Ante temperaturas extremas, sólo queda la mitigación y adaptación; Señala académico del IIB de la UV
|- Jorge Antonio Gómez dijo que esta problemática acarrea múltiples consecuencias para la vida, incluido al ser humano, al alterarse todos los servicios ambientales.
- La UV tiene sedes donde se incorpora vegetación que reduce las temperaturas como el campus Agua Dulce.
#Xalapa
Jorge Antonio Gómez Díaz, investigador del Instituto de Investigaciones Biológicas (IIB) de la Universidad Veracruzana (UV), dijo que ante las temperaturas extremas como consecuencia del cambio climático, lo que queda por hacer es la mitigación y la adaptación, por ello consideró que debe pensarse en la construcción de infraestructura urbana verde.
Gómez Díaz se enfoca en el estudio de la conservación de la biodiversidad y de bosques. Con respecto al cambio climático, señaló que es un proceso en el que la humanidad y el planeta ya estaban inmersos desde hace algunos años y lo vivimos en el presente.
Es un fenómeno ocasionado por la actividad humana, a causa de los gases de efecto invernadero que son liberados en la atmósfera, lo que provoca un aumento en la temperatura de manera gradual, “esto reconfigura todo desde el punto de vista climático, está reconfigurando al planeta”, explicó el investigador.
A lo anterior, se suman las anomalías que son cíclicas, especialmente en las zonas tropicales, como lo es el fenómeno conocido como El Niño que ocurre con regularidad cada cinco o seis años. A partir de este año provocará mucho calor y mayores eventos climáticos extremos, así que la población debería prepararse para esta situación.
“Este año se han batido récords en las temperaturas y tiene desconcertados a los climatólogos porque se desconocen cuáles serían las condiciones extremas; en lo que están de acuerdo es que el fenómeno será más catastrófico de lo estimado.”
Al preguntarle sobre los impactos a corto, mediano y/o largo plazo, el universitario indicó que a corto plazo se presenta un estrés ambiental e hídrico, esto es, las plantas y los animales se adaptaron a determinados umbrales ambientales, así que al presentarse temperaturas extremas se registra una importante mortandad, lo que agrava la situación. Los animales también son afectados al desaparecer las fuentes de agua a las que estaban habituados y en Xalapa la mayoría de los ríos se han secado.
A mediano y largo plazo, mencionó, se registran extinciones de poblaciones locales que pueden convertirse en extinciones generalizadas de las especies, es decir, una pérdida importante de biodiversidad.
“Este problema acarrea múltiples consecuencias para la vida, incluido el ser humano al ser alterados todos los servicios ambientales. No debemos olvidar que la pandemia es consecuencia de esto, ya que cada vez nos acercamos más a los patógenos que han vivido en la tierra por millones de años en condiciones estables, en las que no había una perturbación; sin embargo, los humanos se acercaron demasiado a sus hábitats, por lo que estamos más propensos a ellos. Son las consecuencias del desequilibrio.”
Al preguntarle si hay un programa, mecanismos o herramientas para revertir y/o aminorar los impactos de las temperaturas extremas, Jorge Antonio Gómez lamentó que esta situación ya no pueda revertirse. Hace 20 años ya se hablaba de este fenómeno y se podían emprender acciones para restar sus efectos, como disminuir la cantidad de emisiones de carbono.
“Ahora sólo nos queda la mitigación y la adaptación, es algo a lo que tenemos que acostumbrarnos a vivir de ahora en adelante porque las temperaturas serán cada vez más extremas; sólo podemos –simplemente– adaptarnos e implementar esfuerzos locales.”
Entre las acciones que pueden ponerse en práctica, el científico propuso: en primer lugar, la sociedad civil debe organizarse para tomar conciencia de que la humanidad no está aislada, “si no lo entendemos sufriremos más las consecuencias”.
Asimismo, pueden sembrarse árboles y construir infraestructura urbana verde, por ejemplo, la ciudad de Barcelona hace aproximadamente 10 años sufría de sequía, por lo que iniciaron un proceso de reverdecimiento del lugar, lo que ayuda a disminuir las temperaturas e incrementar la humedad.
“Las estrategias deben orientarse hacia la restauración y la conservación; apropiarnos de los espacios verdes, conocerlos y defenderlos.”
Por último, Jorge Antonio Gómez invitó a la comunidad universitaria a tomar conciencia de lo que se vive en el estado y el país, así como a vincularse con el entorno, pues es momento de emprender acciones concretas.