ADÁN Y EL GRUPO TABASCO
|AL PIE DE LA LETRA
Raymundo Jiménez
ADÁN Y EL GRUPO TABASCO
Así como en su momento el Grupo Estado de México o Atlacomulco fue el principal financiador y operador electoral del PRI en las entidades del país para recuperar en 2012 la Presidencia de la República con el exgobernador mexiquense Enrique Peña Nieto, ahora, en el régimen de la 4T ha surgido el llamado Grupo Tabasco que busca llevar en 2024 al Palacio Nacional al secretario de Gobernación, Adán Augusto López.
Igual como solía operar el grupo político del Edomex, ya desde las elecciones locales y federales de junio de 2021 también los operadores electorales dirigidos desde la ciudad de Villahermosa recibieron maletas de dinero en efectivo y maniobraron con estructuras paralelas a las de Morena en varias entidades, entre ellas Veracruz, donde algunos abanderados del partido guinda, como Ricardo Ahued y Amado Cruz Malpica, alcaldes de Xalapa y Coatzacoalcos, respectivamente, jamás supieron cómo fue que aplastaron con una altísima votación a sus principales oponentes David Velasco Chedraui y Carlos Vasconcelos Guevara, de la alianza opositora PAN-PRI-PRD.
En Veracruz, además, el morenismo avasalló también a la oposición en las elecciones de diputados locales y federales. Así, de las 20 diputaciones de mayoría relativa al Congreso de la Unión que se disputaron en la entidad, una la ganó la panista Maryjose Gamboa en el puerto de Veracruz y la otra Pepe Yunes Zorrilla, del PRI, en el distrito electoral de Coatepec.
La estructura del Grupo Tabasco, que se conduce muy discrecionalmente, está conformada por empresarios y políticos de los 31 estados y la Ciudad de México afines al obradorismo, aunque algunos no están afiliados de manera formal a Morena. Varios de ellos, como el constructor pozarricense Fernando Padilla Farfán, estuvieron vinculados en el pasado reciente al partido tricolor y, otros, a gobiernos de Acción Nacional. Su interés principal apunta hacia la sucesión presidencial de 2024 que coincidirá con la elección de los gobernadores de Tabasco, Veracruz y seis entidades más, aparte de la capital del país. Su apuesta es por el titular de la SEGOB pese a que el titular del Ejecutivo federal ha mandado señales claras de que su candidata favorita es la jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, quien encabeza las encuestas junto con el canciller Marcelo Ebrard.
Sin embargo, sabedores de que “caballo que alcanza, gana”, están apostando su resto por el gobernador de Tabasco con licencia al ser considerado el Plan B del presidente López Obrador, su paisano y casi hermano, por lo que desde inicios de este año echaron a andar una estrategia territorial y mediática para acelerar su posicionamiento en las preferencias electorales.
Por eso es que Adán Augusto no ha rehuido siquiera a ser entrevistado por periodistas antiobradoristas como Joaquín López Dóriga, uno de los “clientes” asiduos de AMLO en sus conferencias mañaneras de Palacio Nacional. Y así, a pregunta expresa del exconductor de Televisa, muy seguro de sí mismo, el secretario de Gobernación respondió que “yo voy a ser Presidente”, remarcando que para la ruta del “relevo generacional” se requieren tres elementos: “unidad, lealtad y continuidad”.
EL BERRINCHE DE NAHLE
La visita a Coatzacoalcos del secretario de Gobernación, Adán Augusto López, dejó en claro que Veracruz no es propiedad de nadie y por lo tanto no se pide permiso ni se dan patentes de corzo.
En esta tercera visita del tabasqueño al estado de Veracruz en lo que va del año, los signos y los códigos políticos abundaron durante la colocación de la primera piedra de lo que será una terminal privada de etano complementaria al complejo petroquímico de la firma Braskem-Idesa.
En primer lugar, ninguna autoridad local acudió a recibir al brazo derecho del presidente López Obrador al aeropuerto de Canticas. Hubo una consigna de “¡fuera manos!”, pero aquí se juntó el hambre con las ganas de comer porque ni a los alcaldes les interesó cumplir con la más elemental cortesía política, pero, por lo que se observó, ni Adán Augusto lo necesitó. Es más, ni le importó. El responsable de la política interna del país venía acuerpado por los legisladores federales de su mayor estima y confianza: su paisano Mario Llergo y el veracruzano Sergio Gutiérrez Luna, quien además se puso al volante de la camioneta y condujo desde el aeropuerto minatitleco hasta el lugar del evento, llevando de copiloto a López Hernández. Hasta video hicieron.
Y ya, en el evento, fue notoria la ausencia de doña Rocío Nahle, secretaria de Energía, quien según cuentan hizo el berrinche de la semana cuando le notificaron que la representación del presidente López Obrador en este evento de la petroquímica privada no sería para ella sino para el otro López, Adán Augusto, quien de manera sobria y con chispazos de muy buen humor mandó un mensaje claro, conciso y ameno al hablar ante industriales a nombre del Gobierno de la República.
Nadie extrañó tampoco la presencia del gobernador Cuitláhuac García y de algunos miembros de su gabinete que fueron puntual y formalmente invitados por los ejecutivos de Braskem-Idesa. Sólo Enrique Nachón, secretario de Desarrollo Económico, llegó al evento, lo subieron al estrado y hasta le corrieron la cortesía de que dirigiera unas palabras que, por su improvisación, resultaron tan insulsas y vacías como fiel reflejo de la política de promoción de inversiones privadas de esta administración estatal.
Obviamente, la ausencia que más desconcertó fue la de la ingeniera zacatecana Rocío Nahle, no sólo por sus aspiraciones de gobernar Veracruz el siguiente sexenio y por radicar precisamente en ese punto del sur de la entidad, sino porque como titular del sector energético había dado seguimiento personal a este proyecto privado de capital mexicano y brasileño. Sin embargo, en su arrebato, hizo tremenda pataleta al ser notificada de que sólo acudiría en calidad de invitada, sin la representación oficial del jefe del Ejecutivo federal que fue delegada al titular de la Segob, por lo que decidió no ir.
Al menos la secretaria de Energía confirmó la férrea lealtad del gobernador Cuitláhuac García, quien solidariamente tampoco asistió. ¿Alguien se imagina cómo hubiera reaccionado Manuel Bartlett Díaz, actual director general de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) si un mandatario estatal y un o una aspirante de su partido a sucederlo en la gubernatura le hubieran hecho este desaire como secretario de Gobernación en el sexenio del expresidente Miguel de la Madrid (1982-1988)?
¡Cómo han cambiado los tiempos y la política mexicana!