LOS MEXICANOS VAN DE PESADILLA EN PESADILLA, PRIMERO LA PANDEMIA Y AHORA LA VIOLENCIA

60 SEGUNDOS

RAUL GONZALEZ RIVERA

LOS MEXICANOS VAN DE PESADILLA EN PESADILLA, PRIMERO LA PANDEMIA Y AHORA LA VIOLENCIA

                Para el común de los mortales de este país, la pandemia del coronavirus le trajo una desestabilización emocional mayúscula y ahora, el grueso de ciudadanos mexicanos anda con el Jesús en los labios, ante el riesgo de enfrentar alguna faceta de los actos que le imponen a la sociedad el miedo, el terror que se pinta en muchos de los rostros de quienes por necesidades de su trabajo y la escuela salen de su casa, pero ignoran, si van a volver a ésta.

                La gente en la calle muestra su temor, así que debe estar alerta, constantemente vira su cuerpo en redondo, con el objetivo de convencerse de que no va a salir un gañan y sí es posible, condicione algún modo para defenderse.

                Las páginas rojas de los periódicos, ahora alcanzan las primeras planas, con la nota de ocho columnas o en el espacio más destacado, en donde se informa de asesinatos a mansalva, encostalados en las ciudades paradisiacas de los puertos de Cancún, Acapulco o puerto Vallarta. El narrativo constante de los cruces a balazos entre pandillas provoca verdaderas estampidas y los elementos de las distintas policías, suelen arribar a los lugares de los hechos, cuando éstos, ya transcurrieron.

                Casos emblemáticos de jovencitas y menores secuestrados, robados, violentados sus cuerpos y cuando reaparecen es porque ya los asesinaron. La descomposición que enfrenta la sociedad, se ignora cuándo vaya a detenerse, mientras tanto, es imposible que la gente pueda concentrarse al cien en su trabajo, en el cuidado de sus familias, en la escuela, siendo que sus  progenitores, los adulos mayores, supieron que hubo y disfrutó de otros tiempos de paz social, orden, la fraternidad y concordia.

                La polarización, quizá sea uno de los ejemplos que debieran ser rechazados de las sociedades en donde a dicha conducta, se debe la caída de pueblos latinoamericanos inclusive, que fueron muy ricos, que podían compartir sus bienes con las naciones desarrolladas y del primer mundo, como Chile y Argentina y ahora, se encuentran hundidas en el oscuro tobogán que entraña la pobreza, la delincuencia y la muerte.

                Hay que decirlo, volviendo a nuestras ciudades y el país completo, la sociedad no cree ni confía en ninguna de las tantas instituciones creadas por el hombre para permitirse convivir en un escenario de tranquilidad, paz, trabajo y armonía, como fue en el pasado que se remonta a los muchos años posteriores al estallido de la revolución de 1910 y que concluyera en los años ochenta, entrando a los 90.

                Sin duda, el pueblo, no puede estar completamente atento al acontecer de su país y tomar parte en los verdaderos conflictos que debieran corresponderle, al lado de sus instituciones y autoridades, mientras el hambre, el desempleo, pero más, la inseguridad le acosen, como sucede en la calle, el parque, en el terreno de juego de béisbol, de futbol, en el microbús, en el taxi, en su casa, porque primeramente ha de estar alerta, para poder resistir a la duras pruebas a que es sometido en días calurosos como son los que corren.

                Seguramente más de cien millones, no cuenta con un policía que lo esté cuidando las 24 horas, así que el discurso en el sentido de que se están atendiendo las causas que originan el delito, tal vez, esté llegando tarde a una sociedad desalentada. Esperemos.

ANTES DE LOS AÑOS 90, LAS FAMILIAS ERAN FELICES Y LOS NIÑOS JUGABAN EN LA CALLE

Una extraordinaria mujer, dedicada a atender su negocio de  hilados y tejidos, compañerita en el kínder Pestalozzi, primero y después en la escuela primaria “Luis J. Jiménez”  nos hacía recordar que por fortuna  nos toca vivir una época interesante, una en la que las  aspiraciones eran naturales, sin tener que competir con nadie más y la actual, en la que la caída de los valores se da en todos los grupos de la sociedad ávidas de hacerse de bienes materiales, y se olvida de la fraternidad con sus demás semejantes.

Hay un parteaguas objetivamente hablando, entre lo que era el viejo régimen, hasta antes del presidente Miguel de la Madrid Hurtado y la era que arranca con el economista Carlos Salinas de Gortari, incluyendo a los sexenios de los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón, personajes que gobernaron igual que los priistas de los últimos 36 años.

Como quiera que sea, en los sexenios posrevolucionarios, la gente se  sintió satisfecha con los gobernantes que antecedieron el estallido del conflicto estudiantil, que en el 68 registró la matanza de  universitarios, sobre la plaza de Tlatelolco, un hecho, que podría encuadrar en los delitos relacionados con crímenes  de lesa humanidad, que sigue impune, porque en aquel entonces la Constitución no los incluía, aunque en normas de derecho internacional,  ya los contemplaba, pero la justicia mexicana los ignoró.

