Rencor social en Xico
|Los daños a la camioneta: el parabrisas roto.
Alberto Arrieta
Xico
Dicen Gustavo Petro, el nuevo y primer presidente de izquierda de Colombia; y el mandatario de México, Andrés Manuel López Obrador, que todos somos parte y cabemos en un proyecto de nación.
Sin embargo, en la práctica cotidiana, a algunos sectores de la sociedad les cuesta mucho trabajo entenderlo, y pareciera no sólo eso, sino que más allá de todo, reavivan viejos rencores que ya se creía olvidados.
Eso ocurrió hace unos días en la comunidad de Xico Viejo, en el municipio de Xico, donde acaban de atacar y dañar la camioneta del sobrino de quien esto escribe, Jesús Missael Arrieta Gutiérrez, en medio de un festejo que se celebraba en la cabaña propiedad de su suegro, Enrique Gómez Pozos.
Desde lejos o cerca- que para el caso es lo mismo, lo relevante y reprobable es el daño que ocasionó la acción- le arrojaron piedras a la unidad, que dicho sea de paso, es nueva, sin importarles lastimar a niños y mujeres, rompiéndole el parabrisas.
Pero si de algo se puede estar seguros, no es un delito que tenga que ver con la delincuencia organizada, más bien se debe a un resentimiento social ancestral de la gente como en cualquier lado, y que en Xico no ha dejado de alimentarse, sin importar causar daño al patrimonio, que es sagrado.
Muchas veces, por tratarse de municipios muy politizados, como en este caso, donde históricamente siempre ha sido así, una parte de la sociedad no entiende que el respeto está por encima de la simpatía o militancia de partidos políticos, y quien o quienes se encargan de eso, no visualizan ni revisan pensamientos o ideales como los de Gustavo Petro o Andrés Manuel López Obrador, que no están de acuerdo con este tipo de actitudes.
No entienden los que hicieron este daño que debemos estar juntos en los mismos anhelos, pues de parte de Missael o Enrique nunca se regresará la piedra, por el contrario, lo único que recibirán de vuelta los agresores es un apapacho hacia su resentimiento.
Sin embargo, sí se trata de un problema de seguridad, más bien, porque igual si gobernara un priísta o panista, o lo que fuera, en Xico, se le exigiría lo mismo, proteger a sus paisanos y cultivar la fraternidad y no el encono.
Probablemente fueron los propios vecinos los causantes y eso es más grave, porque eso prueba lo que han logrado los que históricamente han convocado al odio y el rencor.
No pasa por su cerebro que la afectación va más allá, porque no hay que olvidar que Xico Viejo es lugar turístico por excelencia; y Xico es y seguirá siendo siempre nuestra casa, el hogar de todos, donde, parafraseando a Petro y AMLO, cabemos todos y todos merecemos ser parte, y nos necesitamos juntos, no apartados, ni haciéndonos daño.