REFORMAS EN EL PRI, PARA BUSCAR LAS 15 GUBERNATURAS

60 SEGUNDOS

RAÚL GONZÁLEZ RIVERA  

REFORMAS EN EL PRI, PARA BUSCAR LAS 15 GUBERNATURAS

            Mientras las divisiones y golpeteo se dan un día y otro también, en todos los partidos políticos el viejo régimen tratará de remontar con una cauda de acuerdos a sus estatutos y ordenamientos internos para poder presentar candidatos en las 15 gubernaturas que estarán sujetas al juego electoral del próximo año de 2021.

            El desorden partidario es tal, que por botón de muestra más elocuente es el que brinda al respetable público nacional, el caso patético que denota la escritora Lily Téllez a la cual encontraban algunos como una tiradora de cierto lujo a los puestos públicos, tras de una carrera que aparentaba la defensa de las mujeres, sobre a las que rechazan el aborto.

            La intelectual se abanderó con colores del PAN y obtuvo senaduría con colores de Morena, pero no aguantó que le negaran desde ahora su designación como candidata al gobierno de Sonora, seguramente contradijo a Marko Cortés el dirigente blanquiazul y botó la camiseta albiazul para buscar de nueva cuenta –dicen los malvados– su inclusión en las trincheras de Morena.

            Como se sabe, en medio de esta anarquía y caos que encaran las agencias de colocaciones políticas, Morena bien pudiera si no se descuida predominar en la obtención de chambas políticas el año entrante. Así que la periodista Lily Téllez bien pudiera reencontrarse con el partido que le abrió las puertas, aunque no le da ninguna garantía de que vaya como abanderada suya al gobierno estatal de Sonora, y menos que conquistando sus colores sea una candidata triunfadora en dichos comicios electorales.

            Así que en todo este desmadre –se dice–, los socios priistas, que en eso del agandalle son los mejores, se preparan para el gran asalto y de inmediato hacia los interiores negruzcos de sus reglamentos, acuerdos y demás yerbas, se propondrán abrir las puertas a todo aquel que sienta que lo desheredaron partidariamente, para ya con el cobijo del priismo vayan con todo para figurar en las boletas electorales de los quince estados, en los cuales elegirán a sus gobernadores.

            Por supuesto, que en este sentido los priistas son mano y pudieran recobrar en serio una parte del territorio perdido con singular escándalo, en el último proceso electoral de 2018.

            Sobre todo que sabrían aprovechar que en todos los partidos inclusive en Morena, el golpeteo hacia sus interiores está a la orden del día.

            Nadie creería que en un segundo año de gobierno, un secretario, el de Semarnat, un señor de apellido Toledo, le diera hasta con la cuchara al régimen que lo amamanta y hasta dirija misiles verdaderamente fatalistas en contra de la propia institución presidencial.

            En los mejores tiempos del viejo régimen o el de los panistas, un caso semejante no se habría perdonado por ningún concepto.

Empero en días como éstos, la pandemia igual trae aparejado el enojo y choques internos en todos los partidos políticos, a grado tal que se diga que pudiera estar dándose una poderosa fuerza detrás de todo ello, precisamente con la intención medular de irrumpir en el fatídico año electoral 2021 con una guerra intestina, que deje a todos menos que chamuscados y con un pueblo, que ya sin alientos ni esperanza alguna, se decida por echar fuera a todos, porque la patria, señores, es primero. Al tiempo. 

TAMBIÉN MEADE VEÍA SU CAÍDA DEBIDO A PRIISTAS CORRUPTOS 

Muchos difieren de lo que está haciendo el régimen federal en lo que se refiere al combate de la corrupción en linderos políticos y policiacos y del poder judicial, pero repasando la historia reciente habría que recapitular que el propio abanderado del PRI, José Antonio Meade Kuribreña, habría de perder la elección, como víctima en el alcance de la obra cuestionada que realizaron los socios del priismo por muchos años, sin que se aplicara un solo correctivo en contra de los políticos rateros y criminales.

Meade se proponía llevar a cabo una tarea poco menos que titánica, porque para esos días de campaña el país se encontraba realmente hecho añicos y era presa de la corrupción, inclusive de la vida social y cotidiana de las mayorías aplastantes de los mexicanos.

México se había consolidado tras de 80 años ininterrumpidos de cometer sus políticos los saqueos más desproporcionados, el enriquecimiento de los servidores públicos era ofensivo e insultante y una paga a sus altos funcionarios públicos que, en realidad, no dejaba de ser una bofetada en despoblado a un grueso de connacionales que rebasaba ya los cien millones en este país.

Meade, el candidato priista, conocía el papel de varios de los ex presidentes de la república, significando sobre todo la imagen y trayectoria del general Lázaro Cárdenas. Con el general se dieron el decoro, la serenidad y el desarrollo en todos los ámbitos de la vida nacional, tras de los regímenes que socavarían las riquezas nacionales en favor de unos cuantos, como se acusaba que fue el que representó don Miguel Alemán Valdés.

Por supuesto, que al vaivén de como transcurrían los hechos que conformaban la historia de México, a la manera del general Antonio López de Santa Anna, los políticos se acomodaban, sin ningún rubor ni vergüenza ni ideología, al dictado del son como se los tocaran.

