EL SHOW DEL PASADO
|HISTORIAS DE REPORTERO
Carlos Loret de Mola
EL SHOW DEL PASADO
Como
ya se acabaron las series de Netflix en la larga cuarentena, el Gobierno del
presidente López Obrador pone a disposición del público una triple cartelera
para el entretenimiento ciudadano: Lozoya, Duarte y Zerón.
Que nadie malinterprete: ojalá se haga justicia y se borre todo asomo de
impunidad en los delitos que se imputan a los tres personajes. Pero como el
mismo presidente AMLO sostuvo en su larga trayectoria como opositor, “en
política no hay casualidades”.
En un momento en que López Obrador prefiere que el pueblo no vea lo que está
sucediendo en el presente, se alinean tres espectáculos políticos para recordar
el ominoso pasado y resucitar el discurso que lo llevó a arrasar en las
elecciones de 2018. Como no tiene ningún resultado que presumir en el presente,
lo que le queda es apostar por recordar el pasado: corrupción, corrupción,
corrupción.
Odebrecht, Fertinal, Agronitrogenados de Lozoya. Los ranchos, el banco, el
dinero a las campañas priistas de Duarte. Ayotzinapa, los interrogatorios, la
verdad histórica de Zerón. Cada serie tiene varios capítulos y varias
temporadas.
La detención, el encarcelamiento, la extradición, el traslado, los videos, las
declaraciones incriminatorias de Emilio Lozoya.
La huida a Nuevo México y Florida, la aprehensión en el lote de autos, la
cirugía plástica, la vida americana de César Duarte. Los nuevos hallazgos, la
tortura, el escondite, la búsqueda y llamado a cuentas de Tomás Zerón.
Hay show para rato. Así la gente se distrae un poco. Se olvida de que el
Gobierno dijo que serían máximo 6 mil muertos por la pandemia y ya vamos en 36
mil, seis veces más. Se olvida que el Gobierno prometió crecimiento económico y
antes del coronavirus, ya nos tenía al borde de la recesión.
Se olvida que el Gobierno se quedó cruzado de brazos y a diferencia de casi
todos los países del mundo, no lanzó un programa de rescate económico para la
gente por el Covid-19; esa inacción ya quitó ingresos a 20 millones de mexicanos.
Se olvida de las cifras récord de inseguridad mientras se consiente a
criminales. Se olvida de que Trump se lleva elogios, pero las feministas y los
papás de niños con cáncer se llevan insultos.
La narrativa ya puede ser otra. La de un Presidente que cumple con su principal
promesa de campaña: combatir la corrupción.
Y así nos acordamos del pasado al que no queremos volver. Y así las encuestas
empiezan a reflejar buenos vientos para la popularidad presidencial.
Solo que hay que recordar lo que dicen los encuestadores: este tipo de golpes
de efecto no sirven de mucho si el Gobierno no da resultados. Ahí está el
principal reto del Presidente.
Por mucho que estire la trama de estos tres thrillers políticos, si no logra
que mejoren las condiciones de la economía y la inseguridad, no le alcanzará.
Por ahora, a disfrutar del espectáculo.