Formar redes de apoyo entre mujeres, pendiente del mundo profesional

  • María José Albarrán, Rosalba Aguilar y Luz María Castañeda se desempeñan en profesiones relacionadas con la ciencia y la tecnología

Participaron en el conversatorio “Retos y oportunidades de las mujeres profesionistas en el ámbito de la tecnología”.

Prensa UV

Xalapa

El ser mujer no debe representar una limitante para desarrollarse profesionalmente pues el cerebro de todas las personas funciona de manera similar, sólo hace falta construir más redes de apoyo, consideraron las participantes en el conversatorio “Retos y oportunidades de las mujeres profesionistas en el ámbito de la tecnología”.

La charla se llevó a cabo en el auditorio de la Unidad Académica de Economía, Estadística e Informática de la Universidad Veracruzana (UV), en el marco del evento “Las mujeres en tecnología”, que tiene por objetivo conmemorar el Día Internacional de la Mujer, así como promover la igualdad de género, el respeto, la empatía y tolerancia entre las y los estudiantes.

Participaron María José Albarrán Ceballos, líder comercial en Fortinet México y promotora de la cultura y adopción de estrategias integrales de prevención digital, y Rosalba Aguilar Velázquez, subdirectora Académica del Instituto Consorcio Clavijero y académica de la UV.

Por línea se unió Luz María Castañeda de León, jefa del Departamento de Integración, Análisis y Organización de la Unidad de Planeación de la Dirección General de Cómputo y Tecnologías de la Información y Comunicación de la UNAM.

Las moderadoras María de los Ángeles Arenas Valdés y María del Carmen Mezura Godoy abrieron la conversación al preguntarles cómo decidieron su profesión.

Luz María Castañeda dijo que desde niña ella se veía desarrollando ciencia en una gran empresa como Microsoft o Apple.

“Vengo de una familia de economistas. Mi papá me preguntó que si estaba segura de querer entrar a un mundo dominado por los hombres, respondí que sí, que trabajaría para lograrlo.”

Para María José Albarrán la situación fue diferente. Ella quería ser contadora, sueño que cambio después de pedir un año de descanso antes de decidir qué carrera estudiaría.

“En otra ciudad me dieron la oportunidad de dar clases de computación a niños, pero como no tenía muchos conocimientos de ello por la tarde tomaba clases; fue tan fascinante aprender que decidí por dedicarme a esto.”

En cambio, para Luz María Castañeda su transición a la ciencia y la tecnología fue algo natural. Su padre era profesor de física y química, tenía como pasatiempo arreglar radios. Desde pequeña tuvo contacto con la tecnología a través de la electrónica.

“Crecí revisando y arreglando radios de forma lúdica, yendo a diferentes espacios para comprar circuitos, diagramas o algunas herramientas para medir voltajes y resistencias. Me pareció muy interesante esa forma de construir ideas.”

Las tres profesionistas coincidieron en que el principal reto que deben enfrentar es demostrar que tienen los conocimientos y la capacidad para desempeñar un trabajo.

“Suele ser agotador estar constantemente en la mira de todos. Es una vida solitaria como profesionista pues por lo general buscamos la manada feminista de protección, que no existe”, comentó María José Albarrán.

En tanto, Aguilar Velázquez expresó: “Lo más difícil como mujeres profesionistas es constantemente romper con los paradigmas sociales, culturales y profesionales; estamos en una sociedad donde se privilegia al varón”.

Enfatizaron que ser mujer no debe ser una limitante para dedicarse a una profesión científica y/o tecnológica.

“Los límites los ponemos nosotras, somos tan estrictas con nosotras mismas que cuando superamos una situación difícil los límites ya no existen”, subrayó Albarrán Ceballos.

Rosalba Aguilar dijo que el ser mujer no es limitante, sólo es una creencia inyectada desde la infancia; no se trata del género, sino de una condición social.

“Nuestro cerebro funciona de la misma manera que el de un varón; tenemos áreas cerebrales que hacen conexiones que nos dan ventajas.”

Luz María Castañeda recomendó a las jóvenes estudiantes y profesionistas construir redes de apoyo y de empoderamiento, al interior de la academia y en el campo laboral; en este proceso la familia también es fundamental, advirtió.

“Mi mayor reto fue asumir que podía vencerlos, que no hay límites, que era igual que todos para proponer, defender, solucionar y presentar. A veces nuestra mayor dificultad somos nosotras mismas y tenemos que romper los paradigmas.”

Por último, se les preguntó qué características femeninas enriquecen las profesiones tecnológicas. María José Albarrán dijo que así como las mujeres son aptas para dar vida, también tienen la capacidad y sensibilidad para organizar un equipo de trabajo. Recordó que del total de las mujeres que laboran en el área de las ingenierías, sólo el 14% se dedican a la computación.

Por último, Rosalba Aguilar comentó que el aporte son las habilidades y la capacidad de estar enfocadas en diferentes actividades a la vez, esto se debe a que las conexiones entre los hemisferios cerebrales están en constante comunicación, “nos ayuda a ver las cosas de manera diferente”.