TAN LEJOS DE DIOS Y TAN CERCA DE LOS GRINGOS

VENENOTAS

Por EL TLACUILO

TAN LEJOS DE DIOS Y TAN CERCA DE LOS GRINGOS

AMLO EN GRINGOLANDIA

El presidente gringo Donald Trump quiere igualar con su homólogo mexicano la buena relación que mantuvieron los ex mandatarios de ambos países Abraham Lincoln y Benito Juárez, así lo filtró una fuente anónima de la Casa Blanca.

Se dio a conocer también que Trump desea que López Obrador “se sienta cómodo” durante su visita y así lo está procurando.

En los eventos con los que inició el presidente de México su gira de trabajo, estuvieron representados los dos flancos de mexicanos; en el hemiciclo a Abraham Lincoln, López Obrador recibió porras y halagos por parte de asistentes “espontáneos”, mientras que en el de Benito Juárez fue abucheado.

En México las opiniones están en la misma tesitura con la visita a gringolandia, unos felicitan al presidente y otros lo descalifican; entre los que lo felicitaron ayer está el presidente del PRI de Veracruz, Marlon Ramírez; pero su reconocimiento fue porque viajó a ratificar un tratado creado por Carlos Salinas y sostenido por dos presidentes de México emanados de su partido: ¡irónica y creativa la carta!

AMLO, ¿A LA ALTURA DE LA HISTORIA?

Consideramos que pocas veces un mandatario mexicano ha sido tan elogiado por el Gobierno gringo como lo ha sido López Obrador. ¡Algo quiere Trump!

La relación gringo-mexicano ha estado plagada históricamente de anécdotas y tensiones.

Si hiciéramos un breve recorrido por esa historia no nos aburriríamos; Luis Echeverría, por ejemplo, fue señalado por la CIA como uno de los funcionarios del Gobierno mexicano que durante varios años, antes de ser presidente, realizó trabajo de espionaje para ellos; labor que según los gringos también cumplieron Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz; sin embargo del único que Estados Unidos aportó pruebas de su labor como agente fue de Echeverría, cuando éste aspiraba, después de su sexenio, a ser Secretario General de Naciones Unidas, asunto que no le hizo mucha gracia a los gringos. Así que como lo tenían bien agarrado de los expedientes, lo bloquearon, exhibiéndolo.  

De nada le sirvió al expresidente de México su gira tricontinental creada con el propósito de impulsar su candidatura a la ONU. Su proselitismo lo llevó a ausentarse cuarenta y dos días del país, con complicadas consecuencias.

ADMINISTRANDO LA ABUNDANCIA

López Portillo fue bendecido por el petróleo que tanto necesitaban y necesitan los estadounidenses; el oro negro descubierto durante su sexenio le dio la oportunidad histórica y sin precedentes para emparejar un poco la relación bilateral.

Portillo presionó entonces para lograr frenar los abusos gringos; sin embargo en el pecado llevó la penitencia, pues en el momento que PEMEX celebró contratos para la venta de gas natural a empresas gringas, James Carter ordenó cancelar las transacciones a menos que México aceptara bajar sus precios.

Portillo se engalló por la seguridad que le concedía su riqueza petrolera, y a pesar del avance que ya llevaba la construcción del gasoducto rumbo a tierras norteamericanas, el gobierno mexicano respondió que antes de reducir sus precios prefería no venderle nada a los Estados Unidos, con lo que no hubo de piña.  

La revancha de Portillo vino durante la visita del presidente Carter a México en febrero de 1979; con un discurso que debilitó la imagen del mandatario norteamericano, lapidario Portillo expresó: “entre vecinos permanentes y no ocasionales, el engaño o el abuso repentinos son frutos venenosos que tarde o temprano se revierten”. “Nada injusto prevalece sin violentar la decencia y la dignidad”.

Carter regresó a su tierra a tratar de explicar la severa crítica, mientras Portillo exclamaba en México: “¡Me lo chingué!”.

APERTURA COMERCIAL

Miguel de la Madrid será recordado por heredarnos el Libre Mercado, que quizás sentó las bases para el TLC.  

Paradójicamente a sus políticas de liberación del comercio, Miguel de la Madrid privatizó la banca.

Austeridad y cambio de políticas económicas, acompañados de una personalidad grisácea, hacen que mucha gente pase esa página de la historia sin leerla.

Se reunió más de seis veces con su entonces homologo Ronald Reagan; el punto álgido de la relación bilateral fue el creciente tráfico de estupefacientes: “En la lucha contra el narcotráfico con frecuencia observamos desinformación e insuficiencias. Lo primero, porque en ciertos sectores de Estados Unidos no pareciera aún apreciarse en su justa dimensión los esfuerzos y logros de la campaña mexicana de combate al narcotráfico”. “No será posible vencer al narcotráfico internacional mientras no se ataquen con similar suficiencia y eficacia la producción, la distribución y el consumo”; reclamó De la Madrid en un discurso desde Mazatlán, Sinaloa, con motivo de la visita de Reagan a nuestro país… ¡Ah, si le hubieran hecho caso!, otra sería la historia del narco en México.

LO BUENO DE SALINAS

Uno de los mejores momentos políticos entre Estados Unidos y México se dio durante el mandato del genio de la política Carlos Salinas de Gortari, inventor del Tratado de Libre Comercio trilateral, que puso al mercado mexicano directo a los compradores más poderosos del mundo.

Para llevarlo a cabo se requirió de un exhaustivo trabajo político al interior del país, pues grupos izquierdosos y conservadores se oponían radicalmente a su firma; mientras en E.U. muchos advertían a Reagan lo ventajoso del acuerdo para México.

Sin embargo, independientemente de los gritos y sombrerazos de los opositores, la contundente mayoría del PRI en el Congreso aprobó el tratado en fast-track. ¡Así de simple!

Podemos afirmar sin temor a equivocarnos, que durante ese sexenio cambió radicalmente la relación entre los dos países, que pasaron de ser vecinos a socios comerciales, con Canadá de pilón.

LOS GRINGOS, UN MAL NECESARIO

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte fue firmado por el presidente estadounidense George H. W. Bush, el primer ministro canadiense Brian Mulroney y el presidente mexicano Carlos Salinas de Gortari, en diciembre del año 92. 

Se trata de una ampliación del antiguo Tratado de Libre Comercio entre Canadá y Estados Unidos, que había sido firmado cuatro años antes y que dejaba fuera a México. 

Aunque la polémica aún continúa en torno a si el ahora T-MEC o TLCAN ha ayudado a México o por el contrario lo ha perjudicado, el acuerdo es considerado coyuntural para nuestra economía; por tanto el pretexto de revisar las condiciones del instrumento comercial fue lo ideal para justificar la visita de López Obrador a la Casa Blanca. 

Si damos un recorrido más a fondo por la historia de la convivencia entre ambos países, veremos que el discurso de los presidentes mexicanos durante sus encuentros con mandatarios gringos, nunca ha sido blando.

Estemos atentos ahora de la historia que escribirá Andrés Manuel durante su visita, que podría traerle buenos resultados financieros al país; pero que de momento seguramente les está sacando algunos “pucheros” a los mandatarios aliados de AMLO de los países de política de izquierda, que son antagonistas de Trump.

POSTDATA:

Quizás ahora que visitó AMLO la Casa Blanca, convenció a Trump de que la convierta en Museo.