¡Alerta! Empresa mexicana exporta ilegalmente colágeno marino de Totoaba
|- El lanzamiento de «The Blue Formula», se realizó apenas el pasado 27 de octubre, en presentación de una caja que contiene 20 sobres con 10 gramos cada uno.
La organización de la sociedad civil Cetáceos, Acción y Transformación, lanzó la voz de alerta ante la existencia de una empresa mexicana dedicada a la venta ilegal en el extranjero de «Colágeno Marino de pez Totoaba».
Según los anunciantes, la llamada «The Blue Formula», «mejora la salud sexual, eliminando la disfunción sexual, ayuda en el tratamiento del asma y la bronquitis, refuerza el sistema inmunológico, brinda un mayor rendimiento deportivo y recuperación muscular, promueve la salud intestinal, rejuvenece la piel, protege las articulaciones y baja de peso».
De acuerdo con Cetáceos, Acción y Transformación, ONG con sede en Estados Unidos, el «Colágeno Marino de Pez Totoaba», es un producto que fabrica la Unidad de Manejo para la Conservación de Vida Silvestre (UMA), CYGNUS Ocean Farms, S.A. de C.V., ubicada en Guaymas, Sonora.
En total existen siete UMA’s en México de producción en cautiverio de pez Totoaba, como es el caso de CYGNUS Ocean Farms, registrada ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), el 17 de enero de 2017 y el 17 de septiembre de 2018, con números de autorización SGPA/DGVS/00268/17 y SGPA/DGVS/009141/18, clave de registro DGVS-UMA- IN-1821-SON/17.
Al hacer la compra en línea de la «fórmula única derivada del pez Totoaba, obtenida de fuentes 100 por ciento sustentables, que es rica en colágeno hidrolizado puro, Selenio, ZInc y Ácido Hialurónico», el envío se puede hacer a cualquier parte del mundo, incluido Estados Unidos y China.
El lanzamiento de «The Blue Formula», se realizó apenas el pasado 27 de octubre, en presentación de una caja que contiene 20 sobres con 10 gramos cada uno, de polvo de «péptidos de colágeno marino», a un costo de mil 990 pesos mexicanos.
¿Por qué es ilegal la exportación?
Si bien, el pez Totoaba utilizado para producir el «colágeno marino», – se puede presumir -, es legal, porque los ejemplares son criados en cautiverio en la UMA de Sonora, su exportación viola las reglas de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES).
Según las reglas CITES, avaladas por 193 países (Partes), la Totoaba (Totoaba macdonaldi), productos y subproductos, no se pueden comercializar, debido a que se encuentra en el Apéndice I de especies en peligro de extinción.
La única Unidad de Manejo para la Conservación de Vida Silvestre (UMA), autorizada recientemente por CITES (marzo 2022), para vender al exterior específicamente carne de Totoaba, con estrictos candados de trazabilidad, es la granja de Earth Ocean Farms, localizada en La Paz, Baja California Sur, y que según los datos disponibles hasta el momento, no ha vendido ni un sólo kilogramo de este pez fuera de México.
En riesgo la vaquita marina
La Totoaba, es una especie endémica del Alto Golfo de California, que se encuentra en veda desde agosto de 1975, debido a que su pesca masiva puso en riesgo a la población.
En el mercado negro de China, hay una gran demanda por la vejiga natatoria o buche, principalmente de las hembras de esta especie bautizada como la «cocaína del mar», por su alto valor en la clandestinidad.
El buche de Totoaba, que regularmente pasa por Estados Unidos, como país de tránsito, puede alcanzar precios de hasta un millón de pesos el kilogramo al llegar a Hong Kong, donde se prepara seco y deshidratado en sopa, para supuestamente mejorar la salud y la potencia sexual.
En este escenario, la vaquita marina, también exclusiva de la región, lleva la peor parte, debido a que muere ahogada en las redes ilegales colocadas por pescadores furtivos para capturar a la Totoaba, al grado que ya sólo quedan entre 10 y 13 ejemplares del mamífero marino en mayor peligro del mundo.
De acuerdo con expertos, la creación de un mercado para productos y subproductos de pez Totoaba, puede aumentar, sin necesidad, la presión no únicamente para los ejemplares criados en cautiverio, sino para los ejemplares de vida silvestre, porque sería muy difícil diferenciar uno del otro en las cadenas de comercialización, acelerando la desaparición de la vaquita marina.