PIÑATA DEL 2021 TRAE 15 GUBERNATURAS

60 SEGUNDOS

RAÚL GONZÁLEZ RIVERA

PIÑATA DEL 2021 TRAE 15 GUBERNATURAS

            La feria del hueso político traerá 15 gubernaturas el próximo año de 2021, que podrían disputarse alianzas partidarias con el supuesto objetivo de vencer a Morena, el partido en el poder, como antes ocurrió por espacio de 70 años para derrotar al PRI, un membrete partidario sin ostentar ninguna ideología.

            En esta ciudad, el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que no permitirá su gobierno que se saquen recursos públicos para invertirlos en el patrocinio de campañas políticas. Ofrece piso parejo para todos los aspirantes al cargo de gobernador, sean del partido que sean.

            Democracia y libertad a los electores, ofrece el mandatario, para que los ciudadanos acudan a las urnas electorales y emitan su voto por el candidato que más se les antoje, no obstante que muchos de los funcionarios públicos abanderados por Morena, en los estados del interior del país, sigan sin dar resultados y la transformación anunciada no se vea en obras ni en servicios.

            La esperanza –cierto es– muere a lo último. Los xalapeños siguieron muy cuidadosamente las palabras que externó AMLO en su conferencia mañanera, porque la ciudad espera su transformación desde hace cuando menos 50 años. La ex Atenas veracruzana no es una ciudad que huela a provincia, como tampoco es moderna. La falta de servicios públicos es su talón de Aquiles, mucho justificaron los urbanistas diciendo que su topografía es una trampa y cada que los trajo una autoridad, se convencieron que nada podían hacer sin el consenso público y de la sociedad.

            Un verdadero conflicto confronta la ciudad con un destino seguro, higiénico y permanente de su relleno sanitario. La operación del botadero de basuras está llegando a su fin y no existe, a saber, proyecto que conozca la sociedad y que satisfaga las exigencias de casi un millón de habitantes con que cuenta la capital, inventada por los traficantes de influencias que trienio con trienio abrieron colonias como tiendas de abarrotes, sin obedecer a un plano regulador. Luego entonces falta agua, pavimentos, asfaltos y alumbrado público.

            La gente está acostumbrada a escuchar mentiras en labios de los políticos y funcionarios públicos. El presidente Vicente Fox alguna vez ilusionó a los xalapeños porque autorizaría una inversión de 500 millones de pesos para ser aplicada en obras de infraestructura hidráulica y otros servicios que la ciudadanía habría de disfrutar, sin embargo es la hora en que se siguen preguntando que si una de ellas era el relleno sanitario, éste estaría por cerrar sus puertas y dejaría de ser el cochinero que en cinco kilómetros a la redonda de su domicilio continúa emanando una grave contaminación para miles de sus vecinos.

            Empero, la ciudad sigue con los trazos de sus calles y avenidas de hace cincuenta años, su red de distribución de líquido potable surte cuando se descuida la CMAS en gran parte de la otrora Cuernavaca veracruzana; el tránsito vehicular es difusor de tóxicos, ruidos y una contaminación de los mil diablos, amén de que el hacinamiento en colonias no tiene paralelo alguno, aun con las comunidades atestadas de seres humanos, animales domésticos y bichos de todas las especies. 

ALGUIEN SABE QUÉ FUE DE LA “CUEVA DE LA ORQUÍDEA”

            Siendo Jorge Uscanga Escobar alcalde importado de la región de Los Tuxtlas, de esta ciudad capital, un buen día su equipo de Limpia Pública eligió a la Cueva de la Orquídea como recinto final de las basuras que generaban los xalapeños, sin considerar que dicho botadero se encontraba ligado estrechamente a vecinos de la colonia Federal.

            De siempre la autoridad edilicia andaba a la búsqueda de un predio en donde establecer el basurero de la Atenas veracruzana. Trienios completos pasaron durante todo el siglo XX y no encontraban un espacio donde ir a botar las 100 toneladas de basuras que en aquellos ayeres producía la sociedad xalapeña.

            Se ejercieron numerosos espacios, pero los avecindados de éstos protestaban y con pancartas le hacían saber a la autoridad edilicia local que se largara con todo y sus porquerías.

            Los sagaces operadores políticos de Jorge Uscanga le hicieron la recomendación en el sentido de que sobre la montaña de rocas y pastos, esquina con las calles de Ruiz Cortines y calle 4, había una enorme boca de sólida piedra, por debajo de la cual a una profundidad sin poder precisar de cuántos metros, corría agua que venía del cerro de Macuiltépetl y posiblemente hasta del Cofre de Perote, que bien podría ser utilizado como basurero municipal.

            Manos a la obra, los ingenieros y arquitectos consintieron en que así podía ser, pero sin que hicieran ninguna visita de inspección al mencionado sitio.