Cierto es que el presidente Luis Echeverría, guarda desde entonces un autoexilio, porque ya no pudo permitirse salir a la calle, ir a la universidad y ser saludado por los estudiantes y la gente del pueblo.

Con todo ello, la comerciante en pequeño, atendiendo su negocio-herencia de sus progenitores- de toda la vida, desde cuando era niña, coincide en que los años de los menores hoy adultos mayores, que jugaban en la calle llena de piedras y tierra, en donde se practicaba el béisbol y el futbol, al resto de la población, le causaba una enorme alegría, risas y buen humor, verlos en justas deportivas callejeras.

 Entonces, la aspiración de los más, era ir a la secundaria, a la prepa y posiblemente la universidad o la escuela normal, no más, pero pensando en servir a los demás, no como ahora, refiere la dama, que sin preparación, ni ser lectores de nada, difícilmente un joven deja de decir que busca enriquecer pronto, comprar su automóvil de lujo y viajar al resto del mundo sin ton ni son.

La vida sencilla de las familias consistía en reunirse en el parque público, por las tardes, para la charla palaciega, acudir al cine y disfrutar las películas de la época de oro, porque no había plazas comerciales y las decenas de negocios, que ahora cierran sus puertas quebrados y los jóvenes, muchos de ellos adolescentes, consumen bebidas espirituosas y drogas enervantes, que antes solo se sabía de oídas, que se daba dicho fenómeno en determinados círculos de caballeros, pero no de los niños y los estudiantes.

La pobreza ya existía, pero no con los espectáculos, que exhiben los muchos hombres y mujeres que ocupan las calles, banquetas y pórticos de los edificios públicos y privados, visiblemente afectados de su salud corporal y mental, como consecuencia o derivado del veneno que los hace adictos y víctimas.

Estas líneas, tan solo para reseñar, años simples, sencillos y que vivieron felices, seguros y con trabajo las mayorías aplastantes, antes de que llegara el periodo llamado neoliberal, definido así por la familia de políticos morenistas. Al tiempo.

DE POBRES A POBRES, HAY GRANDES Y OBJETIVAS SEMEJANZAS ENTRE MEXICANOS Y VENEZOLANOS

                Para viajeros, que radican o encontraron la oportunidad de quedarse a vivir en suelo mexicano, hay los venezolanos, sobre todo mujeres que encuentran grandes coincidencias entre los pobres, pedigüeños y malandrines de todas las variedades que hay en México y los que en su país, igual, irrumpen en los puntos estratégicos de sus ciudades para robar, asaltar y matar y tirarse a la holganza en espera del mendrugo que les obsequia el gobierno.

                Entre los miserables que duermen en la calle, sobre las banquetas y toman como suyos los pórticos de las viviendas y los edificios públicos y privados, no encuentran los visitantes de Venezuela muchas diferencias, con el fenómeno que aquí en la ciudad capital del estado de Veracruz, también son ejemplo de lo que las instituciones públicas, siguen sin poder resolver.

                Recuerdan a Hugo Chávez como un político que iba a salvar del hambre, la falta de vivienda y la escasez del empleo a las inmensas mayorías de ciudadanos, que iban quedando en la miseria, cuando asumió el poder y emprendiera la instalación del régimen socialista, el cual por ningún concepto, se asemejó al sistema socialista cubano, menos al que algunos encontraban igual o parecido o lo pretendían, al que disfrutaban los países desarrollados de Europa Occidental.

                Y cuando se sometió a la consulta de revocación de mandato, obtendría una abrumadora mayoría de votos porque continuara ejerciendo el poder presidencial. Sin embargo, de haber sido un país exportador de petróleo y que lo podía hacer hacia el resto del mundo, Venezuela, habría de caer en un profundo pozo de pobreza y cuya precariedad afectó a las mayorías y a quienes dependían inclusive de un salario seguro. La polarización se dio en toda su dimensión y había quienes vitoreaban a Chávez y los que le exigían que renunciara a la presidencia.

                El populismo de Hugo Chávez, lo heredó a Nicolás Maduro, así que Venezuela entró en la era de la pobreza extrema en la que se debate  cuando menos la mitad de la población, pues el aislamiento a que los presidentes Chávez y Maduro, empujaron a Venezuela del resto del mundo, propició la caída de su economía, el estado de bienestar lo perdieron y no puede ser Venezuela un referente exitoso para el resto de países de la región y competitivo frente a las naciones desarrolladas de Europa Occidental.

                El éxodo de venezolanos, solo puede ser comparado con lo que está sucediendo en Guatemala, Honduras, Paraguay, Bolivia, Nicaragua,  Ecuador y otros países de la región cuya situación de pobreza puede asegurarse que es inapropiada a raíz de que han asumido sus mandatos, gobernantes populistas, sean de izquierda o de derecha,  promotores engañosamente del estado igualitario, como sucede hoy día en Venezuela, en donde la herencia para sus jóvenes es la falta de educación, de empleo, de salud y de un estado ante la tragedia de tener que convivir entre la pobreza y la demagogia. Es todo.