EL CIUDADANO

“El único lugar donde el éxito viene antes del trabajo es en el diccionario”. VIDAL SASSOON

Un abrazo fraterno para usted, amable lector y para GRÁFICO AL DÍA, que hoy jueves 8 de diciembre del 2022, me permite estar en comunicación con usted, al igual que para EUREKA A LOS CUATRO VIENTOS https://www.facebook.com/Eureka-a-los-cuatro-vientos-103104931876788/. En el desarrollo de nuestro tema de violencia, me gustaría mencionarle que aunque hoy resulta un tanto difícil calibrar la amplitud real de los actos de violencia en la Prehistoria debido a que el estado actual de los descubrimientos e investigaciones no permite todavía una evaluación exacta de la importancia de este fenómeno, se pueden formular algunos elementos de reflexión sobre la cuestión. Por un lado, se ha observado que el número de sitios arqueológicos prehistóricos que atestiguan la existencia de acciones violentas es escaso, si se tienen en cuenta la vasta extensión geográfica de la presencia humana en la Era Prehistórica y la gran duración de esta (centenares de miles de años). Por otro lado, aunque la conducta violenta con el prójimo sea antiquísima, la guerra propiamente dicha no siempre ha existido. Su origen parece guardar relación con el desarrollo de la economía productiva que entrañó una transformación radical de las estructuras sociales.

La violencia no está inscrita, por lo tanto, en los genes del ser humano y su aparición obedece a causas históricas y sociales. La noción de “violencia primigenia” es un mito y la guerra no es un elemento íntimamente ligado a la condición humana, sino el producto de las sociedades y de sus correspondientes culturas. Los estudios sobre los primeros grupos sociales humanos nos muestran que las comunidades de cazadores-recolectores superaban mejor las crisis cuando sus relaciones descansaban en la cooperación y ayuda mutuas, en vez de basarse en el individualismo y la competición. Con respecto a la vida real de nuestros remotos antepasados cabe decir, por último, que probablemente se situaba en un lugar intermedio entre la visión mítica de unos “cruentos albores” de la humanidad y la hipótesis quimérica de una “edad de oro” feliz, sostenidas respectivamente por los seguidores de Hobbes y Rousseau. Pero como consecuencia, debemos hacemos el cuestionamiento: ¿Se nace o se hace violento? y déjeme decirle amable lector, que  existe un largo debate sobre la naturaleza o el origen de la violencia en el ser humano. Para algunos autores, la violencia es un asunto hereditario, biológico, que tiene que ver con una personalidad antisocial y con tendencias agresivas; para otros, la violencia se relaciona con el medio ambiente y con aspectos culturales, el ser humano nace bueno y el entorno, sus relaciones, la educación, o la familia lo inducen hacia la violencia.

Los estudiosos del comportamiento, que defienden la violencia como un asunto natural se apoyan en la TEORÍA DE LA SUPERVIVENCIA Y LA EVOLUCIÓN, en donde el hombre utiliza su imaginación, creatividad y talento para someter y controlar a la naturaleza y a otros habitantes en beneficio suyo. Los investigadores o sociólogos que no están de acuerdo con estas teorías, plantean que una cosa es el uso de la fuerza en pos de la supervivencia y la evolución y otra muy distinta es la aplicación de la crueldad a sangre fría, de la furia, del odio y de la maldad por puro placer o de la violencia por la violencia misma, sin ningún tipo de justificación o pretexto. Si la violencia hacia los desconocidos difícilmente se puede entender menos aún se comprende la violencia entre los miembros de una misma familia. Para estos autores la violencia humana tiene su origen en aspectos culturales, o más concretamente: “tiene sus raíces en los conocimientos, tradiciones, usos y costumbres de los pueblos, quizá desde hace miles de años”. Si efectivamente la violencia tiene su componente hereditario o genético y que se manifiesta como instinto de sobre vivencia, también habremos de reconocer su componente cultural. Las conductas violentas o sus distintas manifestaciones se aprenden, y muchas de ellas, en el seno de la familia. ¿Interesante el tema? Lo continuamos a la próxima.