Catchers: en la línea del peligro; polémica detrás del plato
|- En las últimas dos temporadas, las interferencias de los receptores han aumentado dramáticamente
Wilson Contreras, quien había sido uno de los receptores menos efectivos en el enmarcado de lanzamientos el año anterior –cuando llevan el guante hacia la zona de strike– trabajó intensamente durante el Spring Training para mejorar este aspecto. La tendencia de buscar strikes en la zona más baja del plato, orilló a Contreras a dedicar horas extras tratando de reinventarse detrás de la careta.
El martes pasado, el riesgo inherente de la maniobra de acercarse al home cobró un alto precio. Contreras, resultó gravemente herido después de ser golpeado por un swing del bateador de los Mets, JD Martínez. Minutos más tarde, las autoridades médicas de la novena de San Luis le diagnosticaron fractura en el brazo izquierdo y, como resultado, una larga estancia en la lista de lesionados.
El catcher Wilson Contreras grita de dolor.
La jugada fue considerada interferencia del receptor, lo que otorgó a Martínez la primera base. La repetición del incidente reveló que Contreras estaba cerca del plato, como parte de su nuevo aprendizaje para tratar de “robar” strikes.
El caso de Contreras es el más dramático del creciente listado de interferencias que en las últimas dos temporadas de Grandes Ligas los umpires le están marcando a los catchers.
En las semanas anteriores al Opening Day de la temporada 2024, un memorando de la Major League Baseball (MLB) resonó en las 30 organizaciones, alertando sobre un preocupante incremento en los casos de interferencia de receptores. La situación era clara: los catchers estaban siendo impactados por los bateadores contrarios a un ritmo alarmante. En 2023 se reportaron 94 casos de este tipo, un aumento drástico de casi 20 veces más que en 2022.
La MLB instó a los equipos a revertir esta tendencia, moviendo a los receptores más lejos del plato para reducir el riesgo de lesiones.
Sin embargo, como suele suceder en el beisbol, la realidad era más complicada. A pesar de las advertencias, los casos de interferencia del receptor continuaron aumentando a un ritmo alarmante. Mientras que el promedio anual de interferencias entre 2010 y 2018 se mantuvo alrededor de 31 casos, en los primeros meses de 2024 ya se habían reportado 33 casos, rompiendo con la estabilidad de años anteriores.
Gráfica de barras que muestra las estadísticas de interferencia del receptor en curva ascendente en la MLB.
La presión por influir en las decisiones de los árbitros sobre los strikes ha llevado a un aumento de lesiones entre los receptores. Esta preocupación se materializó con el caso de Contreras, pero hay otros que han cobrado relevancia esta campaña.
A principios de abril, en un juego entre los Blue Jays y los Yankees, el receptor Brian Serven fue sancionado por interferencia después de atrapar un tercer strike cantado de Kevin Gausman. Aunque inicialmente se dictaminó como un ponche sin interferencia, los Yankees cuestionaron la decisión y de nuevo una repetición de video desnudó la violación del área de bateo por parte del catcher del equipo canadiense.
El manager de los Blue Jays, John Schneider, describió la regla como una “laguna jurídica”, sugiriendo que podría incitar a los equipos a instruir a los bateadores a actuar de cierta manera para aprovecharla. Además, la preocupación por la seguridad de los receptores se intensifica, ya que Serven sufrió una lesión en la mano como resultado de la interferencia.
Al igual que los receptores ganan centímetros al acercarse al plato, los bateadores están retrocediendo para obtener una cantidad ínfima de tiempo extra para reconocer un lanzamiento, dos elementos que al conjugarse provocan dramáticas imágenes como la de Wilson Contreras.