La enorme cueva, por espacio de ocho días recibió camiones de la limpia pública con su sucio cargamento, provocando consecuentemente la airada protesta e indignación de los habitantes del rumbo, quienes se apostaron ante la cueva y jamás volvieron a permitir que el camión recolector siguiera descargando basuras en la famosa cueva.

Desde entonces el basurero municipal se fue a linderos de la comunidad de Briones, en un predio que se localiza sobre la carretera antigua de Xalapa a Coatepec, por cuyo confinamiento de basuras, decía el alcalde Guillermo Zúñiga Martínez que el ayuntamiento municipal pagaba 50 mil pesos mensuales de aquéllos por su renta.

Mientras tanto, la Cueva de la Orquídea quedaría como una más de las piezas de museo en una ciudad que a los rubros de cultura y educación sigue sin poder combinar y menos ofrecer a propios y ajenos, como los políticos le han querido encontrar alguna semejanza con la ciudad culta de Grecia europea, de la antigüedad clásica.

Fue la alcaldesa Elizabeth Morales García quien ordenó su rescate y convertirla en uno de los paseos más característicos de una ciudad, que lo pudo tener todo para asemejarse a las más cultas del país y contar con un punto de reunión de familias completas sobre todo los fines de semana y en temporada de vacaciones de los estudiantes de las escuelas primarias y de enseñanza media-superior, particularmente.

Sin embargo, como todo lo que un político deja de hacer, cuando su antecesor le entrega las riendas de una administración pública ninguna autoridad posterior mostró alguna preocupación por darle mantenimiento a la mencionada Cueva de la Orquídea.

Xalapa, como se sabe bien, es una ciudad la cual carece de suficientes espacios para la recreación gratuita de chicos y grandes, así que hoy la Cueva de la Orquídea enfrenta dos frentes, el abandono entre abundante maleza y la presencia de “vagos y malvivientes” que la invaden por las tardes-noches para consumir licores y drogas estupefacientes. Esto cuentan antiguos vecinos de la colonia Federal. 

PRÁCTICAMENTE SE SECÓ EL RÍO DE CONSOLAPA

            Cuando las familias hacían el día de campo los fines de semana y durante los periodos de vacaciones de sus menores hijos en la escuela, Consolapa era uno de los escenarios naturales que atraían por el agua de su río, la vegetación abundante que unía a las ciudades de Xalapa y Coatepec, principalmente.

Consolapa era uno de los paseos preferidos de familias completas, las cuales sin temor alguno ni poder sospechar siquiera que algún pilluelo las fuera a asaltar, a todo lo largo de los ocho kilómetros que median entre esta capital y la ciudad de los cafetales, tierra natal de la escritora y poetisa María Enriqueta.

El runrún producido por el agua corriendo por su río era cuidado celosamente por las madres de familia, porque podía ser de alto riesgo que alguno de sus hijos se metiera a sus aguas y descuidara la profundidad del Consolapa, sin duda uno de los escenarios bellísimos de toda una zona, con árboles como son los ahuehuetes, los pinos y una variedad inmensa de árboles, entre los cuales no se construían residencias ni viviendas de ningún tamaño.

Hoy, el cemento y la varilla corrugada a cada diez metros va sepultando todo un escenario que fuera vasto, de un verde impresionante y con lo más variado de un clima fresco, caluroso y frío, cuando llega el invierno. 

Se calcula que las aguas del río prácticamente están cerrando su ciclo de vida buena. A éstas ya no se mete a nadar ninguno de los amantes de la natación. Y en bordeando la carretera a Coatepec tampoco ya ningún automovilista aparca su automóvil para lavarlo, como solía ocurrir hasta hace unos veinte años. Las piedras lisas que antes no se avistaban a simple vista, hoy afloran como en todos los ríos, donde falta el líquido y van quedando como espectros los pedruscos lisos y negros, en señal de que en algún momento allí bajaba agua transparente en cantidades industriales.

Obviamente, allí no hay los ambientalistas que defiendan todo un escenario que la naturaleza de manera pródiga obsequió a miles de visitantes, que alguna vez contó toda una región que ahora está siendo arrasada por un urbanismo mal entendido, que acaba la vida buena de una gran parte de la naturaleza y que exhibe también cómo el hombre destruye toda una riqueza natural y que en buena medida, por ello, igual el calor es sofocante, cuando toda esta región disfrutó de contar con uno de los climas más generosos de cuantos se puedan todavía encontrar en algún de este país devastado.

Por cierto, en la cercanía a los restaurantes típicos que operan en el costado de Xalapa a Coatepec, Casa de Campo, para ser más precisos, todavía existe el puente que cruza a varias de las comunidades que conectan a esa zona con las faldas del Cofre de Perote, que en su momento apadrinó con su construcción el periodista Roberto Blanco Moheno, una de las plumas más críticas del periodismo que se ejercía desde la ciudad de México, durante los días en que don Fernando López Arias, gobernó a Veracruz. Es todo.