturas que de manera individual no tomamos por nuestros propios asuntos.

En algo tiene razón Infantino, la falta de respeto a los derechos humanos es algo que enfrentamos múltiples naciones, en esta ocasión Qatar está en los ojos del mundo y su cultura de represión es más evidente, sin embargo, las prácticas de esclavitud no distan mucho de la trata de personas que se presenta en países como el nuestro. Nos atrevemos a señalar a otras naciones porque en sus leyes la desigualdad es notoria, pero en nuestro caso la perpetuamos pese a que la ley dicte lo contrario.

Las condiciones laborales de explotación se hicieron visibles por el número de obreros fallecidos, porque el mundo está vigilante a la situación del país, pero no es el único punto donde esto ocurre. ¿Cuál es el problema? que seguimos dando prioridad al entretenimiento, sabemos que sucede, se hace visible, pero sigue sin actuarse de manera clara. El que un evento de este nivel haya llegado a este lugar es la oportunidad para hacer notar todo lo que nos falta por transformar, no sólo en Qatar sino también en nuestras naciones.

El código penal de Qatar tipifica las relaciones homosexuales como un delito punible, en México la ley ha evolucionado y no las castiga de manera legal, sin embargo, sí públicamente, los casos de homofobia y transfobia siguen siendo una realidad. Pese a que nuestras leyes sean distintas también tenemos tarea pendiente de este lado del globo terráqueo.

La existencia de estos eventos visibiliza la realidad de otros países, pero también nos invita a replantear la nuestra, ¿qué acciones estamos omitiendo desde nuestros entornos más cercanos? ¿qué estamos exigiendo a otros que no cumplimos nosotros? Mientras el mundial transcurre y seguimos de aficionados, seamos también reflexivos de lo que toca en este lado.