Sobrevino el cambio, sí, con Carlos Salinas de Gortari, cuando éste perdió la brújula y anunciaba que los mexicanos se debían disponer a administrar su riqueza, porque ya no serían más pobres y como corolario ocurriría el cobarde asesinato de Luis Donaldo Colosio. Muchos mexicanos acusaron que la ejecución se dio porque ante el fuerte mensaje del candidato presidencial, los priistas de las altas esferas se sintieron acorralados, al grado de decidir la muerte del abanderado en cuestión.

Así que los criminales mandaron a la calle a un matón de nombre Mario Aburto –siempre se dijo que no el que está preso–, quien habría de disparar su pistola sobre la humanidad del candidato durante un mitin que se celebraría con su asistencia en Lomas Taurinas, Tijuana.

Teniendo el presidente Salinas que designar a un nuevo candidato, recayendo la elección en un economista, alumno destacado del Politécnico, con más carrera administrativa que política. Ernesto Zedillo Ponce de León iniciaría su ejercicio presidencial denunciando el “error dediciembre”, con que sepultaría literalmente los seis años del régimen Salinista en materia económica.

Por supuesto, si los tricolores quieren, EZPL pasará a la historia como el demócrata que abrió la puerta del país a un ejercicio democrático bajo el cual llegó a sucederlo el panista Vicente Fox.

Representó al único gobierno a la fecha que redujo la inflación e incrementó el desarrollo social y económico hasta en un 7 por ciento.

De tajo eliminó a diez ministros de la Corte, los cuales en el ayer y ahora siguen cobrando las más altas percepciones salariales, de cara a cualquier otro gremio de trabajadores mexicano.

Al terminar su gestión, se fue a los Estados Unidos de Norteamérica, en donde imparte clases en el Doctorado de Economía y asesora a consorcios empresariales poderosos gringos. Antes que ninguno otro de sus iguales renunció a cobrar su pensión como ex presidente de México.

Sin duda, EZPL fue un referente en la campaña de Meade, pero lamentablemente para su campaña el grueso de mexicanos no le creyó.  

PRESUNTO CULPABLE” YA DABA A CONOCER LA JUSTICIA CORRUPTA

No es de ahora, sino de siempre quizá en el actual sistema de justicia, que se aborde el tema con aires de condena en contra de los juzgadores, los ministros, los agentes del ministerio público y por añadidura los abogados litigantes.

Aquella muestra fílmica tuvo una escasa circulación, quién sabe por qué, pero ya abordaba los asegunes, circunstancias y malas pasadas que se experimentan todos los días en los mentideros de la justicia.

La obra trata de un proceso penal al que pareciera no importarle la verdad sino la obtención a por cualquier medio de descubrir a unos culpables, a los que hay prisa por meter a la cárcel.

La autoridad sólo hizo caso a la declaración de un menor de edad para inculpar a un inocente, el documental nos ilustra una denuncia con todos sus detalles acerca de un proceso penal que aprehende, encierra y sentencia a personas inocentes, sobre todo jóvenes y de escasos recursos.

Obviamente, no se trata de un accidente, sino de una circunstancia que se repite sistemáticamente en el argot de los juzgados, tribunales y la justicia.

El debate sigue acerca de saberse si realmente en el proceso penal mexicano se cumplen los criterios tantas veces anunciados de la técnica moderna, que en el caso se deben a la investigación criminal.

Y es que persiste la duda también hoy día, acerca de que se pueda garantizar que las distintas policías estén bien capacitadas. En la película Presunto Culpable, la escena del crimen es frecuentemente alterada y los testimonios, como suele ser, se obtienen bajo extorsión o de plano se falsifican.  

Si bien es cierto que la auto-confesión continúa siendo la reina de todas las pruebas, abogados litigantes del ayer y del ahora confirman que muchas veces ésta se da bajo  tortura, se agregan pruebas testimoniales o las que no convienen se desaparecen arbitrariamente.

Los abogados de oficio, en el pasado, pero que con distinto apelativo, siguen siendo partícipes de este tipo de procesos, suelen ser seleccionados de entre los menos preparados jurídica y culturalmente. El grueso de abogados en la asignatura del penal evidencian numerosa pobreza intelectual y escasez de conocimientos, así como hay los notables que cobran honorarios que no cualquiera puede pagarles.

Al otro lado de la barandilla los jueces prefieren no fijar nunca su vista en el rostro de los sentenciados y en la mayoría de las veces temen dejar en libertad a un supuesto criminal, porque no ignoran que sus superiores los puedan echar fuera de sus oficinas. Razón esta última quizá para que en la actualidad de cien casos presentados ante las agencias del MP o las fiscalías, y que son canalizados a un juzgado penal, 98 por ciento sigan recibir una sentencia.

Por supuesto, el documental aludido de Presunto Culpable deja sobre la mesa de los debates varias interrogantes acerca de la realidad de cuanto ocurre en México, como éstas: ¿Cuándo la presunción de inocencia será un principio jurídico a respetar? ¿En qué momento el país contará con una policía que sepa investigar?… ¿Llegará el día en que se cuente con un MP o una fiscalía realmente independiente? ¿Cuándo México tendrá jueces, cuya carrera no dependa de lo que digan sus superiores? Es Todo.