EL  CIUDADANO

“…Dios susurra y habla a la conciencia a través del placer, pero le grita mediante el dolor: el dolor es un megáfono para despertar a un mundo adormecido…” CLIVE STAPLES LEWIS

¡VALE LA PENA CUANDO NUESTRO TRABAJO SIRVE A OTROS SERES HUMANOS!. Mi cordial saludo este jueves 19 de octubre del 2023 y con profundo agradecimiento recibo otra carta de quien llamaré ALFIL NEGRO, quien desde su inicio es lector de EL CIUDADANO, pues siempre recibo sus entusiastas saludos y quien al leer el tema de TRASTORNO LÍMITE DE LA PERSONALIDAD, me expresó sus comentarios, diciéndome que por su experiencia de vida tenía alguna identificación y lo invité a escribirme y así lo hizo, dicha carta la reproduzco textualmente con profundo respeto y admiración para usted amable lector, como un testimonio de grandeza en seres humanos excepcionales como NUBE DORADA y ALFIL NEGRO y muchos más que están en el ANONIMATO y en SILENCIO, GRACIAS, GRACIAS, por la confianza de abrir sus corazones y permitirnos escuchar su pensamiento y su sentir: “…Yo recuerdo que a la edad de 2 años tuve un accidente tomando ácido sulfúrico y en ese tiempo lo que hicieron fue dejarme una sonda en el estómago que mi madre me cambiaba después de comer, esta sonda iba agarrada por dentro con un hilo que me salía de la nariz y me daba vuelta por atrás del oído, esto llamaba la atención y risas de los demás niños que me decían “oye traes un hilo” y me lo querían jalar al igual que cuando mi mamá me cambiaba la sonda se volvía un espectáculo para mis primos y hermanos que se asomaban por la ventana y se reían todo eso me daba mucho coraje que se rieran y me preguntaban qué tenía y además de no saber qué tenía contestaba de mala manera o mejor me aislaba y eso ha sido un sello que marca mi vida el AISLARME, ENCERRARME EN MIS PENSAMIENTOS, PENSAR Y REPENSAR EN QUÉ LA VIDA SERÍA DIFERENTE, que algún día yo sería el jefe de todos esos que se reían de mí. La sonda me la quitaron a los 2 o 3 años para evitar que los demás niños me molestaran con el hilo, entonces se volvió una rutina de hacerme unas dilataciones cada sábado con el fin de que el esófago no se cerrara, me dolía, lloraba mucho antes de entrar al estudio donde metían una sonda delgada y luego otra más gruesa y así aumentaban no sé cuántas veces y sangrando varias veces esperando con angustia mi turno me echaba a correr cuando me llamaban y ahí me traían los enfermeros diciéndome que no llorara que no me dolería y yo sentía que me estaban mintiendo. Los viernes eran días de angustia deseando que no llegara el momento de la dilatación, incluso en el camión, camino al hospital yo deseaba que chocara para no llegar a recibir mi tratamiento que era muy doloroso.

Y así hasta que entré a la primaria había cambiado físicamente de cuando salí del hospital que era un niño de 2 años flaquito cabezón que me dejaban sentado en al sol ya después era un niño más repuesto aunque chaparrito y flaquito. Todo lo anterior provocó en mi personalidad, como sensiblemente se puede comprender, que siempre estuviera aislado de los demás y del mundo, para mí era imposible mantener una plática con las personas a mi alrededor y ni que decir de iniciar una y nunca con una niña ni pensarlo, pues para acabarla de amolar en aquel tiempo era solo escuela de varones en la primaria, dicen que INFANCIA ES DESTINO y era yo un niño soñador, aislado, reprimido ( educado a la antigua de obedecer sin replicar ), no me gustaba integrarme en el recreo a los juegos de los demás yo prefería observar desde el barandal del primer piso soñando que yo era el presidente y mi pueblo me aclamaba o bien era yo un general y veía a mis soldados…”.

Hasta aquí parte de la carta y con el favor de su atención en próxima publicación, continuaremos con la carta de nuestro lector ALFIL NEGRO a quien le envío mi abrazo FRATERNO DE SIEMPRE. EL CIUDADANO.