Detienen en Puebla a Jaime “N”, será presentado ante un juez en Tantoyuca
- Fiscalía de Veracruz investiga presunta explotación y trata de personas a mujer con discapacidad

ZACAPOAXTLA, Puebla.– Un reporte ciudadano derivó en la detención de Jaime Pascual Hernández Toral, conocido creador de contenido en redes sociales, señalado por su probable responsabilidad en el delito de trata de personas, en agravio de Leticia Gómez, mujer de 62 años conocida popularmente como “Doña Lety”. El detenido será presentado ante un juez en Tantoyuca, Veracruz, donde existe una orden de aprehensión en su contra.
Elementos de la Policía Municipal de Zacapoaxtla aseguraron al influencer la tarde de este lunes en la calle Arista, en el centro de la ciudad, luego de que una llamada al 911 alertara sobre la presencia de una persona boletinada por autoridades veracruzanas. Tras corroborar su identidad, se confirmó que contaba con una orden de aprehensión vigente emitida por la Fiscalía General del Estado de Veracruz.
El caso cobró relevancia pública por la amplia difusión que ambos tuvieron en plataformas como TikTok, YouTube, Facebook e Instagram, donde Hernández Toral compartía videos junto a Leticia Gómez, una mujer con discapacidad motriz que se volvió viral por su lenguaje coloquial y expresiones espontáneas.
No obstante, detrás del contenido difundido en redes, surgieron acusaciones graves. De acuerdo con versiones difundidas por medios locales, la mujer habría declarado ante autoridades que fue retenida contra su voluntad y obligada a grabar videos, situación que dio origen a la investigación por presunta trata de personas.
El hoy detenido negó públicamente las acusaciones, asegurando que “Doña Lety” vivía con él de manera voluntaria y que no existió privación ilegal de la libertad. Estas declaraciones serán analizadas por la autoridad judicial correspondiente.
Hernández Toral quedó a disposición de las instancias competentes para su traslado y presentación ante el juez que lo requiere. El proceso se desarrolla bajo el principio de presunción de inocencia, mientras el caso reabre el debate sobre los límites éticos del contenido digital, el uso de personas en condición de vulnerabilidad y la delgada frontera entre la fama en redes y la explotación